Entrevista
«Hay muchas jóvenes en paro en Sevilla pero no hay ninguna mecánica a la que podamos contratar»
Carmen Barrionuevo, directora corporativa de grupo Syrsa a la que Faconauto ha elegido mejor directiva del año en España, cree que hay que atraer el talento femenino al sector de la automoción tanto a puestos directivos como a otros considerados masculinos
Jesús Álvarez
Carmen Barrionuevo , directora corporativa de grupo Syrsa , el mayor concesionario de automoción de Andalucía con más de 450 empleados, ha sido elegida mejor directiva del año en España por Faconauto . De ella dependen directamente setenta personas y es la ... única mujer presente en el comité de dirección de la empresa, que pronto cumplirá 60 años tras superar numerosas crisis y afrontar en este momento «la tormenta perfecta», como ella la denomina, de la digitalización del negocio, los cambios de los hábitos juveniles de movilidad y las normativas medioambientales que abocan al motor de combustión a su desaparición.
Empezó a trabajar casi antes de acabar la carrera de Económicas. ¿No había entonces paro juvenil?
Sí que había pero me lancé con mi currículum por la avenida de Ramón y Cajal y de San Francisco Javier buscando trabajo. Y me llamaron de AGS, una constructora nacional. Me entrevistaron y me quisieron contratar, pero aún no tenía las notas del último curso. No pude irme de vacaciones.
El sector de la construcción era su favorito?
No es que fuera mi favorito pero me fue muy bien. Con 29 años fiché por EDEA como directora financiera y, más tarde, directora de operaciones. Aprendí mucho allí, sobre todo en organización de personas y de procedimientos.
Setenta personas dependen directamente de usted en Syrsa. ¿Se considera con más aptitudes para dirigir equipos humanos por ser mujer?
Creo que no hay mayor riqueza que la diversidad y pienso que los hombres y mujeres nos complementamos. Opino que en algunas competencias, sobre todo las que tienen que ver con habilidades sociales, las mujeres tenemos un pequeño plus, aparte de que esas funciones nos gustan más que a los hombres.
¿En qué puestos le gustaría tener más mujeres en su empresa?
He tenido a bastante gente a mi cargo a lo largo de mi trayectoria profesional y puedo decir que por esa mayor sensibilidad y esa mayor destreza en aspectos de la inteligencia emocional, las mujeres solemos rendir muy bien en puestos de coordinación de equipos y en los puestos de cara al público. En el contacto directo con el público las mujeres lo hacen bien y, además, disfrutan con esas funciones y eso se nota.
¿Hay áreas de su empresa para las que no llegan currículos de mujeres?
No nos llegan para talleres y servicios de posventa. El tema falla desde la base porque las niñas no estudian mecánica, muchas ni siquiera saben que tienen esa opción y en un país como España, con tanto paro juvenil, es una gran oportunidad. Además, ese talento femenino y joven se está desaprovechando.
¿No tienen ninguna mecánica en ninguno de sus talleres?
No hemos podido contratar a ninguna mecánica y es una pena. Tampoco tenemos electromecánicas ni chapistas ni jefas de taller. No obstante, de los cuatrocientos cincuenta empleados que tenemos, noventa y ocho son mujeres. Fuimos pioneros en España en poner mujeres en la recepción de posventa, cosa que han acabado haciendo en todos los grandes concesionarios españoles. Nos dimos cuenta de que una mujer empatiza más con cualquier cliente que llegue al taller y que es capaz de gestionar mejor ese problema que tiene con su coche y encauzar la solución más rápida y certera, aunque no sepa mucho de mecánica. Los clientes lo dicen en todas las encuestas de satisfacción sobre la idoneidad de las mujeres para realizar esa labor de recepción y explicación. Es cierto que queda mucho por hacer en este campo pero se ha avanzado mucho en estos años.
Parece que sigue sin estar aceptado socialmente que una mujer pueda ganarse la vida como mecánica o un hombre como esteticién o cuidador de dependientes. ¿Se acabará algún día con esa frontera de profesiones masculinas o femeninas?
Creo que la única manera de acabar con esa frontera es desde la cuna y desde los colegios. Yo fui a una obra con 23 años y estaba rodeada de albañiles y soladores y trabajé de una manera genial. Las mujeres deben saber que pueden trabajar en una obra o en un taller, si es lo que desean. Para mí fue muy divertido.
¿Se puede conciliar la vida familiar en el sector de la automoción?
Esto no es como un despacho de abogados o un estudio de arquitectura, que tiene libertad de horarios y puede abrir o cerrar casi a su antojo porque aquí tenemos un horario fijo de atención al público, como en cualquier comercio. Pero intentamos dar flexibilidad para permtir esa conciliación y vamos avanzando. Hay que apoyar a las mujeres que quieren ser madres y hemos tenido el caso de una gerente de uno de nuestros concesionarios que fue madre el pasado año y ya está ahí otra vez al pie del cañón. Aunque la conciliación no debe ser sólo para las madres sino también para padres.
¿Sufrió algún tipo de discriminación por ser mujer en algún momento de su carrera profesional?
Sinceramente, no. Es más, he sentido que me han apoyado de una manera especial en las distintas empresas en las que he estado. Y eso que empecé en la construcción, a pie de obra. Tenía 23 años y estaba en una caseta, rodeado de hombres, y jamás tuve un incidente de ningún tipo con ninguno de ellos. Al contrario, todos me ayudaron a realizar mi trabajo. En ninguna de las empresas en las que he trabajado, donde mis superiores eran varones, fui discriminada de ninguna manera por ser mujer.
¿Y en su casa?
Vengo de una familia en la que casi todo son hombres. Sólo tengo hermanos varones y sobrinos. He estado, pues, rodeada de chicos toda mi vida y recuerdo que mis padres, que me tuvieron muy mayores, nos trataron igual a mí que a mis hermanos. Sí sufrí algunos de los tics culturales de la época, como el de ayudar a poner la mesa o ir a por el agua a la cocina, o hacerme la cama, lo que no hacían mis hermanos, pero eso fue todo. Pude venir a Sevilla a estudiar y mis padres y me trataron exactamente igual que a mis hermanos varones y me ofrecieron las mismas oportunidades para que estudiara lo que quisiera.
¿Está a favor de las cuotas femeninas en los cargos directivos?
No estoy a favor de imponer nada. Y tampoco, por tanto, de cuotas de ningún tipo. Debe primar siempre el talento, con independencia del sexo. Sí estoy a favor de favorecer la presencia de mujeres en cargos directivos de las empresas y creo que la manera es a través de la educación y la cultura. Mucho mejor que la obligatoriedad es, a mi juicio, promover entre las mujeres esa cultura de empresa y darles visibilidad y formación. Hay muchas mujeres que aún no saben que tienen la opción, por ejemplo, de trabajar en la automoción. Yo soy la única mujer que está en el comité de dirección de Syrsa pero ya tenemos una gerente de uno de nuestros concesionarios y jefas en departamentos comerciales, distribución y personal. Estamos dando charlas en centros de FP para dar visibilidad a estos puestos directivos en un mundo en el que predominan los hombres.
¿Qué sabía de coches cuando la contrató Syrsa?
Nada. Ni siquiera sabía la marca de mi coche. Cuando alguien me preguntaba en una cena con amigos por el coche que tenía, siempre decía: «uno blanco». Algo he aprendido en estos cuatro años pero mi valor añadido tiene que ver con la gestión, con la visión de proyectos, estrategias y nuevas formas de trabajo.
Supongo que ahora tendrá un Renault...
Sí, un Megane precioso. Antes iba en un Mini. Recuerdo que la primera vez que fui a un congreso de automoción, poco después de que me ficharan, llevaba una maleta Mini que me regalaron con el coche. Y llamó mucho la atención porque no era nuestra marca principal ni la vendíamos nosotros. Al final se la pasé a mi marido, igual que el coche.
La gente cada vez compra menos coches, especialmente los jóvenes, que prefieren patinetes o bicicletas. Los datos de matriculaciones de julio, con caídas del 30 por ciento, parecen confirmar esa tendencia.
Estamos en plena tormenta perfecta en un sector que ha cambiado relativamente poco en los últimos cien años y que en los próximos va a vivir grandes transformaciones. Entre los cambios mecánicos, las modificaciones constantes de normativas y que el cliente es mucho más exigente, creo que la automoción va a cambiar en muy pocos años todo lo que no ha cambiado en los cien anteriores. Hemos llegado a tener casi 500 empleados pero con la pandemia tuvimos que cerrar el pasado año con unos 400. La automoción es un sector muy cíclico y ahora ya somos unos 450. Sufrimos en este momento el problema de la crisis de los semiconductores, los chips y la falta de stock. Algunas fábricas están paralizadas o ralentizando su ritmo de producción.
¿Por qué cree que la gente joven ya no quiere un coche en propiedad?
Hay gente que ahora prefiere simplemente tener un coche disponible o un modelo de suscripción sin comprometerse a financiar todos los gastos que genera un coche en propiedad. Y ya hay empresas que los están ofreciendo una especie de Netflix de los coches. Se pueden alquilar coches por una cantidad mensual y con ciertas limitaciones de tiempo. Nosotros tenemos que estar ahí porque el cliente está demandándolo.
Casi todos los ayuntamientos, el de Sevilla, entre ellos, parecen haberle declarado la guerra al coche: más calles peatonales, menos plazas de aparcamiento, más restricciones. Resulta paradójico porque el coche supone uno de sus principales ingresos fiscales.
Yo estoy a favor de la sostenibilidad pero hay que ir adaptando esta filosofía a cada ciudad. Sevilla tiene el mayor casco histórico de Europa y si decides cerrarlo, acabas cerrando en la práctica casi toda la ciudad. A Sevilla llegan cada día 400.000 coches para trabajar y sin una infraestructura pública de movilidad alternativa, metro, etcétera, no se puede dificultar tanto la movilidad privada.
Y tampoco todo el mundo puede ir a todas partes en bicicleta.
No. Creo que no se pueden hacer esas imposiciones.
En Sevilla, además, hay una importante fábrica de cajas de cambios que genera muchos puestos de trabajo de calidad.
Sí, además eso. La fábrica de Renault es una de las pocas industrias que mantenemos en Sevilla. Deberíamos cuidarla más y no castigar al sector de la automoción.
¿Cómo ve este sector dentro de diez años?
-Es difícil predecirlo a tan largo plazo pero habrá muchos menos concesionarios. Ahora hay unos dos mil concesionarios en España con más de cinco mil puntos de venta. En 2018 empezó a caer tras seis años de crecimiento. El 45 por ciento de las concesiones no llegaba a un 1 por ciento de rentabilidad, lo que aboca a que el sector se vaya concentrando cada vez más, como viene ocurriendo con la banca. Tenemos que ir muy de mano de la marca y la relación con ella cambiará.
¿Venderán ellas directamente los coches en el futuro?
Es posible. En ese caso nosotros tendremos que prestar otro servicios y hacer otras cosas, como una especie de agencia, más centrada en la posventa.
¿Pueden desaparecer los puntos físicos de venta de coches?
Hasta hace poco se pensaba que eso podría ocurrir, pero se está viendo que no va a ser así. Hasta las compañías más digitales están empezando a abrir tiendas físicas porque se han dado cuenta de que es importante que el cliente toque el producto, que tenga una experiencia y hable con personas, no con robots.
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