Novela
Jesús Carrasco: «La vuelta de la literatura a lo rural pone de manifiesto una España viva»
El autor de «Intemperie» regresa a la novela con «Llévame a casa», una realista historia familiar con la que da un nuevo giro a su carrera literaria
Jesús Morillo
El extremeño Jesús Carrasco (Badajoz, 1972) deslumbró hace siete años a la escena literaria española con una de esas novelas llamadas a marcar eso que los alemanes definen como «zeitgeist», el espíritu de su tiempo. «Intemperie» no solo se convirtió en ... uno de los debuts de mayor éxito de la narrativa española del siglo XXI, propiciando una posterior adaptación al cine, sino que se ha revelado como uno de los títulos clave de ese regreso de la literatura al campo y la España vacía, por la que han transitado desde Sergio del Molino a Santiago Lorenzo y María Sánchez .
En 2016, este escritor radicado en Sevilla desde hace años publicó «La tierra que pisamos» —Premio de Literatura de la UE— y desde entonces sus lectores no habían vuelto a tener noticias suyas en forma de libro. Este silencio lo acaba de romper «Llévame a casa» (Seix Barral), uno de los lanzamientos literarios más esperados de este inicio de 2021 y la culminación de un intenso proceso de escritura por parte de Jesús Carrasco, quien se marchó unos años a Edimburgo con su familia para tomar distancia, asumir el éxito de su debut, reecontrarse literariamente y dar un nuevo giro a su obra.
«Es mucho más fácil sobrevivir al éxito que al fracaso, eso seguro», responde cuando se le pregunta cómo se sobrevive a un libro como «Intemperie». «Mi lucha era para adoptar un hecho positivo que es el éxito. Lo he conseguido con tiempo y persistencia, con el apoyo de mi editora — Elena Ramírez —, mi familia y mis amigos. Durante estos cinco años he escrito, además de esta, dos novelas más, que es mucho trabajo para al final meterlo en un cajón».
«Mi lucha era para adoptar un hecho positivo que es el éxito. Lo he conseguido con tiempo y persistencia»
En este tiempo de crisis Jesús Carrasco se reafirmó en su deseo de «seguir siendo alguien que se gana la vida con la literatura» y aprendió a despojar el proceso de edición de «todos esos elementos que le añaden presión, como la idea de tener lectores o una editorial importante que te apoya... Ha sido un tiempo para despejarme , volver a encontrarme con la literatura siendo otro, porque no soy el que escribió ‘Intemperie’ , y ejercer la profesión con tranquilidad».
Ese proceso cristalizó el año pasado, cuando escribió «Llévame a casa», una de esas historias de familias infelices de las que hablaba Tolstoi y que llevan en su interior las emociones y el latido de la condición humana , sin artificios, con la verdad y la sencillez con la que transcurre la vida y se crea la literatura .
Personajes bien trazados
Con personajes bien trazados y reconocibles, con un autoritario padre muerto y una madre que se queda sola y necesita apoyo, una hermana ahogada en el rol que tradicionalmente asumen las hijas y un hijo, el protagonista, que malvive en Edimburgo, ciudad que, sin embargo, considera un paraíso alejado de la vulgaridad de su pueblo y la responsabilidad familiar hacia los suyos. Una historia construida con la ficción, pero en la que hay elementos autobiográficos y que, a diferencia de sus libros anteriores, remite a un presente histórico reconocible.
«Me ha gustado mucho escribir sobre algo muy cercano. En esas novelas que están todas en el cajón me voy por los cerros de Úbeda, cuando lo tenía aquí. Lo hablé con Sara Mesa cuando publicó ‘Cara de pan’ , novela que me gustó mucho por su aparente sencillez , cercanía... le comentaba entonces que yo venga a buscar mundos cuando lo que tienes es lo que sacas del bolsillo y ahí hay literatura. Yo he intentado meterme la mano en el bolsillo y ver lo que hay dentro. Esta novela tiene muchos elementos autobiográficos : es un personaje que tiene mi edad, aparece Edimburgo y, con otro nombre, Torrijos, el pueblo en que me crié...».
«Esta novela tiene muchos elementos autobiográficos, el protagonista tiene mi edad, aparece Edimburgo, el pueblo en que me crié...»
A partir de estos elementos, Jesús Carrasco construye una historia sobre la familia y la responsabilidad de los hijos hacia sus mayores. «Es una novela sobre ese joven y sus tensiones con la familia, sobre una cosa que me gusta llamar viscosidades . La familia produce ciertas viscosidades, una cosa que se te pega, que querrías soltar, pero que no puedes. Quería hablar sobre cómo la familia se adhiere a este joven y de la idea de responsabilidad moral, de las consecuencias de los actos».
Esta reconsideración de las relaciones familiares va en paralelo a la que mantendrá su protagonista hacia el territorio rural de origen. «Es un contraste que estaba buscando. Siempre me están diciendo que soy un escritor rural y, para empezar, vivo en el centro de Sevilla. No me siento particularmente en la etiqueta de escritor rural . Me interesa lo rural, pero mi experiencia es urbana. Quería jugar con ese contraste y Edimburgo surge un poco por esa idea».
Falsa sencillez
Este nuevo giro en la narrativa, más realista, va de la mano de una escritura que mantiene los rasgos de estilo del autor pero que ha ganado en transparencia y agilidad . «Es una virtud que aprecio mucho en la literatura, la falsa sencillez , esa prosa cristalina que no renuncia a ser precisa, punzante, lacerante en algún caso, sin artificiosidad».
Familia, independencia, responsabilidad moral, regreso al pueblo de origen... son elementos que vuelven a hablar de esos territorios a los que los telediarios prestan poca atención, esa España vacía o vaciada que ha vuelto a tener lectores de la mano de «La España vacía», «Tierra de mujeres», «Los asquerosos» y, claro, «Intemperie».
¿Cómo valora esta vuelta a lo rural? «Lo veo como muy saludable y los ejemplos que cita proponen diferentes perspectivas . Hay una más militante, en el caso de María Sánchez; una muy jocosa e irónica, por parte de Santiago Lorenzo; una más académica, la de Sergio del Molino... Hay muchas aproximaciones y me parece muy rico . Revela una realidad que parece que no existía o que cuando se le prestaba atención era una cosa casi folklorista o tremendista».
Una España negra que, en opinión de este autor, «no se corresponde con la realidad, cuando son hechos puntuales y hay hechos escabrosos en las ciudades para aburrir. Me parece muy saludable esta vuelta a lo rural porque pone de manifiesto una España viva , que necesita cosas y la que se sigue sin prestar la atención que necesita».
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