#ArchivoABCsev: ¿Cuántos nombres ha tenido la calle Mateos Gago en la historia?

Queda claro que Mateos Gago es una calle con mucha historia, y además de sufrir numerosas transformaciones, de las que hablaremos más adelante, su nomenclatura no ha sido la misma a lo largo del tiempo . Es más, cada tramo se llamaba de manera diferente y fue renombrada en repetidas ocasiones. Como relata José María de Mena en su libro «Las calles de Sevilla» , en la Edad Media el tramo más cercano a la Catedral de Sevilla se llamaba Entalladores , por aquellos que trabajaban en la construcción de la seo de Santa María y desde la esquina del Mesón del Moro se llamaba Borceguinería , por el gremio de los que confeccionaban zapatos o botas bajas.

Más adelante, en el siglo XVI, había un gran corral que era propiedad de Juan de Guzmán y fue dedicado a corral de comedia para entretenimiento de los sevillanos. Debido a esto, el tramo pasó a llamarse Corral de Don Juan. Concretamente hablamos del mismo enclave en el que se construyó luego la iglesia de Menores, hoy parroquia de Santa Cruz . Más tarde, en el siglo XVIII la zona situada ante la iglesia adoptó el nombre de Menores y la próxima a la Catedral, Borceguinería .

En el año 1840 vuelven a venir los cambios y a todo se le llamará Comuneros , pero durará sólo 35 años, pues en 1875 vuelve a la rotularse como Borceguinería , hasta que en 1893 se le puso Mateos Gago en memoria del sabio latinista don Francisco Mateos Gago , que había fallecido un poco antes.

El nombre actual de la calle rinde homenaje a Francisco Mateos Gago, nacido en Grazalema en 1827 y fallecido en Sevilla en 1890. El padre Mateos Gago fue catedrático de teología de la Universidad de Sevilla y decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Sevilla le tuvo como unos de sus hijos predilectos, destacando por sus labores caritativas. D urante muchos años se dedicó a la enseñanza en el seminario de San Isidoro y San Francisco Javier de Sevilla. Como curiosidad, obtuvo la cátedra de Lengua Hebrea y destacó por su campaña contra la campaña protestante en Sevilla y a favor de los monumentos religiosos de la ciudad.

Los cronistas de la época le recuerda con un perfil polémico y apologista dentro del catolicismo. Destacado por publicar sus escritos en el diario carlista «El Oriente», «La Verdad Católica» y «El Siglo futuro». Era conocido por su feroz oposición al darwinismo.

Fue también fundador de la Academia Sevillana de Estudios Arqueológicos y sus restos mortales se encuentran en el Panteón de Sevillanos Ilustres.

La Colección gráfica de ABC muestra una insólita calle de Mateos Gago que chocará al lector. Esta era la imagen que ofrecía hasta la segunda década del siglo XX en que fue reformada para convertirse en la principal vía de acceso al barrio de Santa Cruz, objeto de una profunda intervención dirigida por el marqués de la Vega-Inclán, comisario regio, con vistas a la Exposición Iberoamericana de 1929.

Tal y como publicó en estas páginas François Guitard hace algunos años, la imagen es prototípica de esa época: muros encalados, balcones de madera y profusión de geranios y gitanillas en las ventanas como era costumbre (actualmente en desuso) y que tanto entusiasmo suscitó en los viajeros románticos, bien lejos de la imagen turística que ofrece hoy en día.

La calle ha vivido diferentes avatares en su historia. Primeramente enladrillada, se adoquinó en 1859 después de que se la dotara de iluminación de gas . En los años veinte se acometió su reforma más decisiva, según proyecto urbanístico de Antonio Arévalo. Aníbal González y Juan Talavera , entre otros destacados arquitectos de la época. En la época en que está tomada la fotografía, la calle todavía conservaba su nombre antiguo de Borceguinería con el que se había conocido el tramo entre la plaza Virgen de los Reyes y el mesón del Moro.

La intervención que se está acometiendo este 2020 en esta vía histórica de la ciudad favorecerá especialmente el tránsito peatonal y la accesibilidad universal. Será posible pasear sin estar preocupados con el tráfico, y con tranqulidad; como solemos recomendar en este serial, fijándonos en los detalles de la ciudad.

De este modo, se amplía el espacio de los acerados y se reduce el destinado a la calzada y al aparcamiento de vehículos. No es una obra sencilla, pues desde el Ayuntamiento de Sevilla han tenido que diferenciar tres tramos a lo largo de la calle, teniendo en cuenta las distintas configuraciones de cada uno de ellos. En concreto se han distinguido los trayectos entre la Plaza Virgen de los Reyes y la calle Rodrigo Caro, entre ésta y la calle Mesón del Moro y, finalmente, desde aquí hasta la calle Fabiola . Hay que esperar un poco aún para que retiren las vallas y lo veamos terminado.