Coronavirus
El colapso de los centros de salud de Sevilla se ceba con los enfermos crónicos
La atención que exige la pandemia dificulta su seguimiento y ha forzado la suspensión de programas de prevención del cáncer de colon y cérvix y de deshabituación del tabaco cuyos efectos pueden empezar a notarse durante los próximos meses
Jesús Álvarez
La segunda ola Covid ha descosido las frágiles costuras de los centros de salud de Sevilla y desactivado su función de filtro de la atención hospitalaria. Su saturación está castigando especialmente a enfermos cardiacos, diabéticos, hipertensos y personas con problemas cardiovasculares que necesitan ... un seguimiento médico de sus patologías. Son estos enfermos las víctimas colaterales del coronavirus, «los grandes olvidados», como los los denomina Joaquín Torres, exdirector del centro de salud de la Ronda Histórica.
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Desde que el coronavirus se cruzó en nuestras vidas se cortaron en todos los centros de salud varios programas de prevención como el del cribado del cáncer de cérvix o el de atención precoz al cáncer de colon. Y tampoco se pudo mantener, al menos como se hacía antes, e l seguimiento de pacientes crónicos . «Se ha juntado el colapso provocado por la pandemia y la falta de personal de los centros de salud con el miedo a contagiarse de Covid de muchos diabéticos, hipertensos, personas con dificultades respiratorias como EPOC, o cardiovasculares», explica Manuel Aljama , director del centro de Salud María Fuensanta Pérez Quirós, situado en Sevilla Este, y que atiende a una población de 40.000 habitantes.
Manuel Aljama: «La patología osteomuscular y los problemas articulares de rodilla, columna o pie necesitan exploración física del paciente, igual que todo lo relacionado con carcinomas de la piel. Con la atención telefónica se nos puede escapar alguno»
Aljama recuerda que «durante la primera ola de la pandemia se lanzó el mensaje, con razón en aquel momento, de que en los centros de salud se podía uno contagiar de coronavirus porque es donde venían los pacientes con los primeros síntomas y ese mensaje caló especialmente en ese tipo de enfermos, que ahora no se atreven a venir». A este miedo (los centros tienen sus circuitos Covid aunque a muchos se les han quedado pequeños) se une la saturación que sufren los centros de salud desde hace meses («estamos dando citas presenciales para 14 días»), frente a la cual los profesionales sanitarios tratan de hacer todo lo humanamente posible. Muchos médicos de familia están tratando a ochenta o noventa pacientes al día, la mayoría de ellos por teléfono.
También se ha interrumpido en los centros de salud el programa de deshabituación de tabaco cuyo impacto en la prevención de múltiples dolencias, no sólo cánceres de pulmón, vejiga o de otros tipos, es enorme. Lo destaca Joaquín Torres , junto con «la patología osteomuscular, todos los problemas articulares de rodilla, columna, pie, que necesitan de la exploración física del paciente». Este médico explica que « muchos compañeros los citan en persona, con independencia de la cita telefónica, pero a veces se escapan cosas, igual que sucede con enfermedades graves de piel como carcinomas. Si no los vemos, no podemos planificar. Son efectos colaterales del coronavirus»
José María Rojas-Marcos , médico de Urgencias del Hospital Virgen del Rocío , conoce bien la situación de los centros de Atención Primaria y defiende a sus profesionales. «Su colapso tiene mucho que ver con la cantidad de consultas de gente que cree estar infectada por Covid» e insiste e que «no es que quieran atender a los pacientes, es que no dan abasto». Rojas-Marcos advierte también que «las consultas telefónicas no dan la misma calidad que una consulta presencial y, además, suponen más tiempo para el médico que una consulta directa con el enfermo porque explicar una cosa por teléfono supone tardar más que los cinco o diez minutos de una cosnsulta personal».
No sólo es eso, el teléfono también puede llevar a un error. «Valorar un enfermo es imposible por teléfono salvo que lo conozcas muy bien y tengas perfectamente controlada su patología y se trate de un ajuste de medicación, una renovación de receta o un problema banal. Dentro de unos meses habrá que ver qué pasa con la telemedicina porque el contacto directo es el que te da una información real de la situación del enfermo», dice.
En el centro de salud de Sevilla Este , como en los de la mayoría de la provincia, se han tenido que parar muchos programas de prevención con gran incidencia en la salud de los ciudadanos, pero sus profesionales hacen todo lo humanamente posible para disminuir su impacto. «Si nos llega un paciente, por ejemplo, con un hombro doloroso que tiene una demora de seis meses para que lo vean en Traumatología , algo ahora habitual, hablamos con el compañero que lleva infiltraciones para que le haga un hueco en su agenda para que lo coja», cuenta Aljama. En quince días le hacen el sitio, a pesar de la saturación de su agenda de citas.
La concentración de medios en el coronavirus ha acabado también con los programas abiertos para pacientes crónicos. «Antes ellos venían con mucha frecuencia y les llevábamos los controles de tres meses en tres meses, pero ahora muchos pacientes diabéticos, de tiroides o endocrinología no vienen por miedo a contagiarse. Eso sí -dice el director del centro de salud-, cuando piden una cita por otro motivo, aprovechamos para hacerle análisis o un control de Enfermería».
No es fácil porque la falta de personal afecta a todos los colectivos sanitarios. « La Enfermería también está desbordada, con los colegios y las residencias, y todos estamos un poco a la que salta. Nos preocupa que la salud de nuestros pacientes crónicos, a los que deberíamos seguir más de cerca, pueda estar resintiéndose », se lamenta.
Durante la primera ola en algunos centros de salud se pasó de detectar veinte cánceres de mama al mes a no diagnosticar ninguno. Los efectos colaterales del coronavirus durante esta segunda ola se pueden empezar a notar en los próximos meses
Aunque no existen de momento cifras oficiales sobre mortalidad de pacientes cardiacos o con enfermedades cardiovasculares, en los hospitales se sospecha que está falleciendo más gente del corazón ictus y otras dolencias desde el inicio de la pandemia del coronavirus. El propio onsejero de Salud, Jesús Aguirre , advirtió durante la primera ola «un repunte» en patologías que dependen de la rapidez para tener buen pronóstico «como son lo
s infartos agudos de miocardio, las hemorragias cerebrales o los ictus, que tardan en llegar al punto de urgencias más de lo que tardaban antes».
El control de los factores de riesgo vascular como la hipertensión, el colesterol o alteraciones del tiroides, se ha dejado de hacer de forma sistemática . Joaquín Torres cuenta que «algunas cosas se han podido solucionar por teléfono pero hay cosas que no se detectan si no las ves. El impacto de deterioro por esta menor atención habrá que medirlo dentro de unos meses y esas cifras reflejarán la mortalidad indirectamente relacionada con Covid», dice.
Ana Gómez, vocal de Atención Primaria el Colegio de Médicos de Sevilla, destaca el colapso de los centros («un colapso muchas veces administrativo», dice) y teme que las listas se espera, pruebas y especialistas se multipliquen cuando acabe la crisis sanitaria. Explica esta médico de familia del Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) que «los pacientes aguantan el dolor más y esperan a consultar aunque tengan síntomas, de modo que se ven más isquemias cerebrales y patologías cardiacas descompensadas». En algunos centros se pasó de detectar veinte cánceres de mama al mes a no diagnosticar ninguno y hay personas con un infarto que llegan a la consulta con un cuadro muy avanzado por no ir al médico a tiempo. «Se junta el miedo a contagiarse de estos pacientes, muchas veces añosos, con la dificultad de acceder al médico porque el servicio Salud Responde se colapsa y cuesta mucho que te respondan», dice.
El miedo a ir la hospital aún no se está dando en la segunda ola, según J osé María Rojas-Marcos: «El miedo a venir que había en marzo y abril se ha perdido y de momento la gente sigue acudiendo a Urgencias», dice. Este médico del Virgen del Rocío insiste en que hay circuitos diferenciados para enfermos Covid y que funcionan con total seguridad. «El nivel de contagio está ahora mismo desbordado y hay muchas personas asintomáticas que sin saberlo están contagiando, pero esto nos lo podemos encontrar en cualquier sitio, también en un hospital, claro, pero es más fácil encontrar al virus en un bar, en un autobús o en un tren», asegura.
Este profesional de Urgencias sí teme que «un eventual segundo confinamiento eche para atrás a bastante gente, como ocurrió en la primera ola, y se dejen de ver patologías que no admiten demoras». También constata que «los retrasos en la atención en los centros de salud hace que a veces se descompensen determinadas patologías, pero no cree que se llegue a los límites de la pasada primavera : «La gente está aprendiendo a convivir con el Covid, aunque algunos se están pasando un poco, por la alegría».
José María Rojas-Marcos: «La gente sigue viniendo a Urgencias pero un eventual segundo confinamiento puede echar para atrás a bastante gente, como ocurrió en la primera ola, y se dejen de ver patologías que no admiten demoras»
A la vista de la evolución de la pandemia en Sevilla y de la situación de saturación de los hospitales, Manuel Aljama teme que «en las próximas semanas no haya camas para pacientes crónicos que las necesiten». La secretaria provincial de SATSE Sevilla, Reyes Zabala, comparte esa opinión y advierte que « tener un accidente de tráfico o caerte por una escalera y romperte una cadera puede resultar peligroso en el actual momento porque los hospitales sevillanos se están convirtiendo en hospitales Covid y ya están colapsados».
Zabala comprende que «se priorice el Covid» pero destaca que «en el Virgen del Rocío casi todas la áreas Covid han desplazado a todas las demás, incluso en las UCI, donde se ha emigrado a los enfermos oncológicos a áreas d e Traumatología o Cirugía Plástica que no están en las mismas condiciones» . Para la representante del sindicato de Enfermería, «el Covid está dejando huérfanos de asistencia a otras patologías, como se aprecia en las cifras. Digestivo tenía 30 camas y ahora está en 15. Y si llega un colon irritable, un colitis ulcerosa, incluso una cardiopatía o una cirrosis se puede ver afectada la asistencia por esta reducción».
Zabala destaca también que «l a reducción de la actividad quirúrgica está afectando mucho a las personas mayores . Si una abuela se rompe la cadera y no la operan porque su vida no corre peligro, lo cierto es que su salud sufre un grave deterioro hasta que la operen porque hay complicaciones. Lo mismo pasa si no te cambian una válvula cardiaca».
El cardiólogo Alonso Pedrote pide a los pacientes cardiacos que pierdan el miedo a ir al hospital. Durante la primera ola se notó un descenso importante en el número de marcapasos implantados
El cardiólogo Alonso Pedrote , jefe de Arritmias del Hospital Virgen del Rocío, explica que «en una situación tan seria como la que tenemos actualmente, con la asistencia en atención primaria saturada y el hospital lleno de pacientes Covid, es obvio que se tienen que generar retrasos», pero añade que «nuestra actividad cardiológica sigue realizándose dentro de la máxima normalidad posible. Si se produjesen demoras por la presión que generan los pacientes ingresados por Covid se establecerá siempre prioridad para los pacientes no demorables. Lo que siempre está garantizado es la cirugía cardiaca extracorpórea preferente o urgente, las angioplastias o los dispositivos cardiacos», asegura.
Pedrote explica que «es muy importante que los pacientes con cardiopatías no tengan miedo de acudir al hospital. El tratamiento cardiológico en ocasiones no puede ser retrasado y se puede poner en riesgo la vida, ya que el éxito del tratamiento es «tiempo dependiente». Si hay demora en acudir al hospital nos podemos encontrar con complicaciones cardiacas que no se veían desde hacía años y que cuando llegan ya es tarde para obtener el mejor resultado. Esto lo observamos en la primera ola -explica-, donde las complicaciones del infarto de miocardio eran en ocasiones las de hace 20 años, y también observamos un descenso en el número de marcapasos implantados. En algunas ocasiones esta demora puede ser por una banalidad pero en otras puede ser fatal».
Los cardiólogos que trabajan en Virgen del Rocío están colaborando igual que las demás especialidades en la primera línea con pacientes ingresados por Covid. «Ahora tenemos cinco o seis cardiólogos de la treintena del servicio atendiendo a pacientes Covid por turnos», asegura.
Para Rojas-Marcos, una de las víctimas colaterales del Covid es la pérdida de la relación directa médico paciente, sustituida en muchos casos por llamadas telefónicas, aunque se muestra optimista para cuando la pandemia desaparezca. « Hay muchos profesionales que se esfuerzan por conservar esa humanidad y ese cariño personal que tiene que establecerse volverá a nuestros hospitales y centros de salud», dice.
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