Crítica de 'Amanece en Samaná' (**): El juego de las parejas y la vida reversible

El breve viaje hasta Samaná, algunos diálogos ligeros para presentar a las parejas y ciertas notas de sus personalidades y la película entra rápido en el 'tema': una de ellas cuenta que la noche que conocieron las dos amigas a los dos amigos hizo alguna pequeña trampa para componer las parejas a su preferencia, aunque tuviera que forzar las preferencias de los demás…, pero llevan veinte años casados y felices y esa confesión ahora no tiene ninguna importancia. O sí. Y el argumento comienza una cabalgada llena de equívocos, suspicacias y, de algún modo, metaversos o multiversos. Un revuelto.

Lo más sensato ante las ocurrencias en Samaná es disfrutar con dos actores temibles, como Luis Tosar y Luis Zahera, tan dotados para revolcarse en la intriga sucia, y que aquí aguantan el tono de comedia y de constante sorpresa entre cucamonas y caras de boniato. Tienen gracia, y también ellas, Maria Luis Mayol y Bárbara Santa-Cruz, que cambian de traje, identidad e inclinaciones convirtiendo el enredo en revoltillo. No hay seriedad aparente en la historia, y todo es entre inverosímil y extemporáneo, pero deja en el paladar el sabor agridulce de lo condicional: ¿y si…?

En todo caso, una película alegre, juguetona y con ganas de hacer preguntitas triviales para las que nadie tiene respuestas.