Cine
Los demonios (***): Mal real, mal imaginado
Resulta más fácil reconciliarse con la película después de verla que en el momento de hacerlo
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Iniciar sesiónEsta producción canadiense francófona tiene como su principal virtud y como el primer motivo de queja que un espectador podría legítimamente plantear, una misma cosa: la morosidad con la que propone y ejecuta su «tema» . Este problema, o esta peculiar virtud, se da ... además a todos los niveles.
Cada escena es demasiado larga, desde el baile inicial hasta el baño final de un grupo de niños, pasando por las escenas intermedias: se prolongan tanto que llegan a resultar inquietantes, que es de lo que en verdad se trata, pero dan tiempo (sobrado) a pensar que habría otra manera más económica de expresarlo. Claro, a cambio, hay momentos fulgurantes como ese largo recorrido de la cámara por una piscina, en donde la forma se hace contenido.
Y, no al nivel de la escena sino de la trama misma, el «motivo» narrativo que sirve de contrapunto tarda una hora en aparecer, rompiendo la película en dos jirones . Solo se cosen cuando los demonios interiores del niño protagonista (irreales pero terribles) se cruzan con un demonio externo, un ogro del mundo real. Por eso, resulta más fácil reconciliarse con la película después de verla que en el momento de hacerlo: tanta dilatación juega en su contra .
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