Crítica de 'Calladita' (**): Las que tienen que servir

Ya no es un cortometraje, y el director recoge sin prisas con su cámara la enorme actividad doméstica la joven, pues ella sola atiende a todos y cada uno de los miembros de la familia, la madre en sus mercadeos con los cuadros, el padre con sus manías gatunas y el hijo y la hija veinteañeros a sus divertimentos y a lo que surja. El guion hace esperar sus puntos fuertes, aunque entretiene con los contrastes, el 'arriba y abajo', las aventurillas con las 'domésticas' de la vecindad o el trajín sin sentido de los dueños pijoteros.

Pero mantiene su pulso de crítica social, y también de género, con algunos conflictos que surgen y que le procuran a la historia una finalidad de fábula, aunque su resolución o moraleja tenga algo de la ingenuidad que empapa a toda la película. La protagonista es Paula Grimaldo, bien en su personaje y en su modulado desarrollo hacia la picardía; Ariadna Gil y Luis Bermejo están muy creíbles en sus desenfadados (y a veces enfadados) papeles de señores de la casa, y los jóvenes Pol Hermoso y Violeta Rodríguez tienen un cometido descriptivo y social que rellena de sentido y banalidad la historia.