Mitos y realidades de los complejos vitamínicos: qué son, para qué sirven, qué efectos tienen...

De hecho, es un convencimiento muy establecido el pensar que podemos consumirlos cuando queremos para mejorar nuestras dietas . Sin embargo, lo que en ocasiones creemos sobre este tipo de complementos vitamínicos no es del todo cierto .

Por tanto, la pregunta es: ¿funcionan realmente los complejos vitamínicos? Antes de conocer los mitos y verdades de estos suplementos es importante definir qué son.

Los complejos vitamínicos son suplementos dietéticos hechos para proporcionar ciertas vitaminas o minerales al cuerpo . Lejos de lo que pueda parecer, los complejos vitamínicos son complementos y no pueden tomarse como sustitutivos de otros factores como la alimentación o el deporte.

Por lo general, además de vitaminas y minerales, los complejos vitamínicos se utilizan para aportar al individuo una cantidad adicional de aminoácidos, ácidos grasos y otros nutrientes que a veces no se consiguen a través de nuestra alimentación. Sin embargo, se deben tener en cuenta algunos aspectos antes de consumir complejos vitamínicos.

Según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) , «los suplementos vitamínicos solo están indicados en aquellas personas que tienen un déficit de ellos. Por ello, con una alimentación equilibrada no hay necesidad de consumirlos , solamente en estados de carencia».

Es por eso que es importante que antes de tomar un complejo vitamínico por nuestra cuenta, consultemos con un profesional sobre si puede o no tener contraindicaciones en nuestro caso concreto, ya que según los expertos de la SEMG no todas las personas pueden tomarlos .

En cuanto a su efectividad, antes de tomar cualquier tipo de complejo vitamínico, debemos tener en cuenta varios aspectos que por lo general no son muy conocidos:

— Incompatibilidad de ingredientes : Una de los principales peculiaridades de este tipo de suplementos y que no conoce la mayoría, es que para que un complejo vitamínico sea realmente efectivo sus ingredientes deben ser compatibles entre ellos . Y es que muchas vitaminas y minerales «compiten» entre ellas para ser absorbidas y ocupar una mejor posición en el cuerpo. Por ejemplo, el zinc puede poner en peligro la absorción natural de aminoácidos e hierro, o el magnesio la absorción del calcio .

— Dosis homogéneas : Como se mencionaba previamente, es necesario acudir a un profesional médico antes de empezar a consumir complejos vitamínicos. De hecho, otro de los grandes problemas de los complejos multivitamínicos es que se toman en dosis homogéneas no personalizadas , por lo que a cada persona que lo tome se le puede estar suministrando una dosis que a lo mejor no se ajusta a sus necesidades .

— El propósito por el que se tomen : Precisamente, porque cada cuerpo es un mundo, debemos informarnos sobre el complejo vitamínico adecuado para el objetivo que estemos buscando. Por ejemplo, la vitamina C es buena para catarros y gripes, la vitamina B ayuda a mantener los nervios sanos o el yodo a mejorar los problemas de tiroides. Es por eso que se debe atender a las indicaciones del nutricionista, farmacéutico o médico de confianza que nos atienda, ya que estos complejos vitamínicos están pensados para «ayudar» con patologías médicas y deberán ser siempre controlados por estos profesionales.

— Mitos publicitarios: Las vitaminas no son milagrosas y sus efectos no son los mismos que los de los medicamentos. De hecho, ni siquiera son es un producto adelgazante o energético como piensan muchos. Es cierto que algunas de ellas , como por ejemplo la vitamina C, tienen una importancia innegable en el organismo , pero no va a evitar que nos contagiemos de una gripe o un resfriado, aunque puede ayudar a paliar los efectos de estas enfermedades. Aun así, es necesario controlar las dosis , ya que el exceso de vitamina C, por ejemplo, puede traducirse en vómitos, diarreas y otros problemas de salud.