La pandemia confirma el fracaso de la línea C-2 del Cercanías a la Cartuja de Sevilla

La pandemia no ha hecho más que confirmar que se trata de una línea que, pese a la enorme inversión que hizo Adif (52,4 millones de euros), es un fracaso por la falta de usuarios desde que se puso en marcha en febrero de 2012. En 2019 , la C-2 tuvo 48.800 viajeros subidos, lo que supone sólo un 0,63% de los usuarios totales del Núcleo de Cercanías de Sevilla , que alcanzó los 7,73 millones. A esto se le añade el impacto del Covid-19, que dejó en apenas 10.500 viajeros esta línea en 2020 y, al total del Cercanías, en 3.913.000 usuarios, lo que supone una caída del 50% respecto a 2019. Estos datos generales son similares a los que se han producido en todos los servicios públicos que opera Renfe (Cercanías y Media Distancia), y que han obligado a ajustarlos y reducirlos a la demanda real existente.

La imagen del apeadero de la Cartuja con la persiana echada en los últimos meses no deja de ser icónica para un servicio que no ha tenido razón de ser desde su inicio, con tan sólo 133 usuarios al día de media en 2019. Mientras, esta estación que se construyó para la Exposición Universal de 1992 y que se readaptó en plena crisis económica con una inversión dilapidada, está deteriorándose junto a su entorno.

El estudio de mercado que se hizo en 2011, cuando impulsó el proyecto por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero , planteó que este cercanías iba a descongestionar el tráfico en la Isla de la Cartuja. Sin embargo, apenas dos años después de la inauguración de la línea C-2, al parque tecnológico acudían diariamente unas 20.000 personas de las que sólo el 0,7% utilizaba el tren, según un estudio realizado en 2014 por Comisiones Obreras de Renfe.

La razón que ha hecho fracasar esta línea de apenas 12 kilómetros es que, precisamente, ‘muere’ en el apeadero de la Cartuja . Es decir, no resuelve los problemas de movilidad ya que, según ese estudio, el 50% de los trabajadores y estudiantes que acudían a diario al recinto vivían fuera del término municipal de Sevilla capital, por lo que ese apeadero estaba infrautilizado, y así ha seguido hasta ahora.

Ya desde el principio, Adif prometía que iba a haber una ampliación del recorrido de la línea C-2 hasta Blas Infante para conectar con el metro y que tuviera un doble sentido. Sin embargo, ese proyecto quedó inconcluso y la inversión pública que se hizo no se ha amortizado.

Ahora, para Renfe ni siquiera merece la pena mantener en servicio esta línea que, hasta antes de la crisis del coronavirus, mantenía la oferta de un tren cada hora para ese número tan escaso de usuarios. De hecho, ni siquiera tuvo éxito en los distintos grandes eventos celebrados en el Estadio de la Cartuja como los conciertos.

Si esta línea fue una apuesta política en una época en la que las tres administraciones (local, autonómica y nacional) estaban gobernadas por el PSOE, ahora otro gran proyecto socialista es la ampliación del tranvía hasta Santa Justa . El Metrocentro conectará la Plaza Nueva con la estación de tren desde San Bernardo. Curiosamente, ya existe un cercanías que conecta ambos puntos. Se da la circunstancia de que un pasajero que necesite llegar desde el Centro para coger el AVE o viceversa tendrá que llegar hasta Nervión, cuando lo más cerca sería José Laguillo y Escuelas Pías , ahorrando tiempo y distancia.

Mientras se pone en marcha esta obra que está ya aprobada, sobrevuela el fracaso de la línea C-2 por falta de conexiones y una mala previsión de pasajeros, para la cual se dilapidaron más de 50 millones de euros.