Torrijos, preso de su victimismo

El que fuera socio de gobierno de Monteseirín, líder comunista y vicepresidente de Mercasevilla, se declara víctima de una guerra judicial de la que dice salir indemne

El fiscal retira los cargos contra Torrijos en el juicio por las mordidas de Fitonovo en el Ayuntamiento

A Torrijos «no le consta» Fitonovo, ni las mordidas, ni sus asesores

Antonio Rodrigo Torrijos en una visita a los juzgados de Sevilla Efe

El ex portavoz municipal de IU y teniente de alcalde de Sevilla, Antonio Rodrigo Torrijos, reitera allá donde le quieran oír que fue víctima de 'lawfare', término anglosajón que hace suponer la existencia de una guerra en contubernio judicial, político y mediático para inhabilitarlo. ... En pleno pulso nacional de la izquierda y del propio Gobierno al Poder Judicial y atendido por un círculo mediático poco dado al uso de la hemeroteca, el histórico dirigente comunista aprovecha para presumir de su buen hacer político por haber quedado absuelto o excluido en los procesos judiciales donde estuvo implicado, ya sea en la venta de los suelos de Mercasevilla, la Fundación DeSevilla, Sevilla Global y en el más reciente de Fitonovo.

Condenado por acoso

Obvia Torrijos en su relato otro caso en el que la justicia le requirió a cuenta de una denuncia de la entonces directora de la Oficina de la Bicicleta. La sentencia considera demostrado que Torrijos participó en una «actuación vulneradora de los derechos fundamentales» de la funcionaria, a la que cesaron «por no querer acogerse a sus órdenes y directrices». El político fue condenado por acoso laboral, un antecedente poco honroso para quien fue secretario general de CC.OO. de Sevilla.

Mejor le fue en el juicio por acoso al que le llevó un trabajador de Sevilla Global, la Audiencia le absolvió tras haberse demostrado nulo en primera instancia el despido de ocho trabajadores de la empresa municipal a su cargo por «discriminación política».

El primer teniente de Monteseirín también olvida en su relato la estrecha relación política que mantenía con algunos de los condenados en las mismas piezas en las que estuvo investigado y que su implicación estuvo motivada no como dirigente político sino por sus cargos institucionales como delegado municipal de Infraestructuras para la Sostenibilidad, Relaciones Institucionales y del Área Socioeconómica.

Era además vicepresidente de Mercasevilla cuando en la lonja ocurrió el cohecho que dio origen a la mayor investigación de tramas de corrupción de España. Allí recuerdan que solía decir que en Mercasevilla no se movía un papel sin que él lo supiera.

Torrijos ha sido absuelto en tres causas judiciales ya que en una cuarta, la Fundación de Sevilla, no llegó a estar procesado. Ahora señala a la juez Mercedes Alaya como parte de la 'guerra judicial' de la que se dice víctima. Alaya fue la instructora del caso original de Mercasevilla, el del cohecho descubierto a partir de la grabación del caso Mercasevilla, del que informó en primicia ABC, y que dio pie a varias líneas de investigación por corrupción como los ERE, el referido de la venta del suelo de la lonja sevillana y la pieza de las mordidas de Fitonovo que la juez, al observar idéntica casuística en otros puntos de España, remitió a la Audiencia Nacional.

Alaya sólo instruyó al completo una de las causas por las que fue procesado y absuelto Torrijos, en relación a la venta de suelos de la lonja, tras detectar la juez que la empresa ganadora del concurso a pesar de ofrecer 60 millones de euros menos que la segunda ofertante, había hecho donaciones a la Fundación Mercasevilla. Torrijos, como el resto de imputados, quedó absuelto al descartar el Penal 13 que hubiera amaño en la adjudicación. La fiscalía admitió en ese caso que el delito societario que también le atribuyó habría prescrito y no recurrió la sentencia.

No precisa un análisis profundo demostrar que la investigación de la magistrada en Mercasevilla ha tenido una trascendencia mayúscula. Basta citar el caso ERE y las condenas a los expresidentes Griñán y Chaves, entre otros altos cargos de gobiernos socialistas, que ratificó el Supremo. En el caso original, el de la grabación, los directivos de Mercasevilla que exigían una mordida a los empresarios a cambio de concederles la instalación de una escuela de hostelería fueron condenados en 2014 por cohecho a 21 meses de inhabilitación y 600.000 euros de multa.

Fernando Mellet, director de la lonja condenado, no era un extraño para el vicepresidente de Mercasevilla. Torrijos aparece junto a él en la famosa fotografía de la mariscada que compartieron en un restaurante de Bruselas directivos y mayoristas de la lonja y que los últimos aseguran pagó Mellet. Los mayoristas desmintieron la versión que ahora intenta reeditar Torrijos de que aquel festival gastronómico fue parte de la «apretada agenda de trabajo» que tuvo en su visita a la 'European Seafood'. El impacto de la imagen que le retrató en Bruselas le sigue pensando como icono de esa época en la que mandaba en Mercasevilla. Torrijos felicitó a Mellet por su gestión en el consejo de Administración que despidió por «motivos personales» al directivo tras comunicarle su salida. Torrijos dijo no saber nada de lo que hacían los directivos.

Tampoco puede estar orgulloso del juicio, más que por su exclusión, de otro de los casos derivados de la investigación matriz como es el de las mordidas de Fitonovo en el que su asesor, Antonio Miguel Ruiz Carmona, aceptó un acuerdo judicial tras reconocer haber recibido dinero en cajas de zapato para IU a cambio de adjudicaciones de contratos municipales. Torrijos, cuya defensa planteó la prescripción, dijo que no le constaban los hechos.

Tampoco puede presumir del proceso que juzgó las irregularidades de la Fundación DeSevilla del que también fue excluido por la Fiscalía y que concluyó con la condena al gerente, Miguel López Adán, a un año de cárcel y multa de 742.500 euros por fraude de un millón de euros de las arcas municipales destinados a fines sociales del partido comunista en Cuba, Nicaragua, Colombia o Palestina. Entonces Torrijos era, además de patrono de la fundación, dirigente del PCE y delegado de Relaciones Institucionales y por tanto responsable de ayudas a la cooperación.

La Justicia ha sentenciado: Torrijos no ha cometido delito. El único victimismo admisible en relación a su odisea judicial es el del tiempo que ha durado la misma. Torrijos planteó por ello una reclamación al CGPJ. Pero más allá de ese mal del que todos los españoles somos víctimas, su tesis como perseguido tiene escasa consistencia. Por más que se empeñe y coloree su perfil en wikipedia, Torrijos no será recordado como una víctima, si acaso como uno de los responsables políticos de la etapa con más escándalos de la historia en el Ayuntamiento de Sevilla o como un político que mandó tanto como dijo desconocer qué hacían sus subordinados.

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