Crónica de la salida extraordinaria
Los azules de la Candelaria
Sevilla volvió a ver dos años después un paso de palio en sus calles en una procesión de adviento con aires de primavera
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión¿De qué color es el palio de la Candelaria? Unos lo ven verde y otros azul. En San Nicolás llevan cien años discutiendo y nadie se pone de acuerdo. El turquesa es un verde azulado que no es ni una cosa ni la ... otra, sino todo lo contrario. Un trampantojo a la luz . Desde San José hasta San Fernando hay una gama de colores infinita conforme va cayendo el sol del adviento. Ayer el cielo estuvo blanco purísima al salir, celeste inmaculado cuando alcanzó Santa María la Blanca y, en los Jardines, con un haz colándose entre los naranjos y la malla de las bambalinas, se pasó del cian al cobalto cuando llegó el ocaso y hasta la plata parecía dorada. La Candelaria devolvió a Sevilla la luz perdida. Dos años después, la ciudad vio un palio en las calles. En medio, un apagón, la oscuridad provocada por una pandemia que no termina de irse y que asestó un tremendo golpe al capataz , José Miguel Gallardo , que dio positivo antes de la salida y se fue a casa por el camino más corto. A ese hombre de voz aflamencada que le ha regalado el mejor compás a la Virgen, que le ha diseñado el logo del centenario y que ha promovido el regalo de los dos llamadores con el León de Judá para el Señor y la Virgen, la historia le debe una.
Desde que las Tres Caídas le interpretó la marcha ‘Vía crucis de Salud’ en el interior del templo, la emoción estaba desbordada, como lo estuvieron las calles por las que pasó. Un cirio en el costero izquierdo del paso recordaba a los hermanos difuntos. Ayer, para rematar el centenario fundacional, estuvo Pepe el Planeta , con su hija Pepita , poniéndole luz a la Candelaria, que es un pleonasmo tan grande como lo fue aquel capataz del muelle nacido en la calle Guardamino que en 1921 cumplió su sueño de fundar una cofradía en torno a su Señor de la Salud y, sólo un año después, éste le devolvió el favor curando milagrosamente a su niña. Aquella vela era un recuerdo a Ramón Ybarra, a Perico Chicote, a Fernando Piruat , Purificación y tantos hermanos cuyos nombres están escritos con letras de oro en las semblanzas de San Nicolás. Y también estuvieron Paco , aquel vecino de la calle Lirio que le regaló a este cronista un linaje vinculado al rostro de la Candelaria; o Marta , la niña por la que la Virgen dio una levantá al cielo para siempre al son eterno de ‘Campanilleros’.
Salía pasadas las tres de la tarde, salvando la puerta descuadrada, en rampa, echando la trasera a tierra y luego la delantera, para ir recomponiendo los cuerpos al pisar la calle en un milagro. Todo comenzó con cascabeles, y así terminó pocos minutos después de las once y media de la noche. ‘Pasa la Virgen de la Candelaria’ , la marcha del aniversario es la melodía perfecta para el son de los gladiadores de Muñoz y Pabón, el sobrenombre de los costaleros de San Nicolás, que tienen un son distinto. Aquí no hay complejos, este palio es alegre y así va desde siempre. No se parece a ninguno. Cuando la marcha pide arrancar, el paso se aguanta en el sitio para salir abriendo el compás. Otro trampantojo, como el color del palio, que ni es verde ni es azul, para que nadie se enfade... es verde azulado o azul verdoso.
Desde San José al Tres de Oro, hubo cánticos africanos, por parte de las monjas de Madre de Dios, y hasta una canción flamenca compuesta para ‘la gloria de la Candelaria’. Y ‘Campanilleros’ , que es siempre la melodía de esta Virgen, que puso bocabajo la Puerta de la Carne. Llegaba a los Jardines de Murillo ya con el sol poniéndose por el poniente. Aquel es su reino, tradicionalmente nocturno, que ayer tuvo una luz diferente y un público familiar.
Allí estuvo Carolina , una artista canaria que recreó la estampa del palio de la Candelaria en los Jardines en la exposición celebrada en el Ayuntamiento por esta efeméride. Llenó el salón del Apeadero de buganvillas, de albero y azulejos... Ayer ese bodegón que se abrió a la Avenida se hizo realidad al son de ‘Madre Hiniesta’ o de ‘Rocío’. Ella sabe de la fuerza del Señor de la Salud y sus ojos llevaban grabados a fuego la luz del palio de la Candelaria, que por aquellos momentos iba tornando a un azul cada vez más intenso.
Al salir de los Jardines, en la esquina de San Fernando, sonaron los cascabeles otra vez de la marcha de Farfán y con ‘Virgen de los Estudiantes’ saludó a la hermandad universitaria. Aquella calle fue como una carrera oficial, que se abrió para que anduviera el paso y recuperara el tiempo que había dejado hasta ese momento. Eran las seis de la tarde y, a lo lejos, la diosa Híspalis ya estaba iluminada en la Puerta de Jerez. Al llegar allí, se encendió el alumbrado navideño.
La procesión, que tenía hasta entonces aires de primavera, se introdujo en el invierno. La paleta de colores dibujaba ya un cielo oscuro, un palio cobalto y un frío que se fue levantando sin que llegara a helar porque la Candelaria calentó el ambiente con las marchas alegres y ese son rítmico que levantó ovaciones y vivas en allá por donde pasó. En San Gregorio , delante del Consejo de Cofradías, la calle estaba en penumbra y la candelería, completamente encendida, era un cañaveral que refulgía esta vez hacia fuera por la malla de aquel diseño personalísimo de Ojeda.
Iba tarde, pero no perdía nunca el lucimiento. Bordeaba la muralla del Alcázar , con ‘Mi Amargura’, y enmarcada por la Giralda se iba acercando al Palacio Arzobispal . Allí se repitió la fotografía que Luis Arenas dejó para la historia. Ese palio, en noche cerrada como aquel Martes Santo, se volvió a saludar al arzobispo. Los dos prelados de la Archidiócesis, el emérito y el actual, recibieron a la Candelaria en la puerta. Hasta allí llegó con ‘Encarnación coronada’. Monseñor Saiz Meneses vio por primera vez un paso de palio en Sevilla, al son de la salve cantada por todo el pueblo en la plaza Virgen de los Reyes. Seguidamente, ‘Pasa la Virgen de la Candelaria’ y, de nuevo, ‘Campanilleros’, hasta la misma puerta principal del palacio. Carlos Herrera hizo de guía para que el arzobispo comprendiese cada movimiento, cada elemento del paso y quizá hasta el color del palio... que es turquesa aunque en ese momento se apreciara azul marino.
Por Alemanes y Hernando Colón llegaba a la plaza de San Francisco , enmarcándose con las luces navideñas multicolor de la Avenida. Y aparecía por el andén del Ayuntamiento . El alcalde , en su penúltima procesión en el cargo, la recibió junto a la Corporación municipal. Pisó la Virgen una alfombra de sal de Sanlúcar, azul y blanca. ‘Candelaria, flor de Sevilla’, una marcha con cascabeleo, levantó aplausos en la Plaza Nueva, antes de enfilar Granada y Entrecárceles, donde pasó bajo los adornos de la Navidad que ponen luz estos días al Centro. Subía la Cuesta del Rosario y llegaba al otro escenario del que es dueña la Candelaria. La Alfalfa . En la cuadrilla, que venía con guasa, había un runrún de que recrearían el momento del costero a costero al son de ‘Campanilleros’ como hacía antaño en ese lugar. Pero no fue así. Sonó la marcha en la esquina, pero siempre fue sobre los pies y a su son alegre. Una zambra remató la faena en aquella plaza que hace de entrada a su territorio. Su nombre era ‘Tras tu verde manto’ . Menos mal que la marcha está dedicada a la Esperanza de Córdoba, porque el palio de San Nicolás no es verde. Ni tampoco azul. Es de color Candelaria. Y así lleva siendo desde hace cien años.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete