El contenedor
«El Contenedor» lleva a sus participantes al límite de sus fuerzas: «He vivido un infierno»
Los concursantes del nuevo programa de Antena 3 deben vivir durante diez días sin ninguna de sus posesiones y sin poder comprar nada excepto la comida
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Todos nacemos sin absolutamente nada, pero conforme pasan los años nos vamos haciendo con cientos, e incluso con miles de objetos , que acabamos creyendo imprescindibles. Pensamos que no podemos vivir sin el móvil, sin la televisión, sin veinte camisetas en el armario o ... decenas de botes de cosméticos. ¿Cuántos de nosotros seríamos capaces de renunciar a nuestras posesiones ?, ¿estaríamos dispuestos a prescindir de nuestras cosas para vivir una existencia más frugal?
Para intentar responder estas preguntas Antena 3 ha estrenado este lunes «El contenedor» , la adaptación española del exitoso formato danés «Stripped». Este programa mostrará a diferentes grupos de personas que se someten a una experiencia que cambiará por completo la vida de sus participantes e intentará hacernos cuestionarnos si realmente necesitamos todo lo que tenemos. «Stripped» se estrenó en 2015 en el canal DR3 de Dinamarca y se convirtió en el programa más visto del canal . Luego el formato triunfó en Estados Unidos, Reino Unido, Finlandia, Alemania, Suecia y Portugal.
En «El Contenedor», los habitantes de cuatro viviendas -una familia de Alicante, una pareja de Sabadell, dos amigas malagueñas y tres compañeros de piso valencianos- tendrán que aprender a convivir y a seguir con sus rutinas , como ir al trabajo, a clase o al gimnasio, pero prescindiendo de cualquier elemento material durante diez días, incluso de su propia ropa. Los participantes son personas con vidas totalmente distintas entre sí, pero con un objetivo común: descubrir quiénes son realmente , una vez son despojados de todo lo que tienen.
Las casas de los participantes fueron completamente vaciadas al comienzo del programa: no tenían camas, cortinas, sofás, aparatos electrónicos...Todas sus pertenencias fueron almacenadas en un contenedor situado a un kilómetro de sus casas, y cada día cada uno podría recuperar un objeto. No están autorizados para comprar nada, salvo la comida o la bebida del día, pero sí para pedir ayuda a amigos o vecinos. Tampoco pueden meter en su casa cualquier objeto que no haya salido de su contenedor.
Los primeros valientes fueron Lidia y Dani, una pareja que lleva un año y medio conviviendo en Sabadell. Ella es profesora de inglés y él empresario de la noche y los dos se consideran muy consumistas y desean aprender a ser felices de otra forma. De su casa sacaron 2207 objetos, entre ellos siete televisiones y nueve espejos. A la pareja le costó bastante hacerse a las reglas del juego, y tardaron casi un día en empezar a ponerse de acuerdo sobre la estrategia a seguir.
Era todo un espectáculo verlos correr desnudos , tapándose con un trozo de cartón, por las calles de su barrio hasta llegar al contenedor. Para comer tuvieron que ponerse a cantar en la calle a cambio de dinero hasta que un restaurante chino se apiadó de ellos y les dio de comer. «He vivido un infierno» , confesó ella, «nunca he pasado por una experiencia tan difícil como esta».
Tampoco fueron fáciles las cosas en Muchamiel (Alicante), en casa de los Izquierdo-Vicedo, una familia unida rodeada de comodidades . Maribel (45 años) y Julián (46 años) son propietarios de un negocio de estética. Consideran que les ha costado mucho esfuerzo conseguir todo lo que poseen y buscan d ar una lección a sus hijos para que aprendan a valorar lo que tienen.
Alejandro (20 años) y Javier (18 años) son dos estudiantes universitarios que pasan unas ocho horas diarias usando el móvil y una media de once frente al ordenador. Cuando los operarios llegaron a su casa para llevarse las cosas Maribel se derrumbó. «Estoy atacada pensando en donde me he metido», decía consternada, «no me puedo echar atrás ahora , pero pienso que no tendría que haberos hecho caso».
Pese a este susto inicial, la familia fue capaz de trabajar en equipo y de seguir una estrategia clara a la hora de recuperar sus objetos del contenedor. Además, contaron con la inestimable ayuda de sus vecinos para el transporte de un sofá y de varios objetos. En el siguiente programa veremos si esa solidaridad fue cosa de un día o si la mantuvieron hasta el final de la prueba.
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