Sevilla y amén
Candela viva
A José Miguel Gallardo,
capataz de la luz
Las llamas bajo el palio, cenizas en la sien
del siglo, de la vida. Un nazareno blanco
se quema si la mira. Y Dios, solo en un banco,
la ve pasar sin tiempo: un año, un sueño, ... cien.
El fuego del dolor, amor al descompás,
se apaga con el llanto sereno de su alúd,
un duelo centenario de muerte y de Salud
que quema la memoria calé en San Nicolás.
Las lágrimas de magma, la lávica plegaria
del párpado desierto, el humo de la vela
que ciega su mirada, la luz turiferaria
que rompe el sol del Martes, la Madre de la esquela,
la Virgen de la túnica de hielo, Candelaria...
Candela viva dentro de un palio de candela.
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