Pablo Rivero: «Creo que me va bien en la literatura porque pongo en práctica lo que aprendo como actor»

Hace dos días, el pasado 20 de marzo, publicó 'El Rebaño', una obra con la que Rivero suma ya siete libros en el mercado.

- Empezó interpretando a Tony Alcántara en 'Cuéntame cómo pasó', un papel que le ha acompañado durante más de 20 años. ¿Cómo ha sido crecer junto a este personaje?

- Es un compañero de vida. Para mí ha sido una suerte, un aprendizaje continuo. Me ha dado la oportunidad de estar en activo, de trabajar con un proyecto maravilloso, actores y directores a los que ya admiraba y la oportunidad de tener una estabilidad económica y también mental, porque los actores, como nunca sabes cuándo vas a trabajar, llevarlo es complicado a veces. Yo he tenido la suerte de tener un trabajo que me apasionaba que podía compaginar con teatro, con pelis, y sobre todo con escribir. Me ha permitido parar.

- ¿En qué momento optó por dedicarse a la literatura?

- A mí me gustaba escribir y contar historias, y, al mismo tiempo, mi sueño era ser actor. Tuve la suerte de que mis padres hicieran un gran esfuerzo y empecé a estudiar periodismo y en la Escuela de Interpretación. Al final acabé comunicación audiovisual a la vez que estudiaba y estaba trabajando. Pero claro, 'Cuéntame' lo eclipsó todo. Todos conocían esa faceta mía, pero mientras tanto yo tenía la idea de escribir mi primera novela, y así hice, aunque luego tardé tiempo en publicarla. Siempre he escrito sobre lo que me gusta, que es el thriller y lo que me inquieta, así como el terror. Tengo relatos anteriores al libro, e incluso guiones.

- ¿Es complicado compaginar la actuación con la escritura?

- Al final es un reto. Es una suerte y un privilegio, porque al final me dedico a mis juegos de infancia, a lo que me hacía ilusión y lo que más me divertía. Yo me inventaba historias, se las contaba a mis amigos, desarrollaba las cosas que me obsesionaban, interpretaba películas que me gustaban... Esas eran mis pasiones, pero claro, con los años, ponerlo en práctica es complicado. Son dos profesiones en las que tienes que estar a pie de cañón todo el tiempo. Al final hago mucho teatro, los rodajes son muy sacrificados y para escribir tienes que tener tiempo y motivación. Lo complicado es poder compaginarlo, y siempre tengo que terminar diciendo que no a cosas. Lo bueno es que llevo ya mucho tiempo en ambas profesiones, ya son siete libros y muchos años como actor. Creo que me va muy bien en la literatura porque pongo en práctica lo que aprendo como actor. También influye el código audiovisual, porque mis libros son muy audiovisuales. Creo que una cosa favorece a la otra.

- ¿Cómo influye su experiencia como actor en la construcción de personajes?

- Como actor, creo mi fuerte es profundizar en los personajes y darle la cara que no se conoce. Sobre todo pretendo intentar entenderlos y saber qué les lleva a actuar de determinadas maneras, sin llegar a justificarlos. Eso sí, si es malo, es malo, el problema es que en la realidad, creo que no todo el mundo es malo del todo, ni tampoco bueno. Todos tenemos colores y matices, y creo que es una cosa que a veces se desperdicia en la novela negra, porque vamos a los tópicos. Para mí el plus es que todos somos capaces de llegar a hacer cosas terribles, como sucede en los hechos reales. Si yo le muestro al lector las cosas buenas y malas de cada personaje, eso hace que todos parezcan sospechosos y que se desconfíe de ellos, y creo que eso es la esencia de la novela negra.

- ¿Qué pueden esperar los lectores de 'El Rebaño'?

Es un thriller inquietante, muy rápida y con muchos giros, pero a la vez es muy costumbrista. Yo escribo a partir de cosas que suceden a mi alrededor, porque creo que lo cotidiano se puede volver pesadilla. Yo hago un poco de humor negro, pero 'El Rebaño' es un grupo de chat de padres del colegio. Suceden una serie de cosas que los ponen al límite y hablo de la gestión de los conflictos, de las relaciones entre padres, profesores y alumnos como reflejo de la sociedad y cómo, hoy en día, a través de las redes sociales nos manipulamos, sentenciamos, nos condicionamos… Los padres tenemos muchísima información, y desde la sociedad se nos dice el tipo de padre que debemos ser, el padre perfecto, que es casi opuesto al de las generaciones anteriores. Parece que los abuelos lo han hecho fatal. Hay que tener en cuenta que el 70% del tiempo, nuestros hijos lo pasan fuera de casa, y no tenemos el control de todo. Hay en día, por suerte, se visibilizan problemas graves como el bullying, el cyberbullying, los suicidios… Pero, a veces tenemos tanto miedo, que los padres saltamos a la mínima de cambio, y, como digo en el libro, no hay nada más terrorífico que un grupo de padres preso del pánico, que intentamos manipularnos, hacer justicia, queremos estar por encima de los profesores. Hablo de eso, de las relaciones al límite de un rebaño de padres.

- ¿Se inspiró en algún caso concreto para escribir 'El Rebaño'?

- No, pero cuando veo cosas a mi alrededor de gestión de conflictos, a mí me crean debate. Lo que intento es abordar muchos temas. Siempre se habla del bullying de los niños, pero yo intento hablar del bullying de los mayores, porque los mayores lo hacemos mucho, a veces somos una extensión de lo que éramos en el colegio. Decimos quién es el bueno, quién es el malo… Echamos la culpa a los padres. Muchas veces nos ponemos a favor de los padres del niño que sufre bullying, pero se nos olvida lo terrible que tiene que ser saber que tu hijo ha hecho algo horrible. Nadie te prepara para lo que tus hijos puedan llegar a hacer, y sobre todo lo que tú puedes llegar a hacer por ellos. Es lo que digo, los niños están el 70% del tiempo lejos de ti, y dependerá mucho de quién tengan alrededor. De ahí ese paralelismo con el rebaño. Necesitamos vivir en rebaño, en sociedad, para ser aceptados, sentirnos seguros y protegernos de los lobos. Para eso están los pastores, están los políticos, la seguridad o los profesores. Siempre hay un pastor que tiene que mantener el orden, pero, ¿qué pasa si el lobo está entre ese rebaño? O sea, cuando suceden crímenes reales, los culpables son gente del entorno, y eso es lo que más miedo me da.

- ¿Cuánto tiempo le ha llevado escribir esta novela?

- Poco menos de un año. Me coincidió con otros proyectos, pero la base es saber sobre lo que escribes y pulir los conceptos. Si tú tienes claro sobre lo que escribes, puedes dedicar mucho tiempo a darle forma y perfilar las ideas. Como no tengas la base clara, los libros se distorsionan, y luego es fácil meter la pata, que la trama no tenga ritmo o unidad.

- El libro se estrenó hace dos días. ¿Le han dado algún feedback?

- Me están diciendo, sin parar, es que se parece a 'Adolescencia', una serie que se ha puesto muy de moda.Mira, lo que me ha dicho todo el mundo y hoy durante la central he leído que les ha recordado mucho y tengo muchas ganas de verla.

- ¿Qué consejo le darías al Pablo Rivero que estaba empezando en la interpretación, en la escritura...?

- Estoy muy contento con mis pasos. Es verdad que no he tenido mucha prisa, y a veces quizá debería de haber tenido más morro. El primer libro, por ejemplo, tardé ocho años en presentarlo a una editorial porque me daba pudor, tenía ese concepto de los prejuicios, de qué iban a pensar, que yo era actor... Hasta que mi madre me recordó que yo había estudiado periodismo y comunicación audiovisual, que no paraba de leer. Me dijo: si no publicas tú, ¿quién va a publicar? Tienes todo el derecho.

A veces yo he pecado de cauto, y también en los escenarios, el respeto hacia lo que hago, hacia los escritores, hacia el teatro... A veces me ha creado inseguridad. A día de hoy la ha vencido, soy mucho más práctico, me tiro a la piscina con todo y me da igual. Al contrario, disfruto de todo muchísimo más. Al final esto se trata de aprender y de arriesgarse.

- ¿Cuál considera que ha sido el mayor reto que ha enfrentado en su carrera?

- Por suerte, me han tocado siempre personajes que son un reto, sobre todo en el teatro. Por ejemplo, este año era un gran reto hacer 'Cortázar en juego'. Eran textos de Cortázar que nunca se habían adaptado al teatro. Era en el Teatro de La Abadía, que es un teatro que me imponía muchísimo respeto. El papel lo he interpretado a través de una adaptación de José Sanchis Sinisterra porque claro, los textos de Cortázar son oro, pero son dificilísimos, y cada vez que hablo son cinco minutos del tirón. Por suerte, la dirección es de Natalia Menéndez y ha sido maravilloso ponerme en sus manos. Y mientras ensayaba y me aprendía el texto, desarrollaba 'El Rebaño' a la vez. Ha sido un gran reto, pero estoy súper agradecido y he aprendido muchísimo.

En teatro ocurre un poco como en la literatura, se trabaja tanto antes con los ensayos y la preparación, le dedicas tanto tiempo, que luego todo sale. Cuando están los cimientos, todo es más fácil.

- ¿Qué le depara el futuro? 

- El 4 de abril se estrena 'La huella del mal', que también es una adaptación de otra novela, en este caso de Manuel Ríos San Martín. Los protagonistas son Blanca Suárez y Daniel Grau, y yo hago de la pareja de Blanca Suárez. Es un papel pequeño, pero me ha gustas mucho hacerlo, creo que tiene una parte importante y es muy bonito lo que cuenta. Por otro lado, tengo una peli por estrenar que se llama 'El Molino', la rodamos el año pasado. Además, estoy con la gira de 'Cortázar en juego'. ¡Incluso ya estoy trabajando la siguiente novela!