Los síntomas y el tratamiento de la astenia otoñal desde la experiencia de una psicóloga
La sevillana Isabel Montes, especialista de Viamed, da las claves para enfrentarse al decaimiento que suele traer el cambio de estación
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El cansancio suele ser una sensación habitual a la llegada del otoño
Cada cambio de estación genera en el cuerpo sensaciones diferentes. Algunas veces, el paso de una a otra es más suave. Otras, como ocurre con la primavera, es sinónimo de una auténtica revolución del organismo.
La última transición que hemos vivido, ... la del verano al otoño, es una de las más complejas aunque no lleve aparejado ningún refrán que nos advierta de que vamos a experimentar vaivenes en el estado de ánimo o en la energía.
Tanto es así que existe incluso la astenia otoñal, un trastorno adaptativo que suele identificarse con «agotamiento, somnolencia, ánimo bajo, apatía, irritabilidad, dolor de cabeza, dificultad para concentrarse y, en ocasiones, disminución de la libido». Así lo explica Isabel Montes, psicóloga general sanitaria del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz.
Ni todo el mundo la sufre ni la percibe como tal, pero es cierto que afecta a buena parte de la población. Montes sitúa la causa en la reducción de horas de luz natural, que «provoca un desequilibrio hormonal hasta que nos adaptamos a la nueva estación».
Isabel Montes, psicóloga general sanitaria de Viamed
Esto entronca con una cuestión bioquímica: la producción de serotonina, a menudo conocida como la hormona del bienestar. «Se fabrica en el cerebro cuando hay luz. Sin embargo, cuando ésta desaparece nuestro cerebro produce melatonina, hormona que ayuda a conciliar el sueño. Este es el motivo por el cual algunas personas sienten un mayor cansancio, somnolencia y desánimo a medida que los días y, por lo tanto las horas, de luz son más cortas», explica la psicóloga, que además recuerda que el otoño llega «con el final de las vacaciones y la vuelta a la rutina, lo que hace todavía más difícil nuestra adaptación»
En el caso sevillano quizás es aún más complejo, puesto que decae el tiempo y la intensidad de la luz pero en cambio se mantienen las altas temperaturas estivales, que siguen permitiendo planes o costumbres propias de los meses pasados. «Si bien no hay una base científica en esto, y aunque el cambio de clima es algo que agrava este proceso de adaptación, es probable que seguir manteniendo una sensación térmica de verano/vacaciones y a la vez tratar de convencer a nuestro sistema de lo que supone el cambio de estación no ayude a gestionarlo y pueda provocar confusión», aclara Montes. «Dicho esto, tenemos la ventaja de poder seguir disfrutando del sol, el cual nos da vitalidad», sitúa como contrapartida.
Cuándo acudir al médico
Es cierto que el cansancio que deja la astenia otoñal no es grave y que, por lo general, no debería extenderse más allá de 15 días. Un mes a lo sumo. Esa sería la frontera para solicitar atención médica, pues igual el decaimiento viene provocado por otras causas.
La profesional de Viamed puntualiza que hay casos concretos en los que, en vez de somnolencia, lo que sobreviene es insomnio. «Esto influirá en que nos sintamos aún más faltos de energía con la que afrontar nuestro día a día».
Cómo paliar los síntomas de la astenia otoñal
El camino para atajar las consecuencias de este trastorno pasaría por establecer una rutina y seguir hábitos saludables. Lo lógico es mantenerlos todo el año, pero ante situaciones así, mucho más. «El cerebro se entrena y aprende», es la máxima de la especialista sevillana.
Para ello, las claves que aporta son «mantener una rutina de sueño adaptándonos a las nuevas horas de luz y tratando de ajustarlas para que nos levantemos y acostemos siempre a una hora similar; realizar algún tipo de ejercicio ya que contribuye a un mejor descanso y bienestar; cuidar nuestra dieta eligiendo alimentos ricos en triptófano (aminoácido clave para la producción de serotonina y que se encuentra en lácteos, huevos, frutos secos…) y alimentos ligeros en la cena para contribuir a una buena digestión durante la noche».
Además, Montes incide en la importancia de exponerse al sol unos diez minutos diarios «para aumentar nuestros niveles de serotonina y de vitamina» y de «gestionar nuestros pensamientos negativos tratando de buscar la objetividad más realista».
A priori «no sería necesario un tratamiento farmacológico, a no ser que dicha astenia esté acompañada de alguna patología», aclara para recordar que «es posible la ayuda de medicamentos naturales y de forma puntual para una mejora del sueño, por ejemplo».
Finalmente, y en comparación con la astenia quizás más conocida, la primaveral, podrían entenderse como la misma sacudida para el cuerpo, pero en ningún caso tienen porque tener una correlación: «Hay personas más resilientes que otras, pero el momento vital también es influyente en cómo lo vivas por lo que en principio, una persona que está decaída con la llegada del otoño no tiene porque estarlo con la llegada de la primavera», concluye.
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