El rincón de... Paco Naranjo
«¿Mercado del arte? No se puede montar una joyería Cartier en mitad de la montaña»
Varias galerías norteamericanas de Nueva York, Boston y Chicago, esperan que de su retiro en la cuenca minera onubense, salgan diez obras para una exposición. Soledad y trabajo son sus aliados
Felipe Gayoso: «No es que esté permitido robar. Es que en el campo se roba de todo»
Sevilla
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Iniciar sesión—Usted me ha asegurado que es incapaz de hacer dos veces el mismo cuadro. ¿Cómo son estos en los que trabaja para cruzar el charco?
—No me gusta repetirme. Es como si repitiera el camino. Y en mi pintura siempre aspiro a abrir ... nuevos caminos, alcanzar nuevos horizontes.
—La cuestión es que, retirado en la montaña como un anacoreta, usted espera sacar nuevas ideas, formas y colores ¿Lo va consiguiendo?
—Ese es mi afán. Y por eso me he autosecuestrado en este rincón solitario del Andévalo. Le puedo decir que, las últimas lluvias, le han dado al paisaje natural una dimensión absolutamente plástica. Espero que me aproveche.
—¿Eso le resulta imposible hacerlo, por ejemplo, en un estudio de la Alfalfa?
—No, realmente no. Pero a veces hay que salir de nuestra propia zona de confort para pensar de otra forma distinta. El sentimiento es el mismo en la Alfalfa que en el Andévalo. Todo depende del cristal con el que se mire.
—Pero hubo un tiempo en el que usted pintaba y creaba a pleno rendimiento viviendo en la ciudad. ¿Qué le ha hecho cambiar de idea?
—Quizás estrenar un capítulo nuevo de mi vida que tenía aparcado y que le ha llegado su momento. Siempre pensé que para mi y para mi pintura, vivir en el campo, sería muy acertado y necesario. Aquí no existe el tiempo. Solo la mañana, la tarde y la noche.
—Por cierto, parece que el epicentro del arte ha abandonado el Soho y opta por la otra orilla del Hudson…
—Así es. Los que tuvieron la visión inmobiliaria de comprar en el Soho, han vendido y se han trasladado al nuevo epicentro del arte neoyorquino: Bushwick, en el barrio de Williamsburrg, en Brooklyn. En el Soho hoy solo quedan tres galerías y había muchísimas.
—Es curioso cómo un barrio más o menos olvidado se encumbra en la pirámide inmobiliaria gracias al fenómeno galerístico.
—Es lo que ha pasado en Bushwick, que es el nuevo foco artístico de la gran manzana. Tampoco olvidemos el complejo de naves industriales del barrio de Chelsea.
—Disculpe mi frivolidad: aquí en Sevilla, a lo máximo que hemos llegado en ese aspecto, fue a la llamada Casa de los Artistas de la calle Feria…
—(Risas) No se puede montar una joyería de Cartier en mitad de la montaña.
—Es un hecho que tenemos buenos artistas y un modesto mercado…
—Esa es la realidad. El nivel artístico es descomunal. Pero el dinero que se mueve en el mercado del arte local es un hándicap para que la industria plástica evoluciones de forma natural.
—Imagino que los brokers a bordo de ferraris de alta gama ya no frecuentan las galerías del Soho.
—Y de Sevilla, menos.
Quintero me dijo que pusiera en su monumento «dedicado a mis queridos hijos de puta»
Félix MachucaAutor del mausoleo de Jesús Quintero en San Juan del Puerto, revela cómo construyó en su estudio la atmósfera quinteriana que le permitió meterse en el alma de periodista y rematar una obra impactante
—Me va a perdonar la indiscreción. ¿Es cierto que la hija de un banquero español le compró cuatro cuadros de una exposición en el mismo día?
—Así es. Conocí a Cristina Ordás esa misma mañana en un almuerzo en su yate. Y después me dijo que le encantaría ir a mi estudio y ver mi pintura. Estuvo una hora mirando y sin hablar. Luego me compró los cuatro cuadros.
—Creo ha visto a intermediarios chinos invertir en obras de arte en Madrid con comisiones del 15%...
—Fui testigo de una de esas operaciones. La galerista guardaba en su almacén tapices valiosísimo de los siglos XII y XIII para su venta. Un grupo de chinos fueron a ver esos tapices. Pero no se llevaron ninguno. En cambio, me compraron cuatro cuadros que están en Hong Kong. El intermediario chino negociaba con la galerista una comisión del diez al quince por ciento.
—No sé si es solo una impresión. Pero creo que al año de Picasso se lo está comiendo la ideología…
—Picasso es uno de los pilares del arte contemporáneo. Y eso nadie puede borrarlo. Algunos comentarios que han surgido para señalar la imagen de Picasso me parecen injustos y no merece más comentario.
—No sé si preguntarle su opinión sobre el Museo de Bellas Artes. ¿Sabe lo que ocurre para que su ampliación sea tan complicada como viajar a Marte?
—Misterioso. Realmente que una ciudad como Sevilla que oferta arte, historia y patrimonio, será difícil que avance si no crece proporcionalmente en sus museos.
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