Roberto Alberto Elías: «Peleo por democratizar económicamente el arte y hacerlo llegar al gran público»

–Cabe todo. El interés es preservar la riqueza tipográfica, mientras más amplio sea el abanico, mejor.

–¿Me destaca algunas de esas piezas recobradas?

–El rótulo del bar Casa Manolo de la Alfalfa, de Sevilla musical y piezas de la sala X de la calle Trajano; el rótulo de La Casa del Labrador…

–El neón de la sala X del cine Trajano se escapó...

–Se está en trámites de convencer al propietario actual y llegar a un acuerdo.

–Creo que fue a través de su pintura como entró en contacto con Sevillatipo.

–Ricardo Barquín y yo tenemos amistades comunes y frecuentamos talleres de gente cercana. Vio mi interés por la cartelería y que mi obra está muy relacionada con la tipografía, la rotulación y el cartel. Fue así de fácil.

–Sevillatipo ha recuperado medio centenar de piezas, desde pizarras de bares a cartelería. ¿Se expondrá al público alguna vez?

–Hay en marcha un proyecto para el mes de octubre, dentro del «Sevilla desing walk», donde se pretende dar visibilidad al trabajo realizado y exponer un gran número de piezas.

–Hablando de carteles, usted ganó el de las fiestas de primavera de Sevilla de 2002 y le cambió la vida.

–Pues sí. Tras ganar el premio, con su dotación, pude viajar a EE.UU y, a partir de ahí, encontrar un camino propio dentro de mi estilo, que es el hiperrealismo. También colaboré con la universidad de SR de Pensilvania.

–¿Qué descubrió en América que le abriera nuevos caminos a su forma de crear?

–Me dio mucha seguridad para caminar por el hiperrealismo y me abrió puertas expositivas tanto allí como en España. Expuse en Nueva York y en Pittsburg y aquí en Madrid, Barcelona, San Sebastián, Oviedo, Cáceres, Alicante…

–¿Por qué su exposición en Pittsburg giró sobre temas andaluces?

–Mi colaboración con la universidad consistía, precisamente, en potenciar y divulgar la cultura hispánica y allí son muy receptivos con nuestro arte, folklore y la cultura. Pinté desde el puente del V Centenario a agricultores de Mairena del Alcor y mujeres en feria.

–En el país de los grandes hiperrealista, Denis Peterson, Eduard Hooper, Don Eddy, hay que tener mucho arrojo para presentar una exposición hiperrealista. ¿Le temblaron las piernas?

–Bueno, en principio, sí. Poco a poco se le va cogiendo el pulso al trabajo y al oficio y se deja de sufrir y se empieza a disfrutar. Y disfruté bastante. Yo soy gran consumidor de cultura americana, desde música a literatura y cine.

–Su acuerdo con la universidad de Pittsburg le obligaba a dar charlas y conferencias a los universitarios. ¿Qué opinión tenían sobre la pintura española actual?

–Conocían y disfrutaban de la pintura de Antonio López y de la de su mujer, María Moreno, pese a lo que se pueda pensar, la cultura española es muy cercana a los universitarios de Pittsburg.

–Cuando regresa viene convencido de que estamos perdiendo nuestra escuela de rotulación a mano y se entrega a rescatarla. ¿En su obra se rastrea ese afán?

–Yo vuelvo con la intención de incluir en mi obra todo lo que pueda referente a rotulación a mano, letras, mensajes escritos, cartelería, neones. Un vistazo a mi álbum te lo confirma.

–Usted cree firmemente que el arte debe estar alcance de cualquier bolsillo y pinta formatos más asequibles que un fin de semana de cena y parranda. ¿Le crea muchas enemistades?

–Enemistades no. Pero hay compañeros de profesión que piensan que los precios deben ser más elevados. Yo peleo por llevar la obra de arte al mayor público posible, democratizarlo económicamente.

–¿Las redes sociales han transformado el mercado del arte?

–Han venido para cambiar el modelo. Hoy los artistas tenemos más oportunidades de presentar la obra directamente.