Iglesia en Sevilla

Lecciones de Los Pajaritos para toda Sevilla

La conjunción entre médicos y farmacéuticos es «replicable» en otras barriadas en riesgo de exclusión

La parroquia Blanca Paloma acogió una jornada sobre 'Farmacia y Comunidad' en torno a este caso de éxito

Cáritas lideró un proyecto para convertir a las oficinas de farmacia en «antenas de alerta de riesgos» sociosanitarios

María Guerra

Es un caso de éxito digno de estudio. Conforme pase el tiempo se verá con más nitidez el valor que entraña para la atención a los colectivos más desfavorecidos en barrios con mucho porcentaje de población en riesgo de exclusión; de momento, el programa de ... acompañamiento a los pacientes de Tres Barrios (Candelaria, Pajaritos y Madre de Dios) ha obtenido un premio nacional del Colegio de Farmacéuticos y marca un camino de cooperación público-privada.

¿De los Pajaritos puede salir algo bueno? El eco evangélico de la pregunta retórica del apóstol Bartolomé referida a Nazaret resonó en la jornada 'Farmacia y Comunidad' desarrollada el miércoles pasado en la parroquia de Blanca Paloma con intervención de todos los protagonistas de este programa de seguimiento a los pacientes. En el fondo, la sesión divulgativa tenía la misma intención que la respuesta a Jesús a Natanael en el Evangelio de Juan: «Ven y verás».

Sobre el terreno, lo que se ve es que las Cáritas parroquiales auspiciaron un programa de acompañamiento sociosanitario a los enfermos a través de las oficinas de farmacia en estrecha colaboración con el centro de salud de la Candelaria que atiende a la población de los Tres Barrios. El resultado es más que alentador y abre «horizontes de esperanza», como dijo monseñor Valdivia en la inauguración de la jornada.

La religiosa Juani Macías, hermana de la Doctrina Cristiana, y la farmacéutica Rosario Cáceres (catequista y seglar de la congregación) idearon un sistema por el que Cáritas asumía el copago de las medicinas de muchos vecinos de la zona sin disponibilidad económica a cambio de un seguimiento de su salud en las oficinas de farmacia en el barrio mediante controles de tensión, glucemia o de interacción y efectos secundarios de medicamentos prescritos. Cualquier incidencia reseñable se comunica de manera muy directa (a través del teléfono o del grupo de mensajería compartido por la directora médica y los boticarios) para atajar cualquier complicación de forma eficaz y urgente.

El programa no hubiera salido adelante sin la implicación de muchas personas: casi el centenar de voluntarios de Cáritas atentos a las necesidades de los residentes; las farmacias lideradas por Domingo Ortega, Elisa Borrego e Isabel Villafranca; y el personal sanitario que dirige Paloma Porras en el centro de salud. Un ejemplo de coordinación que el presidente del Colegio de Farmacéuticos, Jaime Román, prometió «replicar donde haga falta». «Nadie siente que se invadan sus competencias profesionales porque todos perseguimos el mismo bien común: el paciente», dejó dicho Elisa Borrego en la mesa que compartía con la doctora Paloma Porras, que subrayó: «Se trata de sumar, aquí no hay egos».

Tanto, que el centro de salud de la Candelaria se convirtió en el de toda Sevilla con más citas por internet cuando la inmensa mayoría de su población atendida no se maneja en las redes. ¿Cómo conseguían acceder a reservar la cita con su médico de familia entonces? La propia oficina de farmacia les resolvía ese engorroso trámite facilitándoles algo que de otro modo no podrían obtener por sus medios.

Trabajo coordinado

Esa filosofía de ayuda inspira el trabajo coordinado que tuvo en los meses de confinamiento durante la pandemia su prueba de fuego: «Mantuvimos el centro de salud abierto desobedeciendo órdenes de los superiores del SAS pero obedeciendo las órdenes del corazón», afirmó Porras.

Francisco Ortiz, deán de la Catedral e integrante del equipo parroquial que atiende Blanca Paloma y Candelaria, incidió en el lado espiritual del proyecto, que definió como «de Dios, que se sirve de nosotros»: «Los farmacéuticos han optado por estar en este barrio, porque hay que tener vocación para estar aquí».

El panorama del barrio al que el Gran Poder acudió en misión en 2021 y su deterioro progresivo fue sombrío: «En este barrio no queda ni Dios, se han ido todos los bancos, no hay grandes cadenas comerciales, no hay tiendas de marca, ni siquiera el Ayuntamiento tiene oficina aquí, sino en el barrio de al lado, lo que queda de presencia institucional es la parroquia y las farmacias».

Por su parte, la hermana Juani Macías, con doce años de experiencia en la zona, insistió en el problema de la vivienda con alquileres «sin papeles» (o sea, sin avales ni garantías so pena de verse en la calle si no se abona en metálico) de 650 euros al mes en Madre de Dios. «Estos son lugares sagrados que hay que pisar con mucho cuidado, no son para experimentar ni para buscar beneficio», señaló pidiendo el máximo respeto a la dignidad de sus moradores. «No es fácil vivir entre los pobres, pero es un lugar de Dios», apostilló el párroco introduciendo el sentido teológico que el Papa Francisco le da al pueblo de Dios.

La jornada contó también con la participación de Pilar Farjas, presidenta de la Cáritas diocesana de La Coruña y con una dilatada experiencia política como consejera de Salud y directora general en el Ministerio. Su ponencia estuvo enfocada a revitalizar los «vínculos comunitarios» para combatir la epidemia silenciosa de la soledad no deseada en ancianos pero también en jóvenes y niños: «Las parroquias, si algo sabemos hacer bien es crear vínculos y propiciar espacios de celebración en común».

«Cáritas es la puerta que siempre está abierta», dijo antes de exponer el programa 'AcompáñoTE' de atención a personas mayores solas que cuenta con la colaboración de 65 farmacias de La Coruña para dar la voz de alarma sobre cualquier sospecha de riesgo por deterioro cognitivo o físico de los ancianos.

El obispo auxiliar resumió en las palabras de inauguración el objetivo último de la jornada y del programa de atención sociosanitaria en sí: «No podemos vivir solos, no podemos asustarnos de nuestra debilidad, de esa vulnerabilidad que nos ataca a todos».

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