José María Cabeza: «Los aparejadores desempeñan un papel histórico fundamental»

Durante su intervención, Cabeza recordó cómo los aparejadores «surgen en el seno de aquellas importantes construcciones encargadas por la corona, el clero, la nobleza y los municipios, puesto que a la hora de llevar a cabo estos tipos de obras se impone una necesidad de diversificar las funciones y repartir el trabajo, estableciendo un orden, una jerarquía entre los que realizan su labor dentro de dichas construcciones».

Cabeza repasó cómo las funciones del aparejador a lo largo de la historia han sido muy variada s, con ejemplo de obras de los siglos XV al XVIII. También de cómo en 1849 Isabel II firmaría un Real Decreto concediendo a las Reales Academias de Bellas Artes provinciales (trece en total) los mismos derechos y facultades que las de Madrid y Valencia.

De este modo en Sevilla se impartiría docencia oficial para la obtención del título nacional de Aparejador, título que se implantó de forma definitiva en 1895. Posteriormente se crearía en el año 1959 la Escuela Técnica de Aparejadores, siendo la de Sevilla la cuarta de España, y pasando a denominarse en 1964 arquitecto técnico en ejecución de obras.

«Los aparejadores han desempeñado y desempeñamos un papel fundamental en el ámbito edificatorio». Hoy los arquitectos técnicos e ingenieros de Edificación — «que gustan seguir siendo llamados aparejadores» — cuentan con una formación académica que se puede obtener en alguna de las 32 escuelas existentes en España para recordar que en Andalucía existen hoy más de 9.000 profesionales entre aparejadores, arquitectos técnicos y e ingenieros de edificación. También analizó los nuevos métodos en los que se trabaja actualmente como el BIM (Building Information Modeling), una metodología de trabajo colaborativa para la creación y gestión de proyectos de construcción.

Para concluir hizo mención a la trascendencia que ha tenido y tiene Carmona en nuestro patrimonio cultural, como ser en la antigüedad uno de los principales enclaves poblacionales del Bajo Guadalquivir. «Carmona posee un patrimonio histórico innegable y con singulares valores de autenticidad». En la actualidad cuenta con 17 BICs, de los cuales la declaración más antigua como Monumento Nacional fue la del Alcázar de la Puerta de Sevilla (1906)», recordó.

«No son muchas las ciudades que además de conservar sus elementos singulares, cononizados y consagrados (casas, palacios, iglesias, conventos, defensas, etc.) han mentenido en uso su arquitectura tradicional », afirmó. Carmona «conserva su forma urbana definida en su trama y su parcelario, de igual manera conserva la morfología y aspecto de los edificios (interior y exterior), definidos a través de su volumen, estilo, escala, materiales y color», afirmó.