entrevista
El «tumor negro» de Manu Sánchez con su cáncer: «He perdido un testículo pero he ganado dos ovarios»
El actor, presentador y cómico sevillano, que fue padre por segunda vez dos días después de que le diagnosticaran un cáncer testicular, dice que «este cáncer no es sólo mío sino de toda mi gente y el humor es la válvula de escape para que la olla a presión no explote»
«Era muy buen estudiante y me costó convencer a mi padre de que iría mejor como cómico que como ingeniero de telecomunicaciones»
«Cuando me dijeron que podría quedarme parapléjico y sin riñones, no pensé ciertas cosas gracias a mis dos niños»
«Que mi oncóloga tenga que ver a 40 pacientes cada día me parece algo bárbaro»
Sevilla
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Iniciar sesiónA Manu Sánchez se le daban muy bien las matemáticas y era un estudiante tan bueno que cuando cumplió 18 años sus padres ya pensaban en un brillante ingeniero de Telecomunicaciones para la familia. Pero escribir, hablar y hacer reír se le daba aún ... mejor que las matemáticas y eso es lo que ha venido haciendo durante los últimos veinte años en teatro y televisión (y todo con éxito). Su sentido del humor no es impostado ni prefabricado y te habla de una intervención de quince horas que sufrió meses atrás y que podía haberlo dejado postrado en una silla de ruedas y sin riñones para bromear acto seguido sobre una amiga que quería estrenarlo todo al instante y que «por eso no se atrevía a contratar un seguro de vida». El calvario que ha vivido durante los últimos doce meses y del que está saliendo (también con éxito) tras cinco cirugías y unos ciclos muy duros de quimioterapia no le ha borrado la sonrisa. «Cuando vi la muerte de cerca, me di cuenta de que no quería ir a conocer Japón, que me gustaría, sino seguir haciendo las cosas que venía haciendo antes del cáncer», cuenta. Y ha comprobado, gracias a su enfermedad, que la gente lo quiere. No su gente (su «tribu», como la llama), sino la que no lo conoce más que de verlo en la tele o en el teatro.
-Dice Dani Rovira, actor y humorista como usted, y que superó también un cáncer, que en esa época bromeaba mucho sobre su enfermedad, que hacía chistes, humor negro, decía, no porque no le afectara sino para tratar de quitarle hierro, aunque fuera solo durante unos segundos. ¿Usted también los ha hecho?
-Dani Rovira me mandó un mensaje muy cariñoso cuando se enteró. Esta enfermedad se la toma demasiado en serio y hay que también tomársela con humor. Fíjese que ni siquiera se la nombra. Fulanito ha fallecido de una larga enfermedad. O tal persona tiene una cosa mala. En Andalucía estar malito es peor que malo, que suele ser gastroenteritis. Estar malito a menudo quiere decir cáncer. Aquí hay que tirar de tumor negro, como yo digo, porque se ha convertido en parte de mi día a día y hay que hacer bromas. A veces el humor llega sin querer. Con Rafa, mi socio y mejor amigo, hice el primer chiste a los pocos minutos de recibir la noticia de los análisis con el cáncer. Me dijo algo así como que esto va a a ser un paréntesis, esto va a pasar, Manu, esto lo vamos a conseguir, pronto será una pesadilla, vamos a por ello, lo vamos a superar juntos. Nos abrazamos, lloramos los dos, y nos volvimos del hospital para seguir grabando el programa de Canal Sur. Y en el coche, camino del teatro, tras unos segundos en silencio, me dice: «Por cierto, Manu, ¿sabes otro que se está muriendo?». Y le dije: «Rafa, ¿otro qué quiere decir?». Se le cambió la cara y me dijo: «Perdona, no me he dado cuenta». Le había traicionado el subconsciente y los dos nos miramos y empezamos a reírnos. Él lo pasó fatal porque se le escapó pero luego bromeamos sobre eso. Y nos dijimos que de esto también teníamos que reírnos. A mi hijo le dije en la pasada fiesta de Halloween: «Papá se pone dos tuercas en la cabeza y no tiene que disfrazarse para ser Frankestein con todos los costurones que llevo».
-Dani Rovira contaba que él hacía esos chistes porque estaba muerto de miedo.
-El humor es la válvula de escape que hace que una olla a presión no explote. En Andalucía se dice que donde más te ríes es en un velatorio. Es casi una fórmula de supervivencia. A mí me han llegado todos los memes de los colegas por sólo tener un huevo en vez de dos, por el que me quitaron por mi cáncer. Y yo intento contrarrestarlo. Como me diagnosticaron el tumor el 19 de abril y tuve la niña el 21 de ese mes, digo que no he perdido un testículo sino que he ganado dos ovarios.
-Y habrá ganado más cosas con este cáncer.
- A mí me han pasado cosas muy bonitas. La gente me ha mandado sus santos, sus patronos, sus amuletos, sus reliquias. El otro día me paraba una señora en la calle a la que no conocía saliendo de la iglesia de San Judas Tadeo y me dijo llorando: «Acabo de rezar por ti». Se me cayeron dos lagrimones y abracé a la señora. He descubierto con el cáncer que hay mucha gente que me quiere. Yo sospechaba que a la gente le hacía gracia y compraban una entrada para verte en el teatro pero he descubierto que además me quieren.
-Reconoce que tuvo miedo a morir y no salir del hospital como le ocurrió al fotógrafo de su programa, víctima de un cáncer fulminante. ¿Pensó en las cosas que no había hecho y que le hubiera gustado hacer?
-Sobre todo pensé que me encantaba la vida que tenía. Tengo muchas ganas de ir a Japón o de escribir una novela, pero no pensé en eso sino en que no iba a disfrutar más de mis hijos. Lo que quería era tener tiempo para seguir haciendo lo que estaba haciendo. De lo que me he dado cuenta es de que los planes hay que hacerlos ya y que cuando un amigo te dice que nos tenemos que ver y tomarnos un café, hay que preguntarle dónde está en ese momento e ir para allá.
-¿Hay que vivir todos los días como si fuera el último?
-No digo eso porque sería insufrible estar todos los días con el código de que me puedo morir en cualquier momento. Pero sí que no hay que hacer muchos planes a largo plazo. Mi oncóloga, de todas maneras, me ha puesto una alarma cada dos meses para que no se me olvide.
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