CRÍTICA DE ZARZUELA
Zarzuela: la lucha entre la música italiana y española hecha pareja
Se van recuperando nuevos títulos zarzuelísticos, esta vez por la incansable e imaginativa Compañía Sevillana de Zarzuela, que humaniza la disputa entre partidarios de la música italiana y la española, llevándola a la pareja, y donde gana esta última, representada por María.
Marta García Morales (María) y Andrés Merino (Marcelo)
Compañía Sevillana de Zarzuela
«Gloria y Peluca» de Asenjo Barbieri
- Programa: Obra de Asenjo Barbieri.
- Intérpretes: Andrés Merino, Marta García Morales, Amando Martín, Francisco Sánchez y Paula Ramírez. Orquesta Sinfónica y Coro Titular de la Compañía Sevillana de Zarzuela.
- Dirección musical: Elena Martínez Delgado
- Dirección de escena: Marta García Morales.
- Lugar: Teatro Turina.
- Fecha: 30/05/2025.
`Gloria y peluca' fue la primera zarzuela que compuso Francisco Asenjo Barbieri y su primer gran éxito, si bien resultó un triunfo efímero, puesto que la obra no tardó en desaparecer de los escenarios. Se mueve dentro de la estructura de zarzuela chica ( ... un acto) especialmente unida a la tradición, o sea, relacionada con el llamado 'teatro pobre', en el que se daban cita elementos de la tonadilla escénica y de las obras cortas de principios de siglo, y de ahí que cuente con la presencia de sólo dos personajes, vinculados a los de la ópera cómica -la tiple y el bajo- y la suma de rasgos musicales italianos y españoles.
La oposición entre ambos ámbitos musicales se percibe ya desde la introducción, en principio de tono fanfárrico seguido de un solo instrumental (excelente momento de José Luis Berral en la flauta), yuxtaponiéndose a otro pasaje más español -rítmica y melódicamente-, al fin y al cabo un resumen sonoro del eje conductor de la obra.
La entrada de Marcelo, coprotagonista, resalta la importancia del personaje, al presentarlo en esta primera gran pieza de Barbieri en una estructura multiseccional, que llama la atención en un autor primerizo; por otro lado, nos deja ver ya el polifacetismo de Andrés Merino, que combinaba el humor con la seriedad de la vocación musical del personaje, si bien destacaba en este interés más la 'gloria' del gran compositor (al estilo francés) que la sencillez de melodías y armonías relacionadas con la música española, y a la que representaba la modistilla que venía a poner la voz de esa España que se niega a aceptar que cualquier cosa de fuera es mejor.
Merino se movió por una tesitura amplísima, diríamos que desde el bajo hasta el tenor y, ya de falsete, alcanzando una tesitura femenina. Esto lo sublimaría más tarde en un 'Terceto', en el que asumiría las voces de barítono, tenor y soprano, y en donde resaltaba no sólo el esfuerzo de situarse cada vez más rápidamente en cada una de las tesituras, sino también hacerlo manteniendo una vis cómica, como rebajando el enorme mérito del empeño.
Andrés Merino (izquierda), la silueta de la directora Elena Martínez casi en el centro, y el coro ante el telón de las 157 pelucas
Digamos también que aunque Barbieri se sitúa desde el primer momento a favor de la música española (zarzuela, ópera), sin embargo no olvidemos que era un apasionado de la ópera italiana, como puede demostrar el mismo personaje del barbero como protagonista, que no duda en rendirle homenaje una y otra vez a Rossini (José Miguel Pérez-Sierra, director musical de la versión de la obra en el Teatro de la Zarzuela en 2011 aseguraba que 'Gloria y peluca' podría ser una ópera corta de Rossini), como a Donizetti (esas escenas de canto silabato, por ejemplo, o el acompañamiento arpegiado de acordes básicos, entre innumerables guiños). Y aquí nuevamente la flexibilidad de Merino parecía adaptarse oportunamente a los distintos quiebros planteados.
A su lado Marta García-Morales, una soprano de voz segura, limpia, de excelente proyección y estupenda actriz, como lo demuestra el hecho de asumir también la dirección de escena. Como cantante supo aprovechar el número más exitoso desde su estreno, junto a Merino: el dúo con forma de seguidillas, que añadía la componente española claramente a la pieza.
Como suele ocurrir, la brevedad de la obra se alargó con la concisión de otra, 'Los dos ciegos', del mismo Barbieri, ambas solapadas entre sí por Alejandro Rull, y que dejaron oír a Amando Martín (Roberto) y Paco Sánchez (Jeremías). El primero es un barítono completamente enmarcado dentro de su tesitura, lo cual nos permitió oír su voz recia y poderosa (disimulada por su rol) y el segundo es un tenor cómico con voz de distintos colores y momentos muy interesantes.
Recuperábamos tras su reciente maternidad a Elena Martínez, la directora habitual de la compañía, con la solvencia que la caracteriza; si acaso, y tal vez por el doble entusiasmo, alguna vez dejó aflorar el arrebato de la orquesta, pero también dio paso a músicos tan excelentes como los tres encargados de los metales: Miguel Carrasco (trompa), Manuel Cirera (trompeta) y José Vicente Ortega (trombón). De igual manera, sobresalimos la labor del coro de la compañía.
Javier Sánchez-Rivas no pudo contener su alegría por la estrella de esta producción, el atraactivo telón inspirado en el original de 1850 y que se ha debido a la colaboración con la Facultad de Bellas Artes de Sevilla y en el que han colaborado Irene Ugolini y Agustín Muñoz, bajo la dirección artística de Fernando García, reproduciendo en la tela pintada nada menos que 157 pelucas.
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