El final de esta mítica serie se emitió en HBO hace veinte años y ahora podría llegar a Netflix

El nuevo título de HBO (en esta ocasión de Max) recién incorporado a la plataforma es el drama de artes marciales ambientado a finales del siglo XIX 'Warrior', uno de los seis proyectos de ficción que produjo entre 2013 y 2019 el canal de pago Cinemax, primo hermano de HBO. Lo que no cabía en uno, cabía en otro. No era un cajón de sastre. No eran descartes. Eran series más violentas, más sangrientas, más 'pulp'. Fue una buena cosecha: 'Banshee', 'The Knick'... Se pueden ver, en España, a través de HBO Max. De momento.

Pero si hay un título, 'Juego de tronos' aparte, del que siempre ha hecho gala HBO y su plataforma Max, ese es 'Sexo en Nueva York'. Si uno, durante los últimos años, quería ver o rever la mítica comedia estadounidense sobre cuatro amigas adultas ('adultas', pues ya sabemos cómo se las gasta la protagonista, la columnista y fanática de la moda Carrie Bradshaw), tenía que suscribirse a HBO. O comprarse los DVD. O, tiempo atrás, pillarla en el extinto Canal+, en Cosmopolitan, en Antena 3 a horas intempestivas o en Divinity, probablemente editada, censurada.

Puede que, a partir de primavera, ya no haga falta, pues las seis temporadas de 'Sexo en Nueva York', aquellas que retransmitió HBO entre 1998 y 2004, llegarán a Netflix a principios de abril; dicha incorporación al catálogo de la plataforma será en Estados Unidos y en algunos países europeos. No así las dos películas infames, estrenadas en 2008 y 2010, ni tampoco la irregular secuela televisiva, 'And Just Like That…' (2021), renovada en HBO Max por una tercera temporada.

Así que a Netflix España, puestos a elucubrar, podrían llegar los 94 episodios de 'Sexo en Nueva York'. O no. Depende de lo firmado. Su llegada a la plataforma será unas semanas después de que se cumplan veinte años de la emisión de su final, el 22 de febrero de 2004.

No hace falta ninguna excusa para recomendar la serie creada por Darren Star ('Melrose Place', 'Sensación de vivir'), pero una efeméride es siempre una buena percha informativa; sobre todo porque 'Sexo en Nueva York' continúa siendo excepcional, tanto en lo dramático –el viaje emocional individual y colectivo– como en lo cómico, pues cada entrega de apenas media hora es una clase maestra sobre cómo escribir ingeniosos diálogos y 'gags'.

[«Sexo en Nueva York» antes y después de la guerra]

Y aunque se emitió de manera semanal, cada domingo noche, 'Sexo en Nueva York' encaja perfectamente en la filosofía de Netflix, o sea, en el maratón, el atracón. La serie es tan 'ligera', tan entretenida, tan buena, que resulta difícil ver sólo un episodio por día.

Hará las delicias de aquellos que hayan visto otras series de su creador –menores, peores– como 'Emily en París' (Netflix) y 'Younger', y abrirá el eterno debate sobre cuán feminista fue y sigue siendo una serie –ácida, adulta e inteligente– a la que no hacen justicia sus pobres continuaciones.

Porque las películas de 'Sexo en Nueva York' son lo que la gente que no ha visto 'Sexo en Nueva York' cree que es 'Sexo en Nueva York': una cosa sentimentaloide, una ñoñería, una fruslería. Un pase de modelos.