Dos casos de ébola sin contacto con el «paciente cero»
Son familiares de dos contagiados por el médico que introdujo la enfermedad en el país
eduardo s. molano
Con lentitud y en silencio, así se abre paso en las últimas semanas la epidemia de ébola en Nigeria, país que no comparte frontera terrestre con el foco del brote. Ayer, el Ministerio de Salud nigeriano anunciaba los dos primeros casos del virus en su ... territorio sin contacto directo con el «paciente cero», Patrick Sawyer, quien introdujo la enfermedad en el país africano tras un viaje procedente de Liberia.
Se trata de familiares de dos contagiados por este consultor, quien, el pasado 20 de julio, aterrizó en la ciudad nigeriana de Lagos desde la capital liberiana, Monrovia, para acudir a un foro económico internacional. Su estado ya entonces era totalmente decrépito, después de haber sido infectado por su hermana en Liberia, quien había fallecido de ébola el 8 de julio. Sawyer finalmente perdería la vida cinco días después de su llegada a Nigeria, tras dejar un reguero de doce contagiados , con cuatro muertes por ébola.
Sin embargo, hasta ayer, todos estos casos formaban parte del personal, ya fuera sanitario, de limpieza o protocolo, que tuvo contacto directo con él a su llegada al aeropuerto de Lagos.
Desde el inicio de las investigaciones, se estima que hasta 70 personas estuvieron en trato con Sawyer en Lagos hasta su ingreso hospitalario (las cámaras de seguridad del aeropuerto muestran que siempre evitó cualquier roce innecesario). No obstante, la bola de nieve de este liberiano continúa en aumento: la semana pasada, el ministro de Sanidad, Onyebuchi Chukwuen, ya advertía que el número total de personas bajo vigilancia era de 169.
Este nuevo grupo corresponderían a las personas en relación directa con la primera cuarentena, no con el propio Sawyer (como los nuevos infectados). Es decir, de 70 a 169 posibles infectados sin acariciar al «paciente cero».
Pero si en Nigeria continúan los casos (pese al más que evidente intento de control gubernamental), en los países focos del virus la epidemia parece haber cruzado ya su Rubicon moral. De acuerdo a las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número total de casos (presuntos y confirmados) es de 2.473, con 1.350 muertes . La situación se ha agudizado especialmente en Liberia, donde solo entre el domingo y el lunes se produjeron 126 nuevos contagios, así como 95 fallecimientos. En ese mismo periodo, los decesos en Sierra Leona fueron nueve y en Guinea, dos.
«No estamos quedando sin medicamentos. Las madres ya no saben cómo tratar a sus hijos», denunciaba ayer a este diario en conversación telefónica Archie Ponpon, activista pro derechos humanos residente en el barrio de West Point, situado en la liberiana Monrovia y en cuarentena desde el martes.
Aislados en Monrovia
Desde ese día, la orden en este arrabal, donde conviven más de 75.000 personas, es clara: Nadie puede entrar y nadie puede salir. La medida fue tomada por la presidenta del país, Ellen Johnson Sirleaf, después de que a l menos 17 presuntos enfermos de ébola escaparan (con posterior regreso) en la madrugada del sábado al domingo de una clínica de aislamiento. De forma paralela a esta decisión que deja a su suerte a los residentes del distrito (Sirleaf, nadie olvide, fue elegida premio Nobel de la Paz en 2011 ), los disturbios amenazan con explosionar la ciudadela, símbolo de la miseria económica que asuela el país. En este sentido, Ponpon aseguraba que uno de los cuatro civiles heridos en las últimas protestas se debate entre la vida y la muerte tras recibir un disparo en el abdomen. Según el activista, el Gobierno habría desestimado la evacuación («Nadie entra, nadie sale») del intercepto, de nombre Titus Nyumah. Consultadas fuentes policiales sobre esta cuestión, las autoridades decían «desconocer el caso».
Pese a ello, la creciente alarma por ébola en los asentamientos chabolistas de Liberia es solo un muesca más a la crisis médica y sanitaria a la que se enfrenta el país africano.
Ya en 2008, Naciones Unidas denunciaba que el asentamiento de West Point solo contaba con cuatro urinarios públicos (el resto eran de pago) para sus 75.000 residentes. Ese mismo año, en el país africano se registraron más de un millar de casos de cólera. La mayoría, en los asentamientos chabolistas de Monrovia. El problema es que, ahora, el ébola salpica más fuerte y más lejos al Gobierno.
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