De Juan Cuesta a Antonio Recio: los mejores personajes de «Aquí no hay quien viva» y «La que se avecina»
La serie de Telecinco cierra ciclo rondando sus últimos escenas en el plató de «Mirador de Montepinar» 17 años después del que se estrenara su predecesora
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Iniciar sesiónHan pasado catorce años del derribo del peculiar edificio que ocupaba la calle Desengaño 21, donde vivían los protagonistas de «Aquí no hay quien viva» . Durante apenas tres años, Alberto Caballero (esta vez junto a Iñaki Ariztimuño y otros cuantos guionistas entre los que ... también estaba su hermana Laura) ofreció a la población española un espejo en el que reírse. Ahora toca despedirse de la que podría ser su secuela: «La que se avecina» . Con un humor similar y unos personajes cortados por el mismo patrón (aunque con algo más de poder adquisitivo), los hermanos Caballero dicen adiós a una comunidad que ha roto los esquemas y medidores de audiencias.
Aunque han pasado 17 años desde la primera vez que se pudo ver a los vecinos de «Aquí no hay quien viva» , es difícil olvidarse de algunos de sus personajes. Pero si alguien llevaba más peso emocional en esa ficción era Emilio (Fernando Tejero). Este conserje parecía haberse convertido en el hazmerreir de España. Sin embargo, se había transformado en un personaje tan complejo que permitía que cualquiera se identificase o empatizase con alguno de sus aspectos.
Quien no estaba frustrado con el trabajo, tenía una familia un poco complicada (o un padre dependiente que se llamaba Mariano, a quien daba vida Eduardo Gómez). O tenía mal de amores. O no contaba con unos amigos a la altura. Pero, ¿qué no le pasaba a Emilio? Por suerte tenía siempre a su Consejo de sabios de «Aquí no hay quien viva» , compuesto por un niño (José Miguel, interpretado por Eduardo García), un pardillo (Paco, Guillermo Ortega) y un pihippie (Pablo, Elio González). Ese espíritu siguió vivo en «La que se avecina» gracias a los leones de Montenipar , con un pobre Javier Maroto que bien parece haber heredado las desgracias de Emilio.
Otra gran protagonista de Desengaño, 21 fue Belén (Malena Alterio). Esa chica comenzó siendo «la fea del edificio» por estereotipos casposos de la época y por tener como compañera de piso al presunto bellezón de la comunidad: Alicia. Ojalá no me tenga que comparar nunca con Laura Pamplona porque puedo decir sin miedo a equivocarme que su físico provocó más de un complejo en las adolescentes de la época. Pero volvamos a lo importante, con Belén el espectador vivió la crisis de los treinta, las dudas sobre el estilo de vida preestablecido y la necesidad de la aprobación externa porque «para eso habíamos nacido las mujeres».
Quien también ha roto esquemas, aunque no siempre ha sido un buen ejemplo de salud mental, ha sido Judith Becker, más conocida como «la guarrilla pelirroja». La psicóloga de Montepinar se ha mostrado siempre como una mujer hecha a si misma, sin necesidad de aprobación y/o consentimiento. Sin embargo, sus idas y venidas con el Papuchi o Enrique Pastor han dado muestra de que no es tan fuerte como dice. Entre ella y Lola han demostrado a cualquier chica que se ha asomado a «La que se avecina» que hay que perseguir los sueños, por inalcancables que parezcan. Por si acaso.
Amor más allá del rellano
Pero no todas las parejas fueron tan disparatadas como la de Emilio y Belén en «Aquí no hay quien viva». La pija, Lucía (María Adánez), y Roberto (Daniel Guzmán) mostraron otro tipo de pareja, una en la que ella lleva los pantalones. Algo que parece que aprendieron Lola y Javi, o la Paca y Fermín. Y menos mal, porque «La que se avecina» necesitaba algo que contrarrestara el peso de los Cuquis. Entre risas y salami, ambos sacaron lo peor de sí, se hundieron mutuamente y consiguieron renacer de sus cenizas. Eso sí, en ese proceso hubo también muchas risas.
Para pareja las que José Luis Gil ha formado. En «Aquí no hay quien viva» le tocó sufrir a Paloma (Loles León) y luego intentar redimirse con «la hierbas», Isabel (Isabel Ordaz). En «La que se avecina» le tocó un castigo peor: Antonio Recio , «el mar al mejor precio». No han sido pareja, no, aunque ha pasado más tiempo con él del que le hubiese gustado. Pero lo cierto es que Enrique Pastor no sería nada sin los fuegos que ha tenido que apagar a su amigo y vecino. Y a Berta (Nathalie Seseña), la mujer, exmujer, luego mujer otra vez y ahora quizá no de este. Bueno, y a Alba Recio (Víctor Palmero), hija de ambos y su última pareja.
Visibilización
Si hablamos de este último personaje, hay que reconocer la importancia que ambas ficciones han tenido como canal de visibilización del colectivo LGTBI. En «Aquí no hay quien viva» ya nos enamoramos de Mauri (Luis Merlo) y Fernando (Adrià Collado), aprendimos a ligar con Bea (Eva Isanta), pero en «La que se avecina» el aprendizaje social ha ido más allá gracias a personajes como el de Alba Recio.
Pero no podemos terminar este repaso sin mencionar a Nacho Guerreros, quien ha conseguido esconder su ingenio tras José María y con Coque proporcionando carcajadas a todo el que se acercaba. Además, durante los últimos años ha tenido como compinche a Chusa (Paz Padilla), una que llegó para intentar llenar el hueco de la gran Estela Reynolds (Antonia San Juan) y lo hizo.
Una sustituta preparada
Después de mostrarnos la peor versión de las juntas vecinales, los hermanos Caballero volvieron a ponerse tras las cámaras (con la ayuda de Roberto Monge) para desvelar los entresijos de la España vacía en «El Pueblo» . «Los pueblos se despueblan y es algo que teníamos que contar. Una de las grandes exigencias editoriales de Mediaset es estar permanentemente en directo. Gran parte de nuestro prime-time está ocupado por realities , pero también queremos estar en directo con la vida del país, con lo que ocurre en las calles», aseguró Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset España. La serie tiene todos los ingredientes para conquistar a la audiencia, como ya lo hicieron «La que se avecina» o «Aquí no hay quien viva»: « Es una serie creada para gustar al público », confiesa el creador y guionista Alberto Caballero.
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