El 'crimen de la movida' de Sevilla cumple 25 años: alcohol, jóvenes y navajas
crónica de sevilla en negro
Alejandro Domingo Méndez Rodríguez tenía 24 años cuando recibió dos puñaladas en el corazón mientras estaba de botellón en los Jardines de Murillo de la capital; su asesino era menor de edad
Una pareja contempla la cruz en recuerdo a Alejandro Domingo Méndez, asesinado en los Jardines de Murillo hace 25 años
Sólo tenía 24 años y como cada fin de semana había salido con sus amigos para hacer botellón en los Jardines de Murillo de Sevilla Alejandro Domingo Méndez Rodríguez era un chico pacífico, bueno, pero, de repente, se vio envuelto en una pelea en ... la que recibió dos puñaladas en su corazón. Su asesino era menor de edad. Pasaban las dos de la madrugada del viernes 7 de noviembre de 1998. Menos de dos horas después se producía una llamada: «¿Es usted el padre de Alejandro Domingo Méndez?». «Sí, ¿qué ocurre?». «Venga cuanto antes al Hospital Virgen del Rocío por la parte de Urgencias».
Era un policía avisando al padre de la víctima. A esa hora, su hijo ya había muerto desangrado durante el traslado desde la avenida Menéndez Pelayo al hospital. Fue recogido por una ambulancia a escasos metros del antiguo Equipo Quirúrgico, cuyos sanitarios no salieron a auxiliar al chico, lo que generó una polémica en los días posteriores.
La 'movida' juvenil sevillana traía desesperados a los vecinos el barrio de Santa Cruz. Pero también la inseguridad. Meses antes una turista fue asesinada durante un atraco en los Jardines de Murillo, que fueron vallados tras el crimen de Alejandro.
El origen de la agresión mortal pudo estar en la petición de un refresco, aunque las versiones no estaban claras. Lo que sí quedó demostrado, otra vez, es que la mezcla de alcohol, jóvenes y armas era explosiva. La Policía Nacional detuvo varios días después a ocho personas, todos estudiantes entre 17 y 19 años. Ante la juez instructora llegaron a admitir que solían portar navajas porque «estaba de moda». De hecho, uno de ellos no tuvo otra idea que acudir a los juzgados con una de ellas encima.
Se sucedieron los interrogatorios, las ruedas de reconocimiento y los careos. Entre los arrestados, Isaac V.S., el 'Boston', y Manuel L.R., el 'Blanquito'. Tenían 17 años. Ambos portaban navajas esa noche, pero los dos negaban ser los autores material de los apuñalamientos. Entraron en prisión provisional, pero ante la carencia de pruebas contra ellos fueron puestos en libertad provisional.
Durante la instrucción de la causa judicial surgió una cuestión relevante. No se sabía cuál de las dos armas intervenidas se usó para matar a Alejandro. Las heridas eran compatibles con las dos. Hasta que llegó un informe de la Brigada Científica de la Policía sobre la ropa de la víctima. Desveló este interrogante: fue la navaja de Isaac.
La Fiscalía retiró la acusación contra Manuel y sólo imputó de homicidio al 'Boston'. El abogado de la familia, Adolfo Cuéllar, acusaba al primero de cooperador necesario.
Isaac fue juzgado en octubre de 2001 y fue condenado a ocho años en un centro de internamiento y cinco años de libertad vigilada, la mayor pena contemplada entonces en la Ley del Menor. La Audiencia de Sevilla, en marzo de 2002, confirmó la sentencia.
Este caso marcó un antes y un después en la movida juvenil sevillana. Pero también será recordado por la respuesta reconciliadora de la familia de Alejandro, cofrade de San Bernardo y la Sacramental del Sagrario. A su edad ya había hecho sus pinitos como orfebre con su abuelo.
En una carta remitida a ABC en enero de 2001, el padre de Alejandro desveló lo que le decía a su hijo, mientras contemplaba y acariciaba su cadáver en una habitación del Virgen del Rocío. Mientras le hacía la señala de la cruz sobre su pecho apuñalado, le pidió a su hijo que perdonara a los asesinos, como Cristo perdonó a sus verdugos. Le dijo: «Hijo mío, yo también los perdono».
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