El Patriarca Oriental asistirá por primera vez a la investidura del Papa Francisco

Ciertamente, al evento acudirán líderes de todo el mundo, pero lo significativo –y fascinante- de la visita de Bartolomé es que se trata del primer gesto de este tipo en casi un milenio. Exactamente desde 1054, año en el que se produjo el Gran Cisma de Oriente, en el que la Cristiandad quedó dividida en dos ramas, la Ortodoxa, cuyo Patriarcado quedó establecido en Constantinopla (la actual Estambul), y la Católica de Roma.

La iniciativa de Bartolomé I está en consonancia con la visión conciliadora entre ambas ramas defendida por este religioso. Tras la elección del Pontífice, el Patriarca estuvo entre los primeros en felicitarle, en una misiva en la que expresaba su deseo de «continuación de nuestro viaje hacia la reconciliación y la consolidación del diálogo para la unidad de nuestras Iglesias Hermanas».

No es la primera vez que el líder de la Iglesia Ortodoxa Griega se manifiesta a favor de una reunificación entre ambas ramas del cristianismo. En 2009, en una entrevista con el periodista estadounidense Charlie Rose, aseguró que una reunificación «es posible». «Debemos ser optimistas. Llevará tiempo porque la separación entre Oriente y Occidente se remonta al siglo XI, y semejante lapso de casi diez siglos no es fácil de llenar de un día para otro. Pero es importante que hayamos empezado», aseguró el Patriarca en la entrevista. Un mensaje que repitió el pasado octubre, en el 50 aniversario del Concilio Vaticano II. «Esperamos que las barreras entre las Iglesias Oriental y Occidental serán eliminadas», afirmó.

La reunificación es aún más deseable para esta congregación cuanto que el Patriarca carece de sucesor. Según la legislación vigente, este cargo debe ser ocupado por un turco, y ninguno de los cristianos ortodoxos de Turquía parece cualificado para el puesto. Como solución, el gobierno turco ha ofrecido la ciudadanía turca a otros arzobispos ortodoxos extranjeros, pero ninguno de los que la ha solicitado la ha conseguido.