Corrupción política y el insulto a Putin: la verdad sobre la serie ucraniana que encumbró a Zelenski

Telecinco, entre 'reality' y 'reality' , emite de momento los dos primeros episodios de una serie, convertida a la fuerza en telerrealidad, con tres temporadas y una película (51 episodios), que se estrenó en 2015 y se despidió en 2019, mismo año en que Volodímir Zelenski , de ahora 44 años, fue elegido presidente de Ucrania. Desde la productora de Zelenski, Kvartal 95, se había registrado un partido político con el mismo nombre de la serie. Zelenski anunció su candidatura el último día de 2018, en el especial de Nochevieja de la cadena ucraniana 1+1, la misma de 'Servidor del pueblo' (repescada ahora por Netlix en otros países).

El primer episodio, de 40 minutos de duración (el segundo ya es de 20 minutos, como cualquier comedia de situación), muestra a través de unos mejorables 'flashbacks' cómo el protagonista, un profesor de historia de Secundaria que vive todavía con sus padres, alcanza la presidencia después de que un alumno le grabe mientras echa pestes sobre la corrupción política. Ese vídeo, lleno de improperios (aquí se conservan los pitidos de censura), se vuelve viral. Eso no gusta al claustro, pero sí a los alumnos y sobre todo a los padres, que le votarían. Y financiarían. El micromecenazgo hará el resto. Puede que el espectador espere más politiqueo, pero la serie opta al principio por un registro costrumbrista (el barrio, el instituto) y un recurso habitual de la ficción: el pez fuera del agua. Qué hace un chico como tú en un sitio como este.

El protagonista, el Vasyl de Zelenski, se convierte en presidente de Ucrania de un día para otro. Ni sus compañeros de trabajo (la directora del instituto le tiene entre ceja y ceja tras el vídeo viral) ni su familia (la sobrina adolescente le quita hasta el cuarto de baño) lo esperaban, pero sí cambian totalmente su comportamiento hacia él una vez es elegido. A Vasyl le hace la pelota todo el mundo, más si cabe el ficticio primer ministro de Ucrania (Stanislav Boklán), que se encarga de hacerle un buen traje.

Es en esa secuencia, a lo 'Princesa por sorpresa' (película de Disney, disculpen la frivolidad), cuando se bromea por primera vez con Putin y la marca de reloj que lleva, Hublot, cuya pronunciación en ruso y ucraniano podría entenderse como 'imbécil'. Sin embargo, con el doblaje español se pierde inevitablemente el 'insulto' a Putin, pues se trata de un juego de palabras intraducible. A Rusia llegó el primer episodio, pero no aquella escena, eliminada.

El espectador de Telecinco sí pillará al doble del diseñador de moda Karl Lagerfeld. También los 'cameos' de Barack Obama y Angela Merkel, políticos de otra, aunque cercana, era.

Puede que el público español se sienta identificado con el enchufismo con el que opera la familia del protagonista una vez este llega al poder («Ya has colocado a media Ucrania»); siempre habrá algún puestecillo para un primo lejano. De momento, en este primer episodio, Vasyl se deja llevar (en coche oficial) e incluso parece ser un simple títere, pero hay una escena clave, quizás la más empapada de 'thriller', en la que unos señores de buen comer, unos oligarcas ucranianos, se preguntan a quién obedece realmente Vasyl, o sea, quién le ha colocado allí. ¿Es un espía de Occidente? ¿Del Kremlin? O peor: podría ser un 'don nadie'. En la primera escena de 'Servidor del pueblo', con la plaza del Maidán (Kiev) de fondo, estos mismos hombres especulan cuál de sus candidatos ganará las elecciones.

«En este país, un tipo corriente no puede ser presidente», dice un personaje durante la primera rueda de prensa del protagonista. La realidad ha contradicho a la ficción, anticipando el auge de una persona normal, Zelenski, convertido en héroe tras la invasión de Rusia a Ucrania.

La serie, en ese instante, imagina un escenario en la que un presidente, recién aterrizado, acepta todas las preguntas y pide perdón por no saber qué responder a los periodistas (¡el tema estrella es la calefacción!). Hasta ahí sobrevive la suspensión de la incredulidad (al fin y al cabo, la realidad sí superó a la ficción), pero el primer episodio se despide con la actuación musical de la banda Dzidzio para mostrar hasta dónde llegan los privilegios de este novelesco presidente en Ucrania.