GRAN FINAL
Guía canalla de las 24 canciones que le hacen la guerra a Ucrania para ganar Eurovisión
Muy mal se le tiene que dar a Zelenski para que esta noche no' se alce' con el Micrófono de Cristal en Turín. Aún así, otros 24 países han preparado su artillería para arrebatarle el galardón, incluida Chanel. Estas son las armas de cada uno de ellos
Festival de Eurovisión, en directo
Cómo votar por Chanel para ganar Eurovisión 2022
'SloMo', entre las críticas por su presunto machismo y las peticiones de que no gane Eurovisión
Por qué participa Australia en Eurovisión
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Iniciar sesiónUna Laura Pausini regañada con la moda, un Mika encantado de que le hayan invitado a la fiesta eurovisiva, como si aquello no fuera con él, y un Alessandro Cattelan más estirado que sus armani serán los presentadores de ... la 66 edición del Festival de la Canción Europea , Eurovisión, que esta noche, desde las 21:oo horas, busca en Turín el reemplazo de Maneskin como nuevo triunfador –o triunfadora– del micrófono de cristal. Así son las entradas de los 25 países participantes.
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1. República Checa: We Are Domi - 'Lights Off'
El orden del sorteo ha querido que empecemos la edición de 2022 desde Turín con 'musicón' y 'colocón', el que traen los checos al Pala Olímpico. Craso error en un festival en el que abunda la balada interpretada por solistas masculinos, en plena competición por que “se les haga casito” en un mundo que fluye y diluye géneros. “Lights Off” se desarrolla en lo que pareciera el plató de los electroduendes en ‘La Bola de Cristal’ para hacer estallar en sus vídeos el 'David' de Miguel Ángel, mientras su solista da (peligrosos) saltos espasmódicos sobre el escenario. La composición, en su avance, nos descubre por qué está tan caro el kilowatio hora en Europa. ¿ Canción ‘festivalera’? Sí, pero más para un Benicássim o un Coachella. Créanme: más adelante la echarán de menos.
2. Rumanía: WRS - 'Llámame'
El de Rumanía con WRS es el mayor caso de apropiacionismo cultural que se haya visto en Eurovisión en siglos (amén de los ramalazos country de Islandia y Estonia este año). Lo peor de todo es que los topicazos que España lleva subiendo a escenarios eurovisivos desde hace décadas (chorreras, pases de flamencos, “lereles” y hasta algún “ole”), al rumano le han servido para, contra todo pronóstico, plantarse en la final (este país no lo conseguía desde el “Yodel It” de Ilinca y Florea en 2017.
Y eso que el resultado es inenarrable: dos bailarines que parece que se les encogió el vestuario por usar un programa incorrecto de la lavadora antes de la semi; mezcla de ritmos latinos; un español 2.0 en el que se mezcla un “hola” con un “bebé”, como si esto fuera un capítulo de “Elite”. No es la primera vez que este país nos 'roba' el idioma. Ya lo hizo también el “Mandinga” (¡que vaya nombre!) de Zaleilah en 2012… El solista se ha hecho estos días tan amigo de Chanel que por copiar le copia hasta el Palomo Spain, aunque está claro que el suyo lo encargó por AliExpress. Ahora sabemos que esa amistad era puro espionaje industrial.
3. Portugal / MARO - 'Saudade, Saudade'
Portugal ha vuelto a hacer lo que mejor sabe hacer: ser Portugal en Eurovisión. Lo suyo tiene siempre marca propia en el festival, un país que va a su bola y no imita. De hecho, no podían ser más fieles a sus esencias cantando un tema que se titula “Saudade”, y que no hace falta entender, porque se lo lleva a uno por delante sin que este sepa cómo ha sido, ya que la sensación primera es de rechazo por estar escuchando a las Papá Levante de resaca. Una banda femenina más en este festival turinés (las ha habido a patadas) que estuvieron a punto de dar la campanada al llevar la cepa portuguesa del coronavirus a nuestros vecinos italianos. Al final todo ha quedado en susto y las portuguesas podrán seguir “desfasando” a lo luso y entre tanto “iluso” en el festival.
4. Finlandia: The Rasmus - 'Jezebel'
Gustara o no, la entrada de Finlandia tenía que estar en la final. Básicamente porque no hay Eurovisión que se precie sin un tema pseudo rock en cada edición; un género, además, que le gusta cultivar a este país báltico (como así lo hizo Blind Channel –sí, Chanel, per con dos enes– en 2021), creemos que para “asustar” a los rusos y evitar una invasión. Sea como sea, y con el permiso de Lordi , se supone que Rasmus es la banda rock más famosa de Finlandia, que la petó en 2003 con “In the Shadows”. No estaba muy acertada en la semifinal del jueves, que empezó flojita aunque remontaron, tiempo que el público aprovechó para intentar comprender qué relación existe entre los bomberos, lo satánico y el color amarillo. Una oda a la abeja Maya y el sado-maso en esta fiesta de neopreno que empieza con un globito, acaba en competición de “zeppelines” y encumbra a la reina judía por parte de un grupo de macarras. Esperemos que estos no acaben como aquella.
5.- Suiza: Marius Bear - 'Boys Do Cry'
Lo de Marius Bear es lo que ocurre cuando la frialdad de un suizo intenta “imitar” la calidez de un luso como Salvador Sobral. Esto, que conste, es un halago, porque “Boys do Cry” (algo que ya dijo hace décadas Miguel Bosé, aunque de otra manera) recuerda a baladas de los noventa como la de Irlanda en 1995 de Eddie Friel, pero con menos chicha. Si me apuran, pueden usar esta canción como nana en caso de urgencia. De su entrada se agradece el intimismo de entonarla casi a oscuras (aunque pareciera que el chico tuviera algo en el cuello, por lo mucho que se encorva ) y porque demuestra que las puestas en escenas que mejor funcionan este año son las que renuncian al estatismo del fondo del escenario. Los chicos también lloran, sí , s obre todo cuando vemos las proyecciones de corazones sobre la cara del cantante centroeuropeo.
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6. Francia: Alvan & Ahez - 'Fulenn'
Si alguien respiró en Francia cuando se anunciaron los resultados de la segunda vuelta de las presidenciales en Francia que dieron la victoria a Macron fue este grupo que representa este año al país galo porque se veían, de haber ganado Marie Le Pen, entonando 'La Marsellesa'. Y es que nuestro vecinos, por una vez y sin que sirva de precedente, entonan su entrada en bretón y no en la lengua de Molière. Y en España hay otro pequeño detalle que no ha pasado desapercibido: el secuestro de las Tanxugueiras por parte de Alvan , su solista. De haber pasado el grupo gallego, a estas alturas estaríamos obligando a los eurofans a decidir su amor entre papá o mamá. Lo folk hace tiempo que sufrió desgaste en Eurovisión, pero los franceses, aunque lo tienen “muy verde” (y en sentido literal: ya verán su iluminación) se arrojan al mismo para intentar acabar con una maldición que para ellos dura ya 45 años y que rozaron detener con los dedos, con un segundo puesto, en 2021. Tambores, fuego, saltos y espasmos no pueden faltar en el aquelarre de estas nuevas Embrujadas. ¿Habrá aquí 'foliada', como prometieron las gallegas, si ganan?
7. Noruega: Subwoolfer - 'Give That Wolf A Banana'
Al final los 'lobos' noruegos le comieron la banana a los letones y serán los representantes del veganismo en la final. Ahora bien: solo los límites de infantilismo de esta sociedad puede explicar que esta entrada haya llegado lejos. Eso, o toda la comunidad sado-masoquista europea dándole al televoto en la primera semifinal. Noruega es la cuota pesadilla de la edición, con sus integrantes con guantes y pasamontañas amarillos, algunos con caretas del mencionado mamífero (que no sabes si, terminada la actuación tienen pensado robar un banco), con un teclista vestido de astronauta mientras proyectan palabras 'random' de la canción a la par que se contonean. Porque luego, esa es otra: ¿Quién nos garantiza que son ellos los que cantan y que no se están marcando un Milli Vanilli. RuPaul tiene claro que una final de Eurovisión es un “lipsync for your life” y que ella necesita ver labios, así que no les votará. Valentina, sin embargo, sí.
8. Armenia: Rosa Linn - 'Snap'
Que la de Armenia, que además llevaba dos ediciones sin pasar a la final y un año de ausencia, haya sida la mejor puesta en escena 'a la vieja usanza' de las dos semifinales dice mucho del ocaso de Occidente. Su cantante, Rosa Linn , ofrece una versión 'teenage'r, encerrada en su cuarto con su guitarra, en una estancia llena de papeles (saber que son telas no hace del asunto algo más ecologista) que va arrancando hasta que le hace un boquete a la pared para escapar por él. Quedémonos con que fue una de las mejores voces de la primera semifinal, en una cantante que lleva componiendo sus letras desde los seis año s (vamos, desde antes de ayer) y que viene de un país caucásico sin apostar por el fuego o el soniquete étnico. Ahora, al humo no se podía renunciar.
9. Italia: Mahmood & Blanco - 'Brividi'
Apostar por Mahmood, un cantante que lo tuvo muy cerca (segundo puesto en 2019 frente al ganador, el Duncan Laurence de Holanda), y teniendo ese recuerdo próximo es garantía de éxito en Eurovisión. También lo es, pese al sopor que provoca y lo rancio que se ve, apostar por un festival como San Remo para elegir a los representantes. Por no hablar del italiano como lengua, garantía de éxito. Pero la apuesta de Italia por este dúo provoca lo que precisamente expresa su estribillo: escalofríos.
Porque, y aunque esta canción ha estado en lo más alto de las casas de apuestas desde antes de que se supiera vencedora en Italia ( esto merece una reflexión en otro momento: países que triunfan en pujas sin tener ni siquiera entrada eurovisiva), se recibe como algo impostado desde sus primeros acordes. Se ha intentado vender como un “amor oculto” entre dos chicos –con o de Oviedo– sobre el papel, pero ese escenario rezuma ese 'acting' más heterosexualidad que una final de rugby. Se agradece el intimismo que se genera desde la entrada a capela de Mahmood, pero su gabardina de Doctor Gadget , que puede esconder a un exhibicionista en cualquier momento, y la cejita depilada de Blanco intimidan. También esos golpecitos machirulos entre ellos, y los saltitos de rapero. Al final todo se queda en una –literal– pelea de gallos (en todos los sentidos). Italia se desinfla y nosotros nos quedamos fríos.
10. España: Chanel - 'SloMo'
¡Ay, España! ¡Quién te ha visto y quién te ve! Tú intentando trasmitir una imagen de progresía, inclusión y 'fluidez', y Europa (y Australia, por lo que se ve) te quiere torera, anclada en el tópico, abanico en mano, y enseñando cacha. Las dos Españas, la de la teta y la de la nalga, también hablaron, y ganó Chanel. Y no fueron ríos de perfume los que corrieron con su elección precisamente, aunque ahora no hay fisuras : todos con la hispano-cubana, aunque entendamos mejor el español del rumano (y esto no es un chiste xenófobo) que el 'spanglish' de su canción.
Desde el Benidorm Fest no ha dejado de subir en casas de apuestas y acaricia un Top 5, algo que hace siglos no vemos por estos pagos. Ahora, si algo hay que reconocerle a la joven es su entrega: Chanel se crece y transforma en el escenario. Pocos intérpretes consiguen no perder la voz mientras se contonea como lo hace ella, que aquello parece una clase de spinning con sus gotitas de epilepsia. Desde luego, en esta edición del festival, ninguno. El hastag de Chanel debería ser #YoMeSloMo, porque tememos que no se descoyunte.
Chanel es una diva de las que se empoderan en escena ('machista' llaman a su letra porque al personaje que interpreta –ojo– le gusten los 'daddies' y comer caliente en sitios caros), y lo mejor de ella es que es de las que se divierten y creen lo que defienden , aunque sea vestida de torera por Palomo Spain (ya ha declarado estar en contra de la tauromaquia pero ser capaz de ver belleza en un traje de luces).
Durante su actuación en Turín veremos a otra Chanel, no tanto por los cambios introducidos en su propuesta, sino porque ella cambia en cada entrega (¿qué Chanel quieres ser hoy? Ella se merece su filtro en IG) . Y porque también, por vez primera en mucho tiempo, disfrutaremos de un buen juego lumínico (con los colores de la bandera), y una lluvia de fuegos artificiales que dejan en ridículo las Fallas. Crucemos los dedos para que el “chanelazo” sea una realidad, aunque actúe en la primera parte del festival. Pero ya se sabe: ella nunca “secondary”.
11. Países Bajos: S10 - 'De Diepte'
Los Países Bajos no podían caer más bajo, en el sentido literal del término, porque 'De Diepte', su entrada, va de eso: del derecho a la tristeza y a regodearse en el cualquier tiempo pasado fue mejor. Los resultados de los últimos años, y el auge del nacionalismo, también en Holanda, hace que este país a pueste por renunciar al inglés en la letra , momento este estupendo para mandar el wp a mamá y decirle que estamos bien. S10 (que no Sting, ¡Válgame Dios!, que bastante desastre hicieron ya Mika y Laura Pausini con uno de sus temas en la segunda semifinal) convence porque entra suavecito , con su smoking asimétrico (o mal abrochado), en una puesta en escena intimista que se aprovecha de la luz (no mucha, que ya sabemos a cómo están las no renovables).
12. Ucrania: Kalush Orchestra - 'Stefania'
¿Alguien duda que este año Ucrania se lleva Eurovisión de calle? No hablo ya del deseo de los pueblos de Europa (y Australia) de lavar su conciencia arrojando su solidaridad en forma de votos, sino porque el país cuenta con más de cinco millones de refugiados situados estratégicamente en todos los países del continente dispuestos a reventar el televoto. Será su acción patriótica del sábado, como la de la Kalush Orchestra cantar, saltándose la ley del país eslavo que obliga a todos los jóvenes a permanecer en el país para combatir.
¿Soy además el único que no ve a Zelenski en varios de sus integrantes? Llevan la misma cara de sota. Dejémonos de historias. Hagamos Historia. Aquí hemos venido todos a hacer el paripé y a que “Stefania” se lleve el galardón, pero un año normal, este ya “himno” contra la guerra (sic) , se las habría visto para no quedar en mitad de la tabla de llegar a la final: una banda de machirulos (¡ni una mujer, oiga! ¿Ellas no tienen madre en Ucrania?) , vestidos como espantajos en una canción llena de momentos “agárrame el cubata”, que mezcla el rap y el folk, y en ucraniano. Regresen a 2021 y me cuentan. Y quedan dos tracas finales: ¿Se imaginan al presidente ucraniano dando los votos de su jurado profesional en Kiev? Total, ya se ha colado en todos los auditorios. Y dos: Si ganan, ¿dónde celebramos esto en 2023? Una pista: Eurovisión este año lo patrocina Moroccanoil. Y ya se sabe que el precio del gas y el petróleo están muy 'achuchao'…
13. Alemania: Malik Harris - 'Rockstars'
Alemania hace siglos que tiró la toalla en Eurovisión, más concretamente desde que Lena ganó en 2010 con ‘Satellite’ . Este año, y sabiendo cómo el resto de delegaciones lo van a llenar todo de fuegos artificiales (lo predecible) y cristalistos de svarovski (la tendencia 2022), ellos optan por un muchacho en camiseta rodeado de instrumentos que nadie toca y sobre unas alfombras persas. Más 'penica' no puede dar. Y cantando en inglés. Desde luego, hace tiempo que el país germano da palos de ciego buscando una esencia en el festival. La performance de Harris tocando todos los instrumentos y no quedándose con ninguno es una buena metáfora de lo que le está pasando. Y eso que Harris tiene voz y presencia. Yo, en el metro, es de esos cantantes a los que les echaría una moneda. De hecho, las alfombras ya las tiene.
14. Lituania: Monika Liu - 'Sentimentai'
Lituania lleva una carrera no tan mala en Eurovisión, habiéndose clasificado para una final 14 de las 21 ocasiones que se ha presentado, aunque comparados con sus vecinos bálticos Estonia o Letonia no ha ganado nunca el Festival . Este año nadie esperaba que Monika Lui, pese a su trayectoria profesional, experta en 'La Voz' y 'Mask Sing' en su país de origen, diera la campanada, ni siquiera que se clasificara en la primera semifinal. Pese a su aspecto a lo Edith Piaf y su pelo de casquete, su “Sentimental” es tan aburrido que invita más a contarle la pedrería del vestido. Una de las dos cosas, antes o después, nos provocará el sueño. Que haya optado por el lituano por primera vez como idioma tampoco ayuda a fijar la atención. Ni para vídeo de TikTok da aquello.
15. Azerbaiyán: Nadir Rustamli - 'Fade To Black'
Nadir Rustamli ya lleva ganado un premio en este festival de Eurovisión: haber sido la primera entrada de su semifinal (tuvieron que pasar cuatro) para que afinara el solista. También le podríamos dar un segundo: premio al reciclaje, porque las escaleras en las que desarrolla su interpretación (dos, para más señas) las llevamos viendo en el festival desde que entraron en tropel los países del este. Hasta de ese efecto espejo del intérprete con el bailarín negro (por eso de generar del todo un contraste) podrían pedir derechos algunas delegaciones de otros años. No esperen de Azerbayán nada comparable a su “Matahari” de 2021, pero “Fade to Black” está finamente interpretada y se adelanta a la cascada de baladas con señor que vendrán en la segunda parte del festival. El dolor que expresa nada tiene que ver con sus piernas vendadas , ni con esa sensación de desarrapado y protagonista de “Los miserables” de su vestuario. Cosas del país del fuego, que renuncia al fuego , algo que no entendemos tampoco desde aquí.
16. Bélgica: Jérémie Makiese - 'Miss You'
Es poner un pie en el scenario Jéremie Makise y a uno recordarle de golpe al Randall de “This is Us” en su versión de adolescente. No solo es que se le parezca, es que además, como ese personaje sabelotodo, es 'multitask': talento música, portero de fútbol, geólogo… En Bélgica hay un hombre que hace de todo y ese es Makise, que y que tiene que salvar con su voz, ya que esta ha sido una de las delegaciones más perjudicadas con el fiasco de que el escenario finalmente no rote (cosas de la RAI, que aunuciaron que el problema no se solventaría hasta después de la final, que ya me dirás tú…). En una semifinal como la suya, la segunda, en la que el falsete se convirtió en complemento de vestuario, el joven belga se lució a falta e luces.
17. Grecia: Amanda Georgiadi Tenfjord - 'Die Together'
Grecia sorprende este año porque no es fiel a sus esencias y apuesta por la voz y no por el cuerpo . De hecho, no podían vestir de una forma más horrorosa a Amanda, que parece que ha reactualizado su vestido de la comunión para que nos fijemos más en su fondo. Una especie de hábito tornasolado que no comentaríamos si no pareciera una mortaja y su tema no fuera de “morirse” (no de bueno, que también, sino que la intérprete habla de un amor 'con fin'). Lo cierto es que ella tiene vozarrón, lo que hace normal normal que se haya estado ahí batiendo el cobre en casas de apuestas con Chanel por el quinto puesto, y se sirve del suelo del escenario para proyectar y engrandecer su puesta en escena, en la que lo que más saca de cuadro al espectador es tanta silla desperdigada a modo de instalación artística. También hay que decir que la muchacha se pasa de lúmenes, pero suponemos que será una última voluntad.
18. Islandia: Systur - 'Með Hækkandi Sól'
La verdad que todo lo interesante que se pueda decir de estas 'Big Three' (parafrasenado a los hermanos de “This is Us”) no estará relacionado con su tema para Eurovisión, aburrido donde los haya y entonado en islandés , para que podamos recoger la esencia del mensaje en cada palabra. Cosas, como su dilatada carrera musical (en esa familia cantaba hasta la abuela) o su activismo por los derechos de los niños trans. Fuera de esto, su entrada es otra de las sorpresas de la primera semifinal, ideal para c ualquier bar de carretera en Estados Unidos. Su estética folk nos lleva a épocas pasadas, los setenta en vena, pero al menos se les agradece que estén en tono y empasten. Algo que no podían decir favoritas que dejaron en la estacada, como Austria ( por mucho dj que la acompañara) o Albania (que mucho golpe de melena se gastó y a la que poco le sirvió tanto bailarín de torso descubierto).
19. Moldavia: Zdob şi Zdub & Advahov Brothers - 'Trenulețul'
Si no fuera porque sabemos que este grupo, que debe de ser lo más parecido a los Cantajuegos que tienen los moldavos, es la tercera vez que representa a este país “balcánico” en Eurovisión, diríamos que “Trenuletul” es una pieza de los años noventa que ellos llevan presentando edición tras edición desde jóvenes hasta que han convencido al responsable de turno de la televisión nacional moldava. Y aunque mi idea de “hacer un trenecito” es otra (traducción del título de la canción), estos viejóvenes con síndrome de Peter Pan han jugado bien sus cartas en una edición del certamen en el que abunda la balada de echarse a dormir. Un muestrario de textil autóctono y ritmos folks que conviene, en cualquier caso , mantener fuera del alcance de los niños , pues produce más hiperactividad que una Play Station.
20. Suecia: Cornelia Jakobs - 'Hold Me Closer'
He aquí otro país que, mande lo que mande, una lechuga carnívora o un cazador vegano, se va a mantener siempre arriba en las clasificaciones. De hecho, desde el punto de vista de la realización, el arranque es un manual de lo que no se debe hacer en televisión, con ese plano tan cercano de la cantante que no mete para nada al espectador en la escena, pese a que lo que busca es intimar con él. La actuación de Jakobs en la semifinal del jueves era un elogio a la dejadez, y no porque vaya descalza. Esta balada sobre una ruptura amorosa vivida en primera persona se merece más; más por ejemplo, que ese cañonazo de luz verde que la apunta buena parte de la actuación y que en ocasiones se pone en rojo: ¿será un semáforo de sus estados de ánimo? Porque a la cantante, de hecho, se le rompe la voz por momentos , para luego darle el subidón en la rueda de prensa. Cornelia no puede con la vida. No sé si haríamos bien dándole el primer premio.
21. Australia: Sheldon Riley - 'Not The Same'
Australia no perdona su 'no pase' a la final de 2021 y ha puesto toda la carne en el asador. Así, “Not the Same” se convierte a la vez en una boda gitana, un capítulo de RuPaul Drag Race , un homenaje a Il Divo y una cabalgata del Orgullo. Que alguien le diga a los australianos que les perdonamos, pero que, cuando tienes un buen tema y una buena voz, no hace falta montar el circo que ha dejado fuera, por ejemplo, a Georgia este año. Máscara en rostro (que lo mismo es una mascarilla, que el “joven Sheldon” todavía sufre los miedos de quitársela ante tanta gente) y vestido de novia, sube unas escaleras muy altas para, en la cumbre, “abdicar”. Con la que había montado previamente (y eso que lo suyo es una balada) pensábamos que arriba se haría la prueba del pañuelo. Pero no. Y “no es lo mismo”.
22. Reino Unido: Sam Ryder - 'Space Man'
Otro país al que se le ha pasado el efecto Brexit y se ha tomado Eurovisión en serio. Lo de Sam Ryder en el escenario es puro espectáculo televisivo. Y eso que también abusa de pedrería (qué manía les ha dado a todos con la misma) y de falsete, que él, sin embargo, dosifica perfectamente. No por casualidad su canción se titula “Space Man”, pues se ha disparado como un cohete a las primeras posiciones en apuestas y a estas horas es la única entrada que podría hacerle sombra a los ucranianos. Ryder busca conquistar el espacio y el corazón de los europeos con una correctísima realización en la que entra como una hormiguita para acabar inundándolo todo con su voz. El británico (pese a su aspecto de nórdico) luce ‘pelaso” (eso ya le valdría seis puntos) y renuncia al fondo 'italiano' para actuar en un entramado de luces que asemeja cristales de cuarzo, una especie de cárcel que se termina abriendo e inundando de humo. No teman por las risas que de vez en cuando se le escapan al intérprete. Lleva el pasaporte de vacunas, todas, en regla .
23. Polonia: Ochman - 'River'
El directo de Krystian Ochman arroja luz sobre todas las sombras que pueda generar esta entrada intimista de Polonia. En una semifinal como la suya en la que el falsete era carta de presentación, el suyo es totalmente perdonable en lo que parece ser u na balada que se desgaja en otras cosas mientras su tiempo avanza. Más allá de la (poca) iluminación en el escenario, lo que más le desentona es el cuerpo de bailarines: una especie de espantapájaros del Mago de Oz que tan pronto te asaltan como zombies de 'The Walking Dead' que te limpian el escenario. Polonia en esta ocasión recuerda a muchas cosas, entre ellas, la lluvia de su escenografía, a la de Ruth Lorenzo en 2014. Pero de eso ya ha llovido un siglo y la memoria tiene las patitas más cortas que las de la mentira.
24. Serbia: Konstrakta - 'In Corpore Sano'
La crítica a los recortes en sanidad y la desprotección de médicos y resto de profesionales de la salud es algo que, por lo que se ve, está afectando a todos los países (hablando de todo un poco, la cantante de Montenegro, que no pasó a la final, dedicaba su tema a su madre, que murió de covid ). Ahora, que conseguir meterla en un tema en Eurovisión en el que también alabas el pelo de Meghan Marklel y en el que usas el latín y el serbio (¡ojito, que los subtítulos nos traducen la primera, que no la segunda lengua, mucho más asumible para el occidental medio), es para no levantar la vista del televisor hasta que acaba su última nota. Lo de Konstrakta es una performance de principio a fin. Una lucha ciencia-religión sin alejarse de una palangana en la que se “lava las manos” (ella es la nueva Poncia Pilatos) y desde la que anima a público a dar palmas en señal de protesta. Otra serbia, Marina Abramovi c , abuela de la disciplina, se pasará desde su casa tomando notas sobre lo que ocurre en el escenario como una posesa.
25. Estonia: Stefan - 'Hope'
Si uno mete en una coctelera a David Guetta y al Mans Zelmerlow de ‘Heroes’, la canción que ganó por Suecia en 2015, le da como resultado el “Hope” de Stefan. Dice el muchacho que es un apasionado de los espaghetti-western (le viene que ni que al pelo que esto se celebre este año en Italia por lo primero) y hasta grabó el videoclip de su entrada en el desierto de Tabernas, pero se pasa de frenada en el homenaje. Sin embargo, todo esto se le perdona porque, como dijeron los locutores de RTVE en la segunda semifinal, fue elegido “el hombre más sexy de Estonia” (no sabemos cuándo ni por quién) y porque “Hope” es tan pegadiza y pegajosa como el sol de agosto. En la línea de la tradición country de Estonia. Putin, ante tanta 'nazificación', ya tiene otro objetivo hacia dónde apuntar sus misiles. Él, aprovecha que su país es pequeño para hacer kilómetros en el escenario del Pala Olímpico.
Quedaron fuera de la final, porque no se clasificaron en sus respectivas semifinales, favoritas como Albania y Austria en la primera, y San Marino y Chipre en la segunda. Eurodrama que nos evitará gozar del movimiento de coleta y cadera de Ronela Hajati (a la que la organización le afeó la córeo por impúdica), seguirle el "halo" a Pia Maria , buscar las semejanzas y las semejanzas a Achille Lauro con Maneskin y descubrir lo que es una 'diva estática' con Andromache , respectivamente.
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