Un best seller que ha triunfado en Francia sobre las pruebas científicas que ratifican la existencia de Dios

Preguntado por la clave del éxito de un ensayo de estas características, que en el país vecino está triunfando y que se ha convertido en un fenómeno de masas, este autor dice que «buscamos un libro que se planteara la existencia de Dios. Lo buscamos en las librerías y no lo encontramos. Nos preguntamos por qué no existía cuando en realidad hay cosas nuevas que se pueden decir sobre este tema. Al final nos decidimos a publicarlo porque llevábamos hablando sobre esta cuestión treinta años».

Además, asegura que la pregunta que todos nos hacemos sobre si Dios existe o no «es una cuestión importantísima para las sociedades y para el mundo en general. Quizás podemos preguntarnos por qué la gente no se plantea esta pregunta más a menudo. Yo creo que la razón principal es porque la gente piensa que no pueda dar una respuesta o tomar una decisión real sobre esto. Hay muchas personas inteligentes tanto entre los que creen como entre los que no».

El francés apela a uno de los mejores científicos de la historia, Isaac Newton, para referirse a cuando las personas se plantean «si van a poder abordar una cuestión tan importante como la existencia de Dios con su pequeño cerebro». En ese sentido, asevera que somos como el creador de la Teoría de la Gravitación cuando comentaba que «yo he podido llegar más lejos porque me he apoyado sobre los hombros de gigantes, sobre hombres que han llegado más lejos anteriormente. Nosotros nos apoyamos sobre los hombros de científicos que han llegado más lejos, y de ahí podemos hacer este planteamiento».

El libro tiene un diseño muy atractivo, destacando en el interior de su portada un desplegable con un esquema gráfico que se titula como 'El gran vuelco' y que resume cinco siglos de descubrimientos científicos desde Copérnico hasta Dycke, Carter y Feynman, responsables del ajuste fino del universo. «La ciencia parece que ha ido por otro camino». Durante cuatro siglos, «con los grandes descubrimientos desde Copérnico hasta Freud, pasando por Galileo, Darwin o Laplace, la ciencia lo que hacía era intentar contestar a preguntas que en principio parecían no tener respuestas. Se pretendía sacudir la visión que tenía la gente sobre esto, y no se tenía la necesidad de contar con una hipótesis sobre la existencia de Dios».

Un caso particular fue el de Laplace, responsable de la teoría del determinismo. Este planteó la idea de que nada ni nadie interfería directamente en los movimientos del universo. «Cuando fue a ver a Napoleón y le explicó su sistema sobre el universo, Napoleón le preguntó: '¿Y Dios, dónde está en todo esto?' El científico le respondió: 'Sire, yo no necesito esa hipótesis'».

Dice este escritor que el cientifismo ha dominado a la humanidad durante los siglos XIX y XX. Pero esa circunstancia ha cambiado porque ha habido un punto de inflexión causado por una serie de descubrimientos importantes que van a conducir a dos conclusiones. «La primera es que el universo está compuesto de espacio, tiempo y materia. Einstein demostró que estos tres elementos están relacionados entre sí y es lo que llamamos el espacio-tiempo, que ha tenido un principio o comienzo, y eso lo cambia todo. La segunda conclusión es la del ajuste fino del universo, que podemos ver en biología, química y cosmología. Esto quiere decir que si los parámetros del universo se cambiaran un poco, ya ni siquiera estaríamos aquí para hablar sobre esto. Con cambiar ese poquito, todo se transformaría absolutamente».

Olivier Bonnassies habla de que estos dos grandes descubrimientos que han sido recientes han modificado todo. «Si ha habido un principio tanto para el espacio como para la materia, quiere decir que la causa que está en el origen de esa emergencia no es por lo tanto temporal o espacial y ha tenido la potencia para poder crear todo lo que existe, y además ha hecho el ajuste necesario para que los átomos tengan la estabilidad para que las estrellas brillen durante diez mil millones de años y para que la vida compleja pueda desarrollarse».

Por otra parte, el autor francés asegura que la ciencia plantea «un enorme desafío a los ateos porque no hay otra respuesta posible a esos dos planteamientos que la existencia de un Dios creador. Así que lo que estamos mostrando a través de este libro es que todo converge. Nuestro libro es una investigación en la que examinamos doce campos diferentes y en cada campo los responsables son el tribunal o jurado de esta cuestión. Ellos deciden lo que es más razonable en cada campo investigado. Para nosotros, cada uno de esos expedientes de investigación están clarísimos porque basta que haya una sola prueba para creer en la existencia de Dios, y nosotros tenemos muchísimas pruebas».