Las series británicas que son la envidia de Hollywood
Sin «Juego de Tronos» o «Happy Valley» pero con un puñado de ficciones que acaparan elogios y premios, la industria británica se está convirtiendo en una potencia de series
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Casi siempre giramos el cuello hacia el otro lado del Atlántico, cegados por los fuegos artificiales que promete Hollywood, y en el camino perdemos veradaderas joyas. Cada vez más, Reino Unido se está convirtiendo en una potencia de producción de series a tener en ... cuenta en la industria actual, no solo con ficciones premiadas sino también por la popularidad y calidad de sus tramas e interpretaciones.
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Una ejecución brillante en una gran variedad de géneros que ha sido especialmente evidente este año, con series de diferentes plataformas de streaming y cadenas en abierto que han sobresalido en el panorama audiovisual no solo europeo, sino global, heredando el prestigio del «Sherlock» de Benedict Cumberbatch y cubriendo el hueco de la aclamada y espeluznante «Happy Valley», inmersa en el rodaje de su esperada tercera temporada, pero también de aquella «Skins» que marcó tendencia.
«The Crown»
Hasta morir se le da bien al Churchill de John Lithgow, el único vestigio de las dos anteriores temporadas que, en esta ocasión, entrega el relevo al Harold Wilson de Jason Watkins del mismo modo que se produce el sutil tránsito, a través de una libra, entre Claire Foy y Olivia Colman , que interpreta a una ya madura Reina Isabel II.
La serie de Netflix , creada por Peter Morgan , cambia de caras pero mantiene impertérrita la esencia que la ha hecho una de las series más prestigiosas de la plataforma de streaming y su indudable joya de la corona. La brillantez de los diálogos, la calidad de las interpretaciones y el elegante diseño de producción destacan por encima de los lujosos decorados, y el guión, una maravilla, no se limita a descubrir curiosos episodios históricos del país sino también a encontrar una conexión con los conflictos de unos personajes que vertebran la trama.
«Sex Education»
Además del aliciente de ver a Gillian Anderson sin su clásico atuendo de «Expediente X» ni el cambiante disfraz de la diosa moderna que interpretó –y abandonó– en «American Gods», esta serie original de Netflix ha sido una de las grandes aplaudidas por su pretendida ligereza y su naíf sentido del humor .
La relación entre Anderson, terapeuta sexual, y su hijo Asa Butterfield, con problemas sexuales, dinamizan la ficción. Guionizada por Laurie Nunn y dirigida por Ben Taylor, «Sex Education» narra la historia de un chaval, Otis, que ha crecido entre dos terapeutas sexuales. El chico maneja tanta información sobre sexo que le será imposible ordenarla para ponerla en práctica y, precisamente por ello, sus primeras experiencias en pareja serán un completo desastre. Está a punto de caramelo su segunda temporada, que ya ha publicado sus primeras imágenes.
«The End of the F***ing World»
La frescura indie con la que irrumpió esta serie, también en Netflix, conquistó a todo el público. Creada por Charles S. Forsman y con apenas ocho capítulos de unos veinte minutos cada uno, la serie gira en torno a James y Alyssa, dos adolescentes inadaptados y con excéntrica personalidad, que se enamoran mientras van cometiendo fechorías que rezuman humor negro.
Sin ir más lejos, la principal premisa de la serie es la personaldiad psicópata de James, que además de torturar animales desde pequeño sueña con matar a su compañera de viaje.
Es retorcida y divertida, y la reducida duración de sus episodios convierte a esta comedia oscura en una ficción ideal para ver en un maratón. Y lo mejor de todo es que la segunda temporada está a la altura. Lo bueno (y lo malo) es que no se pervertirá esta original historia inspirada en un cómic porque su guionista ya ha rechazado públicamente una tercera entrega. Aunque ni siquiera eso dicta sentencia en los tiempos que corren, y si no que se lo digan aTodd Philips, que dirigirá una secuela del «Joker» de Joaquin Phoenix.
«Years and years»
Uno de los grandes descubrimientos de este año, protagonizada por la actriz Emma Thompson .
Como escribió Bernardo Álvarez-Villar, la serie bascula entre dos polos narrativos que se alumbran y se explican el uno al otro. En primer plano está la familia Lyons, con sus dramas y sus alegrías domésticas, y de fondo un mundo incierto, convulso y preñado de amenazas. En ese río revuelto sale a pescar votos Vivienne Rook, una mujer que encarna el prototipo de ese líder seductor y carismático, pero también tramposo y embaucador que tanto ha proliferado en el último lustro. El personaje de Rook está tejido con retales de todos ellos: Trump, Salvini, Orbán, Putin, Boris Johnson… los que han asumido que la política es el arte de la mentira y actúan en consecuencia.
«Fleabag»
Esta comedia creada, escrita y protagonizada por la británica Phoebe Waller-Bridge ha conseguido algo que parecía imposible en el siempre infravalorado género: eclipsar completamente a «La maravillosa Sra. Maisiel». No solo en cuanto a premios, que también, sino a todos los niveles .
Una comedia de tan solo una docena de episodios que nació de un monólogo de apenas 10 minutos. Tal y como explica María Alcaraz , esta ficción es la historia de una chica, que ya roza la treintena, tiene una relación extraña con su padre, una relación todavía más marciana con su hermana, y una concepción de las relaciones románticas y el sexo un poco turbulenta. «Quería escribir sobre una mujer que está enfadada, es un poco soez y muchas veces utiliza el sexo para hacer reir a la gente, o para sorprenderla, pero que al final es autoconsciente de cómo es y se siente fatal por ser un desastre», relata la británica.
«Derry Girls»
En la línea de «The End of the F***ing World», esta serie adolescente emitida originalmente en Channel 4 y luego en Netflix tiene seis capítulos de apenas media hora. Tal y como escribe Rosa Belmonte en «Mujer Hoy», la gran virtud de esta ficción creada por Lisa McGee –que creció en Derry y sabe de lo que habla– es el humor, pese al conflicto social y armado en el que se desarrollan las protagonistas y sus familias.
Cuatro chicas viven despreocupadas en el Londonderry (el Derry del título) de los 90. Detrás, el conflicto del Ulster; delante, la vida irreflexiva (normal) de Erin, Orla, Claire, Michelle y Dylan, el primo de Michelle. Su colegio de monjas, los chicos, los protestantes, los refugiados de Chernobyl a los que tienen que acoger… Todo con una mirada hilarante y la nostálgica banda sonora de la época.
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