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ABC Cultural

Rodrigo Cortés - La Tercera

El guardián de Tarantino

«Pocas filmografías recuerda este escribidor más innegociablemente feministas que la de Tarantino, sin la menor tentación aleccionadora o condescendiente, sin resabios paternalistas, sin doctrina, pocas carreras en el cine con mujeres más fuertes, poliédricas y activas, que sufran y hagan sufrir, odien y amen, den consuelo o lo arrebaten, vivan y mueran —y maten—, en radical igualdad de condiciones con cualquier personaje masculino»

Quentin Tarantino Reuters
Rodrigo Cortés

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Publicaba hace unos días The Guardian un artículo —o así—, de un caballero titulado Roy Chacko, a quien uno imagina felizmente indignado por recibir en su correo una docena diaria de alertas de Google desde entonces. El titular rezaba: «End of the affair: why ... it’s time to cancel Quentin Tarantino». No estoy seguro de ser capaz de traducir «cancel» en este contexto, pero, asumiendo que nadie quiere acabar con Tarantino, sino sólo devolverlo al lado correcto de la vida, hagamos como que el texto dice: «Se acabó el romance: por qué es hora de cortar con Quentin Tarantino». Este es el titular, claro, el titular nunca es el texto, los titulares nacieron precisamente para ahogar el texto, para hacer gritar a cualquier frase y teñir con ella (bañar con ella en pintura) todo intento de lectura desprejuiciada del resto. Sucede, sin embargo, que en el artículo de The Guardian no hay mucho más que ese título, que ni siquiera recurre a la interrogación para hacer pasar por debate lo no es sino axioma. El artículo expone una tesis sin análisis que parte de la misma verdad indubitada a la que llega y apenas recurre a un par de ejemplos que parezcan, de lejos, sustentarla: hay que acabar con Tarantino (con su cine, deduzco) por el inadmisible despliegue de violencia que ejerce sobre la mujer. Para ello mezcla realidad (el accidente real que Uma Thurman sufrió en el rodaje de Kill Bill , presionada para hacer una toma sin la preparación debida) y ficción (las palizas que recibe su personaje en la pantalla), y selecciona como sólo un niño sabría hacerlo los dos o tres ejemplos que parecen darle la razón, no porque no haya más, sino por falta de estímulo para buscarlos: algunas verdades se demuestran solas.

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