«Nunca había ocurrido en España que la mortalidad del invierno se mantuviese en la primavera y eso ha pasado este año»

-¿Por qué la mortalidad ha crecido este año en España ya sin el efecto Covid?

-Este año 2022 han ocurrido cosas extrañas cuyas causas habrá que estudiar bien. A finales de marzo y principos de abril la mortalidad suele decaer en España una vez que se supera el invierno pero este año no se ha producido esta caída. Se estancó la mortalidad prácticamente en toda España, algo que no había pasado nunca. Ha sido como si no hubiese llegado la primavera, una época donde siempre muere menos gente que en invierno. Yo no quiero alarmar pero esto no es normal.

-¿Por qué ha muerto más gente durante esta primavera que en todos los años anteriores?

-No lo sabemos y yo no tengo una explicación. En los años 2020 y 2021 se podía atribuir este exceso de mortalidad al Covid pero este año no ha muerto tanta gente por esta enfermedad. El exceso de muertes en verano sí se pueden atribuir, al menos en gran parte, a la ola de calor y a las altas temperaturas. El MOMO hace estimaciones de muertes por calor pero suelen conservadoras, con un solo parámetro de la temperatura máxima, y podrían quedarse cortas.

-¿Cuántas personas más han muerto desde la primavera?

-Hablamos de un 4 por ciento más de muertes a la semana durante la primavera. Puede no parecer mucho desde un punto de vista cuantitativo, pero este 4 por ciento se ha ido manteniendo y acumulando semana a semana, y si sumamos toda las cifras resultan más abultadas.

-¿El verano también ha sido anormal?

-Sí. hay que decir que ha sido un verano anormalmente caluroso. No se daba un verano tan caluroso desde el famoso verano de 2003. Hablamos no sólo de temperaturas muy altas, más altas de lo normal en esta época, sino de temperaturas muy altas mantenidas durante mucho tiempo sin dar respiro. El exceso de fallecidos en España durante los meses de junio, julio y agosto, según el MOMO, fue de 21.355.

-Estas muertes afectaron mucho a Andalucía, especialmente a Sevilla.

-Sí. En Sevilla en julio no hubo respiro prácticamente en tres semanas. Esto es anormal. Yo participo en proMeteo y por primera vez le pusimos el nombre a una ola de calor a finales de julio. En el verano de 2003 la mortalidad se duplicó en Sevilla por la ola de calor. Para que se haga una idea: antes morían unas 400 personas a la semana en la provincia y empezaron a morir ese verano más de 700, casi el doble.

-¿Se pueden comparar esas cifras de mortalidad con las de este verano?

-En 2022 a finales de junio y principios de julio morían unas 300 personas por semana, en la provincia de Sevilla. Y en la partir del inicio de la ola de calor se alcanzaron 420 muertes por semana. Es un crecimiento importante, del 40 por ciento, respecto al año pasado, porque por esas fechas murieron 300 personas a la semana en julio. En agosto del año pasado las muertes crecieron hasta las 350 semanales, quizá por Covid. Pero el pico de mortalidad de este verano ha sido significativo después de una primavera en la que no cayó la mortalidad respecto al invierno, cosa que nunca había pasado.

-¿Ha muerto más gente este verano por calor que en la famosa ola de 2003, a lo largo de la cual murieron miles de personas en Francia, algo insólito?

Estos datos hay que ponderarlos con otros con otros para extraer conclusiones. En España había 40 millones de habitantes en 2003 y hoy hay 47 millones. Y hay otro dato importante: en 2002 la edad media de la población española era 34 años y hoy es de 44 años. El envejecimiento de la población es evidente.

-¿Esto se debe sólo a un descenso de la natalidad o hay más causas?

-Se debe a que la natalidad ha bajado y a que cada vez tardan más en morir las personas mayores. En 2003 morían más personas de más de 70 años que ahora. Tramo a tramo van mejorando las tasas de mortalidad. La esperanza de vida es la medida de eso y está en aumento.

-De 2003 a 2022, que son 19 años, la edad media de los españoles ha subido de 33 a 43. ¿Es previsible que de aquí a los próximos 19 años la esperanza de vida crezca otros diez hasta los 53?

-Esto es algo difícil de predecir pero no se puede descartar, si sigue cayendo la natalidad y se sigue reduciendo la mortalidad. El INE ofrece datos desde 2000 y uno ve que desde entonces la tasa de mortalidad está bajando en todos los grupos de edad, pero especialmente entre los jóvenes.

-¿La explicación puede estar en la reducción de los accidentes de tráfico?

-Es posible que sea una de ellas. En todo caso, es un dato objetivo. También en los grupos de 80 años se está reduciendo la mortalidad, quizá por mejoras sanitarias y mayor prevención de accidentes.

-Hace dos veranos hubo un gran repunte de mortalidad por Covid pero afectó sobre todo a personas de edad avanzada.

-En primavera y verano de 2020 fue bestial. En Madrid, si no me falla la memoria, creció sesenta veces la mortalidad. La mortalidad natural va creciendo con la edad y sube exponencialmente. En el Covid pasó igual, crecía la mortalidad exponencialmente segun avanzaba la edad.

-¿Las pandemias siempre afectan más a las personas mayores que a las jóvenes?

-En el caso del Covid así ha sido pero ha habido casos en los que no. La pandemia de gripe de 1919 mató a más gente joven porque la mayor había pasado otra ola de gripe anterior y tenía cierta inmunidad. Los jóvenes no tenían ninguna inmunidad natural contra el virus y eso hizo que murieran muchas y que su muerte impactara más en la sociedad. Pero lo normal es que afecte más a los mayores. Con el calor pasa igual: la mayoría de la mortalidad se produce en gente mayor que, en general, tiene más patologías previas que la gente joven.

-¿Hasta qué punto está influyendo el cambio climático en estos episodios de calor?

-El temor a que el cambio climático haga estos episodios más frecuentes e intensos está ahí. Puede darse también episoidos que abarquen más superficie del planeta. Tanto en 2003 como en este verano de 2022 afectaron a prácticamente todo el continente europeo. La causa principal del cambio climático se originó a partir de la primera revolución industrial. Desde entonces se está quemando combustibles fósiles, lo cual está acumulando CO2 en la atmósfera y en los océanos. Es un hecho incuestionable y un gran reto solucionarlo porque se trata de un problema global de primera magnitud. Si encontráramos una manera de capturar todo ese CO2 de la atmósfera y convertirlo en otra cosa, o se pudiera enterrar de alguna forma, el problema desaparecería. Pero no es fácil que esto pueda hacerse en un futuro próximo.

-¿Nos tenemos que ir acostumbrando, pues, a olas de calor cada vez más frecuentes?

-No habrá más remedio si se hacen más frecuentes, como temen muchos expertos en cambio climático.

-¿La guerra de Ucrania y la necesidad de limitar las importaciones de gas y petróleo ruso para no financiar ese conflicto bélico pueden ser una oportunidad para luchar contra el cambio climático?

-No lo veo fácil a corto plazo. Dependemos aún del petróleo y será complejo sustituirlo. La transición a otras formas de energía va a ser larga. Pienso en qué pasaría si todos los coches fueran eléctricos y todos nos fuéramos un sábado de verano a la playa. ¿Cómo se enchufarían todos? No es fácil realizar ese cambio y no se pueden cargar en cinco minutos como quien llena el depósito en una gasolinera.