Los pros y contras de las actividades extraescolares para los niños desde el prisma de una psicóloga educacional
La sevillana Arantxa Ybarra ofrece las claves para sacar el máximo beneficio a las horas de la tarde y al propio rendimiento académico
Más de 172.500 estudiantes de Infantil, Primaria y Educación Especial comienzan este lunes el colegio en Sevilla
Sevilla
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Iniciar sesiónComo suele ser habitual cada mes de octubre, las actividades extraescolares vuelven a convertirse en parte fundamental del día a día de numerosos chavales en la comunidad andaluza.
El término supone un amplio paraguas que abarca desde complementos formativos a sesiones deportivas ... y/o artísticas y sin duda ofrece un sinfín de beneficios para el niño que dedica sus tardes a algún contenido que trascienda las horas lectivas matinales.
Para explorar las bonanzas de las actividades extraescolares -y su parte negativa, si la hubiera- contamos con la experiencia y conocimiento de la psicóloga educacional Arantxa Ybarra Otín, que no duda en enviar un claro mensaje a las familias: «Yo recomiendo que los niños hagan extraescolares porque son fundamentales por muchos motivos. El primero, desde el punto de vista de la organización para el estudio, porque los niños que no tienen otra cosa que hacer en la tarde salvo estudiar tienden de forma natural a dejarlo y dejarlo hasta que se les echa el tiempo encima, lo cual no es nada beneficioso. Al tener actividades se tienen que estructurar la tarde de estudio, se tienen que organizar mejor el tiempo».
A la hora de optar por el tipo más adecuado de actividad extraescolar, Ybarra se decanta más por los contenidos de corte deportivo o artístico. «Es un extra y muy necesario. Un estudiante tiene que cuidar todas sus facetas para que luego todo eso repercuta en un autoestima en condiciones y, finalmente, en su estudio». Todo esto sin entrar en detalle en las implicaciones positivas que tiene para la salud, porque «favorece el ejercicio, el movimiento, y la liberación de endorfinas».
Otra de las dudas que tienen muchos padres orbita en torno al volumen de actividades extraescolares que debería asumir el niño, y que según la experta opinión de esta psicóloga sevillana debería cubrir todas las tardes o, al menos, la mayoría: «vuelvo a insistir en lo positivo que son para estructurar los tiempos de estudio. Además, en las edades que estamos considerando no están afrontando unas oposiciones al Registro de la Propiedad -bromea-, es decir, que no necesitan estar estudiando todas las horas de la tarde».
Un complemento que siempre suma
Ybarra se muestra especialmente en contra de que los padres usen las horas de entrenamiento del niño como premio o castigo al rendimiento escolar. «No me parece, porque es un complemento más y beneficioso para el estudiante. Además, impedir esa práctica deportiva hará que el niño tienda más al desastre, al 'ya me pondré, ya me pondré'...». Su filosofía es la de entender al chaval no sólo como un estudiante, sino también como un deportista, un amigo de sus amigos... diferentes prismas de la persona que al final contribuyen a su felicidad general.
De aquí se puede extraer fácilmente que para esta profesional las actividades extraescolares son todo ventajas, pensamiento sobradamente justificado gracias a su experiencia en centros educativos de referencia en Sevilla como el Highlands School, el Buen Pastor o el Sagrado Corazón de Jesús.
Es más, no se muestra especialmente partidaria de que los niños tengan que estudiar en las extraescolares. «Si existe alguna dificultad en el aprendizaje habrá que buscar apoyo en materias concretas, pues no quedará otra, pero eso al final no va a motivar al alumno. Pienso que bastante carga lectiva y exigencias tienen ya en el colegio o instituto como para encima tener actividades extraescolares de tipo académico», añade.
Progresar estudiando
En ese sentido, Ybarra aboga por afinar la manera en que se estudia ya desde pequeños. «Los niños deben ser autónomos, lo cual es complicado porque no tienen las herramientas en la mayoría de las ocasiones, no les enseñan a estudiar, y eso habría que cambiarlo. Deben contar con un método basado en cumplir lo que ellos se proponen como objetivo, no lo que deciden sus padres o sus profesores», explica acerca de un proceder que aumenta la motivación pues «el alumno no estudia para que la madre lo deje en paz o esté contenta, sino porque siente que es su obligación. Lo otro será una consecuencia estupenda, pero no el objetivo».
Finalmente, y en relación a los períodos de descanso largos como pueden ser las vacaciones estivales o las navideñas, la psicóloga apuesta por valorar el esfuerzo, con matices: «Si lo ha aprobado todo, por supuesto que no debe hacer nada porque son vacaciones merecidas y eso le carga las pilas a cualquiera para el resto del año. Si el niño necesita un refuerzo, no veo mal que dedique un ratito estructurado al día a ese estudio. Y si no se ha esforzado y le han quedado varias asignaturas, pues entonces claro que tendrá que estudiar en vacaciones». La máxima es evidente, «los niños tienen que saber que su comportamiento, para bien o para mal, tiene consecuencias». Aprender eso es, en sí mismo, otra de las claves.
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