Una Iglesia de Champions

No sólo porque el porcentaje de declarantes que marcan la casilla para el sostenimiento de la Iglesia Católica sea significativamente mayor que la media nacional (en torno a diez puntos por encima) o por contar con un auténtico pulmón financiero como es la visita cultural a la Catedral sino por la actividad pastoral desplegada durante el año pasado. De nuevo, las confirmaciones vuelven a ser el sacramento más administrado -lógicamente, restringiendo la comunión a los primeros comulgantes- en la archidiócesis, consecuencia de la obligación de estar confirmado en la fe para actuar como padrino en bautizos y bodas.

La Iglesia de Sevilla puede presumir -y se detecta un orgullo indisimulado desde que asumió la sede don José Ángel en 2021- de unos niveles de ingresos muy superiores a los que depararía la base social en su territorio y de unos niveles de vida sacramental también por encima de la media nacional como consecuencia del sustrato religioso que mantienen las hermandades y cofradías aquí implantadas.

Ahora bien, ¿qué panorama se avizora en el horizonte? La excesiva dependencia de los ingresos por la entrada de turistas en la Catedral, hoy por hoy el monumento más visitado de la ciudad, condiciona la programación de obras de rehabilitación y nueva planta como se vio durante la pandemia en que se contrajeron notablemente las partidas que aporta el Cabildo.

En la próxima década, la archidiócesis tiene que acometer la construcción de diez nuevas parroquias en zonas de expansión urbana de la geografía provincial. Sin el caudal que aportan los turistas de la Giralda y la Catedral, sencillamente sería muy difícil, por no decir imposible.

O tendría que recurrir a endeudarse, como le ha pasado a la diócesis de Almería, sometida a un durísimo plan de ajuste tras las decisiones aventuradas de su anterior prelado. En Sevilla, ese ajuste orgánico se ha dado en los años precedentes, pero 2023 dibuja ya una recuperación de los niveles previos a la pandemia, tomando los datos en euros corrientes (sin descontar la inflación).

La otra amenaza para el futuro viene de la excesiva concentración económica en determinadas parroquias que actúan como locomotoras de la actividad pastoral mientras la mayoría va a remolque. La relación entre ingresos (colectas, suscripciones y donaciones) y compromiso de la feligresía es evidente a poco que se repasen los renglones de la abultada documentación presentada ayer.

Así, la parroquia de Los Remedios se revela como un formidable trasatlántico con 628.920,24 euros de ingresos durante el año pasado, que supera con creces la mayoría de los arciprestazgos (agrupación de parroquias de una misma zona). Por detrás, le siguen tres parroquias del mismo arciprestazgo de San Bernardo en la vicaría Sevilla 1 de la capital: San Sebastián, con ingresos de 384.707 euros; la feligresía vecina de San Carlos Borromeo, con 317.804 euros; y el Corpus Christi, en el paseo de la Palmera, con 314.206 euros de ingresos.

Por debajo de ese podio, se sitúan parroquias de muy diferente perfil: San Vicente Mártir, en el centro de Sevilla, con 254.240 euros ingresados en 2023; San Juan Pablo II en Montequinto, muy joven, con 240.972 euros de ingresos; Santa María de Mesa, prioral de Utrera, con 223.62 euros; el Espíritu Santo de Mairena del Aljarafe, muy activa en su zona, con 214.974 euros. En este grupo debe de faltar la parroquia de la Magdalena, también del Centro, cuya información aparece incompleta en la memoria.

Salvo excepciones que están en la mente de todos, ese mapa de las diez parroquias con más ingresos casi calca el de la actividad pastoral que desarrollan con grupos, comunidades, movimientos y realidades eclesiales que encuentran acomodo bajo su techo. Digamos que es la división de honor de la Iglesia en Sevilla, aunque la comparación en términos futbolísticos resulte algo injusta.

A medio plazo, cada vez más acentuado por la disponibilidad de los feligreses no territoriales que acuden por libre elección a otra parroquia diferente de la que les corresponde, es probable que esas parroquias sigan creciendo y concentrando actividades de todo tipo mientras las feligresías más rezagadas sigan perdiendo fieles. Es la dicotomía que se plantea entre una pastoral de conservación y otra misionera, en línea con la Iglesia en salida que propugna el Papa Francisco.

Preguntado por el desglose en actividades de Nueva Evangelización (primer anuncio de salvación y catequesis), monseñor Saiz explicó que resulta imposible porque «la evangelización es un elemento transversal» que recorre toda la actividad de la Iglesia. «La obra caritativa también es evangelización», dijo antes de disculpar que esa información requeriría de un desglose por cada parroquia que ahora mismo no se lleva a cabo.

El padre James Mallon, impulsor de la conversión pastoral de parroquias católicas con su ministerio de Renovación Divina, sugería el pasado fin de semana en un encuentro del método Alpha en Alicante que toda actividad que se lleve a cabo tiene que estar enfocada hacia la evangelización de los que están fuera de la vida parroquial. Evidentemente, los clubes de bridge -como el que relata en su libro homónimo- no lo están.