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Los últimos supervivientes de los quioscos de Utrera
El urbanismo de la ciudad se encuentra marcado por la presencia de más de una decena de quioscos completamente abandonados
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Iniciar sesiónLos tiempos en los que prácticamente cada barriada de Utrera contaba con un quiosco, que en cierta manera vertebraba el día a día de los vecinos, han pasado directamente a la historia. En los últimos años, la mayoría de estas instalaciones han ido cerrando uno ... detrás de otro. Un problema que afecta tanto a los clásicos quioscos de chucherías como a los quioscos de prensa. Así, en la actualidad, se pueden contar casi con los dedos de una mano los quioscos que siguen abiertos contra viento y marea.
La situación está comenzando a generar incluso problemas para los propios vecinos, ya que muchas de las construcciones que acogían estos quioscos, se han abandonado de tal manera que se han convertido en nidos de suciedad, ratas y focos de infecciones. Después de que las diferentes familias dejaran de gestionar estas instalaciones, la mayoría de ellas de titularidad municipal, el abandono ha sido más que evidente. Una deriva que incluso ha provocado que en algunas barriadas de Utrera –como es el caso de la calle Covadonga- los vecinos se estén organizando, recogiendo firmas, para pedir que se proceda a la demolición del quiosco.
Muchos de estos quioscos han formado parte de la historia y de la vida de varias generaciones de utreranos, como es el caso del quiosco Rosita –en la pleno centro en la plaza de la Constitución-, el de El Punto, el de las papas fritas de La Vereda o el que estaba junto a la estación de tren de Renfe.
Como está ocurriendo con muchos comercios tradicionales, la razón principal que sobrevuela en torno a este problema es que las familias que han gestionado de manera clásica estos quioscos, han llegado a su jubilación, y detrás no viene nadie que quiera hacerse cargo de un negocio de estas características. Una problemática que afecta a los quioscos clásicos donde se vendían chucherías, que con la proliferación de todo tipo de superficies comerciales en los barrios de una ciudad como Utrera, han dejado prácticamente de tener sentido, encontrándose en la actualidad construcciones cerradas y abandonadas en toda la ciudad.
Quioscos abandonados
Y con respecto a quioscos que se dedican a otro tipo de productos, en el centro de Utrera apenas quedan tres quioscos en los que es posible comprar prensa y revistas. Tres quioscos que se ubican en la plaza del Altozano, en la calle Álvarez Hazañas y en la avenida María Auxiliadora casi a la altura de la esquina con la calle Cristóbal Colón. Más allá del centro de la localidad, comprar la prensa del día se ha convertido en una tarea cada vez más complicada.
Uno de los lugares más emblemáticos para comprar la prensa es el quiosco que se encuentra en la plaza del Altozano, que gestiona Juan Rodríguez junto a su mujer María desde hace prácticamente dos décadas. Juan ha experimentado en sus carnes el descenso de demanda que ha experimentado este producto desde que se hizo cargo de este quiosco. «Es cierto que el consumo de prensa ha bajado muchísimo en estos años, la realidad es que cada vez se lee menos, y lo que se lee, es a través casi siempre por internet. La gente prima la comodidad y la economía», explica el utrerano.
Otro de los puntos en los que se puede comprar prensa del día y revistas se encuentra en la calle Álvarez Hazañas, muy cerca del bar Casa Basilio y está gestionado por el utrerano Fernando Fernández. Se hizo cargo de este quiosco en el año 2013, por lo que también ha sido testigo de la lenta decadencia que ha experimentado la venta de prensa a lo largo de la última década.
«El cliente que compra prensa es de una determinada edad, normalmente de 30 años en adelante, los jóvenes es muy raro que compren periódicos», explica Fernando, quién también precisa cómo hay otro tipo de cliente «ya bastante más mayor, que son los que están suscritos a un periódico».
Otro aspecto que hay que tener en cuenta es cómo han cambiado también las costumbres en los bares, ya que antes era muy habitual encontrar incluso varios periódicos distintos en este tipo de establecimientos y ahora cada vez es más difícil encontrar bares que adquieran diariamente la prensa. «Los bares por ejemplo que abren nuevos no tienen esa costumbre tradicional de comprar periódicos», apunta Fernando, quién también explica como «si es verdad que los días que hay acontecimientos importantes, ya sea de índole deportivo o algún suceso, se percibe un aumento en la venta de periódicos».
Estos quioscos se han convertido en bastiones donde la palabra escrita se convierte aún en un bastión para muchos utreranos que acuden a estos lugares con la ilusión de toda la vida. Con la ilusión de encontrar en sus páginas historias que merecen la pena y todo tipo de noticias en un mundo que en demasiadas ocasiones va demasiado rápido.
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