El acento sevillano del Sínodo

Claro que para llegar hasta la ronda final de debate, el turbión de cuestiones que señalaron los fieles sevillanos se han decantado en un proceso de síntesis muy laborioso: un equipo de 56 personas elevó en septiembre el documento de síntesis hispalense a la Conferencia Episcopal Española, que hizo lo propio con todas las conclusiones remitidas por las diócesis para elevarlo a la fase continental.

El vicario para la Nueva Evangelización, Óscar Díaz Malaver, que ha corrido con la coordinación dando participación a todas las voces, se muestra especialmente satisfecho del trabajo desarrollado: «Todas las aportaciones se han hecho con mucho cariño y con mucha verdad; en el fondo, han puesto lo que les importa». ¿Y qué es lo que le importa al pueblo de Dios que vive en Sevilla?

Del documento de síntesis elevado a Madrid emerge una preocupación notable por la inclusión a todos los niveles (empobrecidos, jóvenes y discapacitados, se cita) en la vida eclesial. El papel de la mujer es asunto destacado en un sentido amplio, que ni roza las polémicas desatadas en el camino sinodal de otras latitudes.

Y una preocupación por la «falta de cercanía y empatía en cuestiones de gobierno y pastoral» que se detecta «tristemente entre el clero joven». La Iglesia hispalense ha puesto el acento en combatir el clericalismo y en la eficacia de los consejos pastorales, que se ven útiles pero desaprovechados cuando no orillados. La religiosidad popular también encuentra eco en las conclusiones sevillanas, como no podía ser de otra manera.

El acompañamiento de personas heridas -ahí se deja ver la situación de divorciados-, la oración comunitaria, la escucha de la Palabra y la celebración de la fe se subrayan en las conclusiones en línea con otros documentos de síntesis de la Iglesia universal: «Han subrayado lo que les importa realmente», que no es muy diferente de lo que importa en otras Iglesias locales.

En este sentido, la fase diocesana del Sínodo ha servido para «darnos cuenta de la riqueza de la Iglesia» y para empezar a reconocer muchas realidades hasta entonces desconocidas o ignoradas. Para el vicario Díaz Malaver, la conclusión que emerge es la de «caminar juntos» haciendo camino, sobre todo, después de la pandemia: la misa de apertura de la fase diocesana en 2021, con 2.500 asistentes, fue buena muestra de ello. «Hay gente que confiesa que nunca antes le habían preguntado nada», resume gráficamente.

«Creo que el Sínodo va a servir, en última instancia, para revalorizar la vocación común y la dignidad de todos los bautizados: de ahí surge la igualdad de todos en la Iglesia con independencia de los ministerios y los carismas», resume Óscar Díaz, también párroco de La O.

Por ello se buscó que el documento de síntesis lo elaborara un grupo numeroso y plural como fueron los 56 redactores que se vieron en septiembre. Esa propuesta pasó al Consejo Pastoral diocesano y luego, con el plácet del arzobispo, se envió a Madrid junto con el material de trabajo por si se había pasado algo por alto. Cuando el diagnóstico llegue a la mesa de operaciones del Vaticano, habrán sido muchísimos los ojos que se habrán detenido en la radiografía del pueblo santo de Dios hecha desde dentro. Y en la que no falta el acento sevillano.