Sevilla
Santa Rosalía, en la calle de la humildad
Editada la novena carpeta de la colección 'Lugares de paz y oración' dedicada al convento de las capuchinas de la calle Cardenal Spínola cuyos beneficios revierten a la comunidad de vida contemplativa
Dos de las láminas que integran la carpeta de 'Lugares de paz y oración' de este año 2021
Para llegar hasta el Gran Poder, en San Lorenzo , hay que pasar por la puerta del convento de Santa Rosalía. La calle se llamó en tiempos Capuchinas y hoy, Cardenal Spínola , el arzobispo mendigo que pedía por la calle para ... socorrer la hambruna de su rebaño en la tierra feraz. Pero esta vía dolorosa sevillana bien podría llevar otro rótulo «como si para acercarse a Cristo no existiese más camino que el desprendimiento y la humildad».
La cita es de Ismael Yebra , director de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y experto conocedor de la vida callada tras los muros de los cenobios sevillanos, en la carpeta de 'Lugares de paz y oración' que edita la orden de San Clemente y San Fernando dentro de su proyecto para socorrer las comunidades de religiosas de vida contemplativa. Esta es la novena y penúltima carpeta en la que se aúnan expresión plástica, visión poética, perspectiva literaria y apunte histórico.
En esta ocasión, la corporación eclesiástica que preside y rige Antonio María González-Pacheco ha reunido la obra artística del pintor Ricardo Cadenas , la mirada espiritual de Ismael Yebra , el aliento poético de Carmelo Guillén Acosta y la erudición histórica de Francisco S. Ros a la que se suma la propia comisaria pontificia de la comunidad de capuchinas de Santa Rosalía, sor María Pilar Montoro .
Se trata de una nueva edición de la conocida carpeta de arte y literatura que llega en este caso a su novena estación del recorrido por los monasterios y conventos de la archidiócesis hispalense , que se ha detenido desde 2013 en que comenzó su andadura en San Clemente, Santa Paula, las Teresas, Madre de Dios, Santa Inés, San Leandro, el Socorro y Santa María de Jesús .
En esta ocasión, la edición viene marcada, «desde su génesis hasta su etapa de creación por parte de artistas y escritores, por la pandemia de Covid-19 que tantas vidas ha costado, que a tantas personas ha llevado a la pobreza o a sus umbrales y tanta restricción y tanto cambio ha provocado en el aspecto social de nuestras vidas». También a los conventos y, en especial, al de Santa Rosalía, resentido por la merma de ingresos de la hospedería y el museo a causa de las limitaciones sanitarias.
Ricardo Cadenas
Ricardo Cadenas , el artista invitado en este capítulo de la magna obra, ha compuesto tres obras -reproducidas digitalmente- que tienen como argumento central la apertura , en abierto contraste con la clausura en la que viven y laboran las monjas. Una puerta entreabierta que permite vislumbrar un icono del crucificado, una ventana enrejada a la que se asoma la yedra del huerto y una puerta de par en par son los tres motivos que ha plasmado el pintor en su obra gráfica, de la que se han hecho 250 reproducciones convenientemente certificadas . El autor recrea tres estancias diferentes del convento de Santa Rosalía jugando con las luces que entran al cenobio desde fuera, desprovistas de cualquier iconografía religiosa.
Ismael Yebra
La aportación de Ismael Yebra , que abre el opúsculo tras la presentación del presidente-regidor de la orden, se detiene en la humildad de la orden que habita el monasterio: «El convento capuchino procura ser lugar de acogida para el hermano y un yermo apropiado para la vida interior . La sencillez de la celda es todo un tratado de desprendimiento, un ejemplo de liberación de lo innecesario».
Yebra recuerda en su escrito, rezumante de elogio de la desnuda sencillez franciscana, cuando la imagen del Gran Poder se mudó a la iglesia del convento en abril de 2008 por obras en su basílica: «Auténtico lugar de paz y oración, 'hortus conclusus'. este monasterio de Santa Rosalía acogió por un tiempo al Señor de Sevilla que allí parecía aun más cercano, más próximo a los fieles, como si hubiese decidido bajar del altar de su basílica al suelo para estar a la altura de sus devotos, más cerca de ellos».
Carmelo Guillén
El poeta Carmelo Guillén Acosta , por su parte, agavilla dieciséis poemas sacros sobre Santa Rosalía de Palermo, virgen eremita del siglo XII, bajo cuya advocación se puso el convento escritos «-diría que me han venido impuestos-» entre marzo de 2020 y abril de 2021 , en que los dio por sellados. El último poema está expresamente referido al convento, como figura en el título: «Y es que a veces no sé si es el cerco de Dios / o el candor de sus monjas clarisas capuchinas / lo que se me revela cuando accedo a este templo / y me pongo a rezar en el último banco / igual que el publicano».
Francisco S. Ros
El apunte histórico y artístico del monasterio corre a cargo de Francisco S. Ros. «Santa Rosalía es un exquisito ejemplo del arte barroco del siglo XVIII creado en virtud de la munificencia de varios arzobispos que, como protectores de la comunidad capuchina, estuvieron siempre atentos a sus necesidades», resalta el profesor de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla.
Sor Pilar Montoro
El opúsculo se completa con un texto en primera persona de la superiora de la comunidad, sor María Pilar Montoro, que explica en «tres pinceladas» qué significa ser monja : «Ser monja es sentir y creer, a veces solo creer en la fecundidad de esa comunión de abandonados, que engendra comunión de muchos en Cristo, en la Iglesia. Ella no se puede preocupar de su propia fecundidad espiritual, de a quién beneficia su oración o a quién ayuda su entrega, solo quiere y procura la fecundidad del Señor y de su Iglesia».
Consejera y secretaria de la federación española de religiosas capuchinas, sor Pilar usa una bella imagen para explicar la vida contemplativa: «Se podría decir que la vida consagrada es como una gran orquesta dirigida por el Espíritu Santo [...] En un pentagrama encontramos escritas las notas que deben sonar y los silencios que dan su lugar a las notas, que les permiten hacer música. Así, nosotras en la Iglesia representamos especialmente esa parte de silencio que escucha a Dios e invita a otros a escuchar su Palabra».
Y concluye su reflexión volviendo a la pregunta que la originó: «Nuestra misión es el silencio que acoge la Palabra de Dios. Ser monja, por tanto, es escuchar a Dios desde el silencio y hacerlo presente desde el Amor que acoge y guarda en el corazón la Palabra de Dios».
La carpeta artística del convento de Santa Rosalía se presenta el jueves 14 a las 19.30 horas en la Casa de los Pinelo , sede de las academias, donde se expondrán los originales del pintor Ricardo Cadenas e intervendrán todos los autores del capítulo.
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