Una colombiana que vive en España se queja de que no se valore su trabajo: «Son muchas las cargas emocionales que enfrentamos»

Puede que al principio sea complicado, por lo que planificarse y establecerse objetivos puede llegar a ser determinante para que una inmigración sea exitosa.

Conocer las normas y leyes del lugar, posibilidades de conseguir un trabajo e incluso cómo ahorrar mientras se logra estabilidad, son algunos de los aspectos a tomar en cuenta.

Fernada Castro es una colombiana que vive en España y ha explicado en su cuenta de TikTok cuál es el trabajo que se hace tanto en su país como en el territorio español que, según ella, se encuentra «un poco devaluado a nivel nacional e internacional».

La joven ha reseñado que cuando se habla sobre este oficio se hace «con el ánimo de quejarnos». Se trata de las empleadas del hogar que trabajan como internas, es decir, que viven en las viviendas de sus jefes.

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«Nos toca muy, muy duro y lo único que buscamos es podernos desahogar de todo los que nos pasa», ha recalcado. La 'tiktoker' ha afirmado que por sus vídeos se ha encontrado con otras internas en España y ha llegado a la conclusión de que «son muchas las cargas emocionales que nos toca aguantarnos» a la vez que hace referencia a la ansiedad, depresión, tristeza y soledad.

También ha recalcado que cuando un migrante llega al país lo hace «con el objetivo de trabajar y ahorrar, creánme que no hay mejor trabajo» para ello que el de interna, aunque se queja de que «hay muchas personas que no valoran nuestro trabajo, pero no voy a generalizar».

Ha relatado que el día a día de una interna consiste en «estar día a día en esa casa» y que, «si te dan descansos», estos «no compensan los días que trabajas. No tienes horario de entrada o de salida» y se vuelve complicado «si estás indocumentado».

Pese a todo lo negativo que pueda tener este oficio, la joven ha señalado que ha hecho este vídeo con el fin de «animar» a las mujeres que lo ejercen «porque sé que hay muchas personas que pasan demasiadas situaciones, momentos incómodos, faltas de respeto, el racismo, las humillaciones, a veces abusos por parte de las personas a las que les ofrecen sus servicios».

«No están solas, decirles que nada es para siempre», ha matizado la colombia, al tiempo que sostiene que son «unas guerreras» y que Dios les mandó «esa misión». Ha manifestado igualmente que sabe que a veces quienes tienen este trabajo sienten que no pueden más porque a ella le «ha pasado».

Y que cuando ese sentimiento le llega recuerda que tiene «una responsabilidad» ya sea con la familia o los hijos. «El saber que ellos dependen de nosotros es algo que nos motiva o nos debe motivar para seguir. Sé que a veces el camino se hace muy espinoso, sé que a veces en serio nos levantamos con el ánimo por el piso». «No tomen esto como castigos de la vida, sino como retos, misiones que Dios nos mandó», insistió.

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Con respecto a quienes, según ella, le han comentado que «hay que estudiar para no trabajar en algo que no les guste», la colombiana responde que muchas de las personas que llegan al país cuentan con estudios, «pero estamos en un país ajeno a nosotros y nos toca trabajar en lo que nos salga». «No es porque nosotras queremos, pero es algo que nos facilita mucho la estadía aquí», aseveró, a la vez que pidió que se valore este oficio y que no se sea «ihnumano».

Finalmente, aconsejó a las que trabajen de internas que se desahoguen, que hablen sobre esto e incluso le escriban contándoles sus experiencias. «Cuentan con una admiradora más», concluyó.