cultura
Javier Rubio: «Doy diariamente las gracias a Dios porque experimento la vida como un regalo»
El periodista ha presentado su libro 'Buenos días y gracias a Dios' en compañía de Ignacio Camacho y de monseñor Ramón Valdivia
La meditación íntegra de Javier Rubio ante el Cristo de la Caridad
Sevilla
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Iniciar sesiónLa gratitud hacia Dios como hacedor de todos los milagros que ocurren en la vida diaria es una actitud que puede cambiar la existencia de una persona, como le ha ocurrido al periodista Javier Rubio. Este ha presentado en una abarrotada librería Verbo ... de la calle Sierpes su libro 'Buenos días y gracias a Dios' (Mensajero). En el acto ha estado acompañado por dos de sus maestros: Ignacio Camacho, en el terreno periodístico, y monseñor Ramón Valdivia, en el plano espiritual.
Ha comenzado el turno de las intervenciones Ignacio Camacho, quien ha dicho que «me voy a acoger a Antonio Machado para decir que Javier es un hombre bueno en el buen sentido de la palabra». A partir de ahí lo ha definido como un hombre «entregado, compasivo y un periodista descomunal, inteligente, metódico y maravilloso. Es el colaborador que uno se llevaría a cualquier aventura».
El articulista de ABC ha dicho igualmente que este libro de Javier Rubio es «una especie de oración alta compartida que emana de los hechos de todos los días. Tiene algo de metafísica teresiana, de San Juan de la Cruz y de espíritu franciscano, así como de filosofía contemporánea de la religión. Además, Javier ha digerido lecturas contemporáneas como de Joseph Ratzinger, pero sin exhibicionismo. Busca la sencillez de las cosas a través de pequeñas glosas como camino a la perfección y experiencia de amor». Igualmente ha aclarado que «no se trata de un libro beato o místico, sino todo lo contrario. Es un breviario de meditación con oraciones como meditaciones internas. Son como tweets largos que empezó en la época de la pandemia y que nos muestran el concepto cristiano y de la existencia que tiene Javier».
El obispo auxiliar de Sevilla, Ramón Valdivia, ha subrayado que en este libro «uno se encuentra multitud de reflexiones humanas». A partir de ahí, ha recordado cuando conoció a Javier Rubio «como paciente alumno de mis cursos». Asimismo ha enfrentado la profundidad que tienen los textos que ha escrito el periodista con «esa pseudoliteratura elaborada desde unos datos como hace la Inteligencia Artificial».
También ha señalado este sacerdote que en el libro «se percibe como trama de fondo que hay alguien dispuesto a quedarse con nosotros» y ha indicado que «cuando estábamos estudiando en párvulos se nos enseñaba a afrontar las cosas con el buenos días, por eso la experiencia de la gratitud es la más capacitadora para acoger algo grande. Don Javier propone una continua acción de gracias y a sus lectores nos proporciona una actitud hacia Dios. De ahí que dé los buenos días y las gracias a Dios y a Javier por haber hecho esta síntesis de fe, esperanza y caridad».
Por su parte, Javier Rubio ha iniciado sus palabras diciendo que esta mañana ha dado las gracias a Dios por los que, «desde parvulitos, me han enseñado a juntar letras, que es lo único que sé hacer. Llevo escribiendo en un periódico treinta y seis años. Todo empezó en el verano de 1987 con mi maestro, Ignacio Camacho». Esa pasión escritora ya la adquirió a la edad de 6 años, cuando tenía un pequeño libro donde reflejaba sus vivencias.
A continuación, el periodista ha reconocido con humor que «he publicado un libro rarito y a contrapelo, y el daño mayor que se me puede hacer es que esté colocado en los estantes de los libros de autoayuda, porque mi propuesta ha sido claramente confesional». A partir de ahí ha agradecido la presencia de tan numeroso público que lo ha acompañado, también ha tenido palabras para los responsables de la librería Verbo y para Ramón Valdivia «por hacerme ver la filosofía con otros ojos».
Entre las claves internas de esta obra, Rubio ha destacado que el libro nace a raíz de un sentimiento de vocación. «Uno se encuentra ante la vocación, que no se pacta. O se oye o se desoye». Igualmente ha hecho un paralelismo entre la azarosa vida de Jonás, al que se lo tragó una ballena antes de dar anuncio de su conversión en Nínive, y la suya propia. «No sentí una llamada, pero volví a la Iglesia en medio de una situación de vida» y ha dicho que cuando se confesó «me quité un gran peso de encima y a partir de ahí nació otro Javier Rubio». Ese cambio vital se ha notado en sus columnas, ya que «yo era un escritor ácido y procuraba buscar en mis artículos algo que pusiera a alguien en un aprieto cuando lo leyera, pero dejé a un lado esa acidez, porque los políticos son también personas y hay que mirarlos con mirada compasiva».
Esa conversión la sintió Javier Rubio el 2 de noviembre de 2015. Desde entonces su existencia ha dado un giro de ciento ochenta grados y «llevo más de siete años dando las gracias a Dios diariamente porque experimento la vida como un regalo y un don. Dios está en el título de mi libro porque es una declaración de intenciones. El encuentro con Dios es tan grande que cambia la vida».
Por último, Rubio ha comentado cómo comparte diariamente estos agradecimientos con tres grupos de WhatsApp y que ya lleva escritos más de 2.400 tweets con esos textos. Por eso ha animado al público asistente «a empezar el día estando dispuestos a aceptar lo que este traiga. Hay que aceptarlo porque todo es providencia y detrás de todo lo que te pasa en la vida está Dios. Él tiene un plan para cada uno de nosotros y uno sólo tiene que desarrollar ese plan».
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