'The Crown', la serie sobre la monarquía que se divorció de la historia real
Buque insignia de Netflix, la ficción estrena este jueves la primera tanda de su sexta y última temporada, centrada en la muerte de Lady Di
'The Crown', ¿una serie monárquica o republicana?

Suele decirse que es más fácil hablar de los muertos que de los vivos, pero en 'The Crown' sucedió lo contrario. Durante sus primeros compases, antes de la desaparición de la Reina en septiembre del año pasado, supo entretejer realidad y ficción con el ... suficiente respeto y tino para contentar a todos, incluso a Buckingham. Donde no llegaba la historia oficial, lo hacía la agudeza de Peter Morgan, un republicano que ha dedicado su vida a Isabel II –guionista de 'The Queen' y 'The Audience'– y el mayor promotor de la Monarquía británica.
Desde que Claire Foy subió al trono en 2016, la ficción ha ejercido un poderoso impulso didáctico alrededor de la Casa de Windsor, trasladando al público la labor, muchas veces opaca, de una institución de su nivel, así como los sacrificios en nombre del deber de sus máximos exponentes. Hay grandeza en la serie de Netflix, pero también ritmo, capaz de mantener, aunque narrara episodios archiconocidos por el público, el tono de thriller y la vista fija en las andanzas de Buckingham como si su vida se estuviera emitiendo en directo. Mérito de Morgan, autor de brillantes diálogos capaces de rellenar las lagunas de la historia de la Corona.
La última temporada de 'The Crown'
Pero 'The Crown' como la conocimos murió con la Reina. Sigue el lujo, portentoso en una de las producciones más cuidadas por Netflix, pero la ambición por abarcar más historias, por arrastrarlas forzosamente al presente, desvirtuó la delgada línea que separa realidad y ficción. Allí donde antes había respeto, prima ahora la intención, con una nada inocente selección de acontecimientos y personajes. Las últimas temporadas se recrean con satisfacción en la década más aciaga de la Casa Real y terminan deshumanizando a la Monarca. No ayuda la costumbre de renovar el reparto con cada nuevo ciclo. La Isabel II de Claire Foy pasa a la de Olivia Colman y la de Colman a la última, la de Imelda Staunton. Y, conforme se acerca a la actualidad, se pierde la Reina por el camino.
Cuándo se estrena la nueva temporada de 'The Crown'
El próximo jueves se estrena en Netflix la primera tanda de la sexta y última temporada de la serie con el gran aliciente de contar la muerte de Lady Di (interpretada en el tramo final por Elizabeth Debicki). Los anteriores cebos correspondieron a la 'otra' mujer del Duque de Edimburgo, al divorcio entre Carlos y Diana, a la polémica entrevista que 'la princesa del pueblo' le concedió a Andrew Morton (en contra, por cierto, de los deseos del Príncipe Guillermo), al 'tampongate', a las infidelidades de ambos con Camila Parker Bowles y Dodi Al-Fayed...
Sensacionalismo
La serie ha pasado de alumbrar los episodios desconocidos de una familia constantemente en el foco a centrarse solo en sus renglones torcidos, en los sucesos más morbosos de los tabloides británicos. Ya no hay espacio para los brillos de lo cotidiano, como el empeño de Isabel por televisar su Coronación, su reacción a la tragedia de Aberfan o la aventura en Palacio de Michael Fagan. Ni para entender la inseguridad de Felipe de Edimburgo o la Princesa Margarita por estar en segundo plano. Tampoco para imaginar, con genialidad, cómo la Monarca se curtía a través de sus conversaciones con sus primeros ministros, de los consejos paternales de Churchill (John Lithgow) a la tirantez de sus pulsos con Margaret Thatcher (Gillian Anderson). La Historia, en fin, empequeñece con el relato folletinesco, y a medida que la serie se va acercando a nuestros días, pierde rigor y se distancia de un público que redescubrió a una familia entera donde pensaba que solo había figuras de cera.
'The Crown' reivindicó la importancia de la institución en la posguerra, algo que queda patente con las primeras temporadas, pero a medida que avanza en las siguientes cuestiona su vigencia. No parece casualidad que la decadencia de la serie coincida con los momentos más bajos de la Monarquía. La gran paradoja de fondo es que la ficción, creada por el republicano Peter Morgan, brillaba más cuando era elogiosa y humanizaba a la Reina que ahora que se centra en los 'annus horribilis' de la institución y en sus culebrones más ingratos.
«Tan poco fieles a la realidad y tan injustos que podrían considerarse una farsa»
John Major
El fantasma de Lady Di
La serie de Netflix ha perdido de vista la historia. Aunque nunca fue un documental sino una «dramatización ficticia», como se encargaron en la plataforma de 'streaming' de advertir en la quinta entrega, lo cierto es que las críticas a su falta de fidelidad no han cobrado intensidad hasta que se acercaba al presente. La actriz Judi Dench, que interpretó a la Reina Isabel I en 'Shakespeare in love', la acusó de «sensacionalismo burdo» en una carta a 'The Times', mientras que el exprimer ministro John Major, interpretado por Jonny Lee Miller en la penúltima temporada, alabó las actuaciones y los aspectos técnicos de 'The Crown', pero reprobó los hechos, que consideró «tan poco fieles a la realidad y tan injustos que podrían considerarse una farsa», tal y como recoge Robert Hardman en 'Isabel II. Vida de una Reina, 1926-2022' (Planeta). Este historiador asegura que «la Reina nunca vio la serie ni le preocupaban esas cosas pero al Príncipe Felipe sí le molestaban mucho algunos capítulos, en especial uno en el que le culparon de haber provocado la muerte de su hermana. Estaba muy dolido».
El creador, por su parte, se defiende diciendo que 'The Crown' «busca la verdad, más que la exactitud», pero el final de la serie está llamado a incomodar a los Windsor porque trata, de forma gruesa, la muerte de Lady Di. La productora Suzanne Mackie aseguró que se harían eco de la misma «con delicadeza y consideración», pero la aparición como un fantasma de la madre del Príncipe Guillermo en los nuevos capítulos ha activado todas las alarmas y llevado la ficción al terreno de lo paranormal. Según 'The Daily Mail', hay una polémica escena en la que «el fantasma de Diana» se manifiesta ante el Príncipe Carlos (Dominic West) y le dice: «Sabes que te quise mucho. Tan profundamente, tan dolorosamente, también. Eso se acabó. Será más fácil para todos seguir sin mí». En otra escena igual de controvertida, se le aparece a la Reina: «Sé que debe de ser aterrador... Desde que tengo memoria, nos has enseñado lo que significa ser británicos. Quizá sea hora de demostrar que tú también estás lista para aprender».
Si bien desde Netflix se defienden alegando que estas apariciones representan «conversaciones imaginarias sensibles y reflexivas» para trasladar la dimensión de la tragedia, resulta chocante terminar de esta forma una ficción que retrató con tanta sutileza y elegancia a algunos de los personajes más importantes de la historia británica.
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