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ABC Cultural

El agujero en el guion de la vida de Tarantino: su desconocido viaje a Ámsterdam para escribir 'Pulp Fiction'

El genial cineasta vivió en la ciudad holandesa algo así como una epifanía que marcaría su futuro

Quentin Tarantino, en 2019, en un 'photocall' en Hollywood AFP

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Es el año 1985. Un joven Quentin Tarantino compagina sus clases de interpretación con un trabajo a tiempo completo en Video Archives, un videoclub situado en Manhattan Beach, Los Angeles, junto a su colega Roger Avary. En este establecimiento, ambos pasaron varios años entre continuos visionados de películas e interminables charlas de cine, aumentando sus vastas culturas cinematográficas y discutiendo sobre las recomendaciones que debían hacer a los clientes. El director y productor Jonh Langley , asiduo del videoclub, quedó fascinado con los conocimientos enciclopédicos de Tarantino y Avary, y les brindó su primera oportunidad en la industria cinematográfica trabajando como asistentes de producción en ‘ Maximum Potencial ’ un filme de bajo presupuesto protagonizado por Dolph Lundgren y que fue lanzado directamente en VHS.

La experiencia les supo a poco, así que ambos comenzaron a escribir guiones a finales de la década de los 80. Los siguientes años, Tarantino trató de poner en marcha varios proyectos con sus colegas de Video Archives. En 1987 rodó ‘El cumpleaños de mi mejor amigo’, pero un incendio en el laboratorio hizo que se perdiese parte del metraje. La historia que se desarrollaba en este mediometraje serviría como base para que más tarde escribiese ‘Amor a quemarropa’. Además trazó las bases para un guion que estaría repartido en tres historias y que reutilizaba elementos clásicos de las novelas negras de los años 30. En un principio, el guion iba a estar escrito a tres manos, pero uno de los guionistas acabó saliendo del proyecto. El otro de ellos, que era el propio Avary, solo hizo algunos esbozos de una de las historias antes de que Tarantino considerase que la mejor opción sería encargase de la escritura íntegra del guión. Mientras tanto, seguía malviviendo en casa de su madre, esperando una oportunidad en la industria como actor o guionista. Pero las productoras con las que trataba de contactar no le encontraban potencial, argumentando que su material era demasiado vulgar y violento, por lo que rara vez recibía una respuesta.

Tarantino, consciente de las dificultades de poner en marcha un proyecto de gran envergadura, decidió aparcar de manera temporal sus proyectos para lanzarse a escribir el guion de una película minimalista en la que se precisaran pocos recursos para ser filmada. La historia contaba el robo de unos diamantes por parte de una banda de gánsteres, pero el enfoque fue novedoso, ya que el atraco no se mostraba en pantalla en ningún momento. Tarantino, fiel a su método, escribió todo el guion a mano, con una caligrafía ilegible e innumerables faltas de ortografía. En principio, su idea era rodar la película contando con la inestimable ayuda de sus colegas del videoclub, en formato de 16 mm., utilizando una fotografía en blanco y negro y con un presupuesto inferior a 30.000 dólares . Eran principios de los 90 y el cine independiente estaba en pleno auge. El título del proyecto fue ‘Reservoir Dogs’ .

Tarantino, en 2013, tras ganar el Oscar por 'Django' AFP

Amigos, guiones y casualidades

Es en este momento cuando entra en escena Lawrence Bender, bailarín de tango y productor de películas de serie B. Tarantino y él se conocieron en una fiesta que organizó un amigo común, Scott Spiegel, co-guionista de ‘Terroríficamente muertos’ y amigo de la infancia de Sam Raimi. Bender había tenido la oportunidad de leer el guion de ‘Amor a quemarropa’ y el primer contacto con Tarantino le dejó fascinado. Tras una segunda toma de contacto en la que ambos disfrutaron del visionado de ‘ Los crímenes del museo de cera ’ en 3D, quedó convencido de que Tarantino era una apuesta segura. Bender logró hacerle llegar el guión al actor Harvey Keitel a través de la esposa de su profesor de actuación. Keitel quedó tan sorprendido que no solo aceptó un papel en la película, sino que decidió coproducirla. Además se encargó de persuadir a los inversores de que era el propio Tarantino quien debía encargarse de dirigirla pese a no contar con experiencia. Este fue el salto definitivo para el proyecto, ya que logró aumentar el presupuesto hasta los 1,2 millones de dólares y pudo sumar a actores consagrados al reparto como Steve Buscemi, Tim Roth , Michael Madsen o Chris Penn, además del propio Harvey Keitel.

La película, estrenada en el 92, se exhibió en diferentes festivales y obtuvo el respaldo unánime de la crítica. Tarantino se embolsó 50.000 dólares tras el estreno y las ofertas para que dirigiese proyectos de todo tipo no le paraban de llegar, haciendo que en poco menos de dos años pasase de ser un anónimo dependiente de videoclub, al director de moda llamado a marcar a una generación. Pese a todo, su única pretensión era escribir aquella historia dividida en tres partes que había aparcado varios años antes y a la que titularía Pulp Fiction.

La productora TriStar le ofreció un contrato por 900.000 dólares para que escribiese su siguiente proyecto y Tarantino decidió trasladarse a Ámsterdam a finales de 1992 para llevar a cabo su plan. El director, que por aquel entonces tenía 30 años, se encerró durante 3 meses en un pequeño apartamento sin teléfono ni fax ubicado junto al Barrio Rojo. Tarantino aseguró que no hubo ninguna razón de peso en la elección de la ciudad, y que simplemente quería probar la experiencia de vivir fuera de su ciudad durante algún tiempo. «No tenía que preocuparme por el dinero. Por suerte y casualidad, encontré un apartamento para alquilar justo al lado de un canal. Me levantaba y caminaba por Ámsterdam, y luego bebía como 12 tazas de café, y pasaba toda la mañana escribiendo», aseguraba el director de Knoxville . A continuación, visitaba el Betty Boop, un coffee shop situado en el centro de la ciudad, junto al río Ámstel, donde el director se relajaba fumando marihuana antes de comenzar a escribir. El propio Tarantino dijo que sus efectos le ayudaban, pero que realmente no dependía de los estupefacientes para desarrollar su escritura. Después, su espantosa caligrafía iba rellenando un buen número de cuadernos con los diálogos de los personajes.

Una idea loca

Durante su estancia en Ámsterdam, Tarantino visitó el Cult Videotheek, lugar de encuentro entre los cinéfilos más expertos, que devolvió al director de Knoxville a sus años dorados en el videoclub que había regentado no hacía tanto tiempo. Además, su colega Roger Avary viajó hasta la capital holandesa para echarle una mano con la revisión del guión. Juntos establecieron la ruptura temporal en el relato y decidieron el orden de las escenas. Pese a contar con esta pequeña ayuda, Tarantino no quería compartir la gloria con nadie, pues consideraba que la obra era únicamente suya . Esto produjo una serie de desafortunados desencuentros entre ambos, que se agravaron cuando los abogados de Tarantino contactaron con Avary para explicarle que en los créditos figuraría como coautor de la idea original en la que se basó el guion, y no como coautor del guion. Tiempo después Avary reconocería que este cambio en la acreditación del guion era justo y ambos subieron a recoger juntos el Oscar al Mejor guion original.

A su vuelta a Estados Unidos, Tarantino trajo consigo de Ámsterdam un extenso borrador del guion repartido en 12 cuadernos diferentes. Para ponerle orden y acotar la extensión contactó con su colega Robert Towne, guionista de clásicos como ‘ Chinatown ’,’ El último deber’ o ‘ Misión Imposible ’. Fue él quien le puso en contacto con su mecanógrafa y script doctor, Linda Chen, que se encargó de pasar el guion a limpio y desbrozar las partes prescindibles para que resultase más ligero, algo que fue todo un reto, ya que la escritura era desastrosa y los errores ortográficos se repetían continuamente. Según la propia Linda Chen, Tarantino era prácticamente analfabeto y cada vez que ella corregía uno de los múltiples errores gramaticales, él trataba de volver a incluirlo porque le parecía que quedaban mejor así. Chen no cobró ningún dinero por el trabajo, y la única condición que le puso a Tarantino fue que cuidase de su mascota, un conejo llamado Honey Bunny, durante su ausencia. La irresponsabilidad de Tarantino acabó con el animal muerto, pero el personaje que Amanda Plummer interpreta en la película fue nombrado así en su honor.

Finalmente, en marzo del 93, el guion de Pulp Fiction quedó reducido a 159 páginas , muy por encima del límite de los guiones prototípicos que circulan en Hollywood. Tarantino desafió a la industria con este exceso sirviéndose de las grandes expectativas que había levantado tanto entre el público como entre los directivos de las grandes productoras. La última versión del guion fue entregada a Mike Medavoy, director de TriStar, que lo encontró poco adecuado debido a la violencia desmedida y el uso de drogas. Como dato anecdótico, la palabra “fuck” aparece en la película 265 veces. TriStar decidió poner el guion en venta, y el actor y productor Danny DeVito fue quien convenció a los hermanos Weinstein para que Miramax se hiciera con el guion y los derechos de la película.

Y llegó el éxito

En principio, el presupuesto era el que cualquiera podría esperar de una película americana de cine independiente, pero gracias a Harvey Keitel, Bruce Willis se sumó al proyecto y pese a que el actor no estaba pasando por su mejor momento profesional, fue suficiente para que el margen económico ascendiese hasta los 8 millones de dólares. Tarantino siguió moldeando su película con la elección del reparto, en el que se barajó un amplísimo número de actores y actrices que podrían encajar en cada papel. El propio Bruce Willis, que interpretó al boxeador Butch, fue elegido después de que se descartasen entre otros a Matt Dillon o Sylvester Stallone para el mismo papel. Tarantino llegó incluso a leer todo el guion íntegro en una llamada telefónica a Uma Thurman para convencerla de que debía ser ella quien interpretase a Mia Wallace.

Finalmente la película se estrenó en el Festival de Cannes, en mayo del 94, ganando la prestigiosa Palma de Oro. En marzo del 95, Tarantino se fotografiaba en la alfombra roja del Shrine Auditorium antes de que diese comienzo la gala de los Premios Oscar, donde Pulp Fiction optaba nada más y nada menos que a 7 estatuillas. Solamente se alzó con una, pero fue la de mejor guion original.

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