Arcángel: «Soy ateo, pero creo que seré un buen Jesucristo»

-¿Alguien cantaba flamenco en su familia?

-No. Ni profesionalmente ni de forma amateur, pero en Alosno, donde nací y donde es mi familia, es un pueblo con mucha tradición de fandangos. En casa los escuchaba pero de manera tibia, como cualquier otra música.

-Empezó a cantar flamenco con 10 años. ¿Qué le atrajo de ese arte?

-No lo sé. Me llamaba la atención por encima de otras cosas. Me gustaba mucho el flamenco.

-¿Estudió flamenco?

-En mi época no había como ahora una carrera de cante flamenco y de guitarra flamenca. Entonces no existían esas clases y en mi generación somos un poco autodidactas.

-¿Cuida su voz como los cantantes de ópera, que casi nunca toman bebidas muy frías ni muy calientes?

-No demasiado. Soy un poco anárquico en esto y lo único que hago es tratar de descansar. Si son ocho horas, bien; y si son diez, mejor. Y hago bastante deporte, no sé si eso también ayuda. Siempre me ha preocupado intentar sacar mi color de voz natural, por mimar el sonido. Hay mucha gente en mi profesión que no pone una voz suya, no usa su voz natural, quizá porque creen que la suya no pertenece al género flamenco y se esfuerzan por falsear su color de voz e imitar el sonido reinante. Yo siempre he intentado mantener mi voz natural, aunque no sea la voz rasgada que últimamente ha calado más en el flamenco.

-A mediados del siglo pasado, los artistas flamencos pasaron mucha hambre. ¿Es difícil hoy ganarse la vida con el flamenco en España?

-Es más fácil que en aquellos años pero no es todo lo fácil que debiera ser. Porque los artistas no tienen solventados ciertos aspectos, a pesar de las cotas de posicionamiento social y mediáticas que ha alcanzado el flamenco. Vive bien del flamenco quien trasciende y saca un poquito la cabeza y tiene la carrera consolidada. Pero la gente joven que está intentando hacerse un hueco, lo tiene bastante complicado en estos momentos. No se ha creado una estructura sólida para este número creciente de artistas que se quieren dedicar al flamenco. Quienes gestionan la cultura en nuestro país no han caído en la cuenta de que hay pocos espacios donde estos artistas puedan mostrarse al público.

-El flamenco es una de las señas de identidad de España.

-Por eso es más sangrante. Hay muy pocos espacios para el flamenco, excepto cuatro o cinco festivales consolidados. La programación del flamenco y del cante flamenco, según el último informe que he leído, no copa ni el 10 por ciento de las programaciones culturales en España.

-¿Y en Andalucía?

-Igual. Y que esto ocurra en Andalucía es ya para meternos en la cárcel. Si existe un teatro como el de la Maestranza para la música clásica y la lírica, que no tengo nada en contra de la ópera, al contrario, debería haber también otro donde se diera cobertura únicamente al flamenco y esporádicamente a otras cosas. Lo mismo que el Maestranza pero a la inversa.

-En la pandemia a todos los artistas les costó mucho llenar la nevera y dar de comer a sus familias, especialmente, a los flamencos. ¿Cómo recuerda todos esos meses de cierre?

-El Festival de Jerez se escapó de milagro, terminó el día 10 de marzo de 2020 y el confinamiento se hizo el 15 de marzo. Efectivamente tuvimos muchos problemas los artistas. Yo viví esa época con mucha preocupación pero principalmente porque vi a mucha gente a mi alrededor perder la vida. Fue un periodo de reflexión para muchas personas y todos caímos en la cuenta de muchas cosas. El problema es que la memoria es muy endeble y al final olvidamos las cosas rápidamente. A mí sí se me quedó de la pandemia la visión vitalista y de disfrutar de todo lo que la vida te ofrece. Vivir el momento y no tener unas ambiciones irrealizables que al final sólo te traen dolores de cabeza.

-Dice que sin innovación el flamenco no puede avanzar. ¿No le gustan las tradiciones?

-Las tradiciones me encantan y las defiendo. Y entiendo que el conocimiento de la tradición es lo que te da la posibilidad de avanzar. Lo que nunca defenderé es que una tradición se quede en una urna y no tenga capacidad de evolucionar.

-Usted siempre ha intentado evolucionar el flamenco. ¿Se siente satisfecho?

-Yo siempre he estado a caballo entre el respeto a la tradición y lo que ocurre a mi alrededor.

-Ganó un Grammy Latino con «Al este del Cante», ahí mezcló el flamenco con voces búlgaras. ¿Le criticaron mucho los puristas del cante jondo cuando sacó ese disco?

-Siempre hay gente que no lo entiende pero los puristas nunca me han criticado de forma feroz porque siempre he sido fiel a las raíces del flamenco. No provengo de la nada en el flamenco ni soy alguien que de repente le da por decir que es flamenco.

-¿Esa «especie» de la que habla está en franca progresión?

-Yo creo que el flamenco y la vida en general necesitan etiquetas que aclaren cosas. No etiquetas que limiten sino que expliquen, que son muy necesarias. Cada uno puede hacer lo que quiera en el mundo artístico pero no se puede aplicar la misma valoración a alguien con una carrera en el flamenco, o en el rock o cualquier otra disciplina musical, y a otra persona que no ha hecho nada en ese arte concreto e irrumpe de repente.

-¿Qué es para usted fundamentalmente el flamenco?

-El flamenco es una música con una capacidad de transmitir muy potente y una gran capacidad expresiva.

-¿El flamenco surgió más desde el dolor que de la alegría?

-Yo creo que surgió en un pueblo que necesitaba expresarse, a veces con dolor, a veces con alegría, a veces con escepticismo. El otro día me encontré con un cantaor muy conocido y respetado, que está pasando por un bache, y estuvimos hablando de esto precisamente. Me dijo que no tenía ganas «ni de cantar» y yo le dije justamente que «con pena se canta mejor». Y me dijo una frase que me encantó: «Se canta mejor con las penas que te pellizcan pero no con las penas que te dejan aniquilado, que ya no es pena sino fatiga». Con esas penas no se puede cantar bien ni hacer nada bien.

-¿A usted le ha pasado alguna vez?

-Sí. He tenido enfrentamientos serios con la vida. Me quedé huérfano total con 33 años y llevo 14 años sin mi padre y sin mi madre. A mi padre lo perdí cuando tenía 22 años y ni siquiera pudo ver mi primer disco en la calle. Esto te toca cuando tienes que subirte a un escenario. Y también he pasado una separación y otras cosas en la vida que te afectan.

-¿Cantaba mejor o peor cuando sufrió todo esto?

-Seguramente peor porque los problemas de este tipo te descentran. Pero soy una persona con templanza y fortaleza para tirar adelante con mis momentos de bajón como todo el mundo. Intento mantener siempre el camino recto.

-La salud mental de los artistas y de los deportistas está ahora mismo de gran actualidad. ¿Se sienten ustedes más vulnerables que el resto?

-No sé si vulnerables pero sí creo que somos más propensos a tener problemas mentales. Estamos permanentemente expuestos a una crítica social y hay gente que soporta mejor esa presión y otra que no. Entiendo que alguien se pueda sentir acorralado en muchos momentos.

-¿Se ha sentido así alguna vez?

-No. Pero tengo la fama desmedida de otros artistas. Y no sé si en el caso de ellos también me pasaría.

-Va a iniciar una gira de conciertos y tiene previsto hacer un Jesucristo flamenco en cine del que ya pudo verse un adelanto, a modo de documental, en la última edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla.

-Sí. Esperamos iniciar el rodaje antes de que acabe el año. Es un proyecto muy interesante que intenta representar un Jesucristo muy terrenal, de ahora. Y, con todo el respeto, narrar a través de la emotividad de la música flamenca, la vida de la persona más trascendente de la historia de la humanidad.

-¿El flamenco tiene que ver con la religión?

-No. La música no, sólo las personas.

-¿Y usted?

-Yo soy ateo.

-Pero va a representar a Jesucristo.

-Sí. Y Creo que lo haré bien, a pesar de ser ateo y hereje. Las religiones son necesarias y tienen cosas buenas pero yo no estoy muy de acuerdo con ellas. Tienen algo limitante para las personas. Las religiones son algo, en general, muy cerrado, y no me gustan. De hecho, conozco a mucha gente que profesan una religión y realmente son ateos. Lo que pasa es que la figura de Jesucristo les despierta un interés enorme y que las convicciones y valores que transmite trascienden a la religión y son beneficiosas para la humanidad en la vida diaria. Mucha gente dice que cree en Dios pero añade que «a su manera».

-¿Cree que muchos ateos irán a verle en el papel de Jesucristo?

-Estoy convencido. Muchos ateos y muchos creyentes.

-¿Tomará como referencia para esa película el musical 'Jesucristo Superstar' de Camilo Sesto?

-Yo creo que el aire de la película es un poco eso, el del Jesucristo Superstar de los norteamericanos que encarnó en España Camilo Sesto. Narrar de una manera terrenal la vida de Jesús.