Wonder Woman (***): Una heroína que crea adicción

Alrededor de este «Wonder Woman» todo es intrincado, con lo sencillo y hasta plano que es simplemente tenerlo delante. «Wonder Woman» es una película para ser vista y disfrutada , que enreda dos hilos muy potentes, el mitológico de la Amazonas y el real de la Primera Guerra Mundial.

Es espectacular el arranque en la isla de las Amazonas, y la recreación de su mundo, y la educación belicosa de las mitológicas mujeres de leyenda (aparecen en la Iliada), y sobre todo el topetazo del espectador con ella, Diana, reconvertida en la Mujer Maravilla, nombre que aún se le queda corto al primer golpe visual de la actriz que la encarna, Gal Gadot, una de esas mujeres que silenciarían a su paso un congreso de charlatanes de feria .

El argumento apabulla por su encanto y simpleza: el mito entra del bracete bélico-romántico en la destructiva guerra , con la misión de terminar con ella: la princesa amazonas contra Ares, el dios de la guerra. Chris Pine, simple mortal, se queda clavado lógicamente con el «pibón» mitológico, y juntos emprenden la causa de truncar los planes de exterminio de la siniestra doctora Poison (Elena Anaya con careta) y el malvado general Ludendorff (Danny Huston)… Antes que segundas o terceras lecturas, o si huele o no a Zack Snyder, o relecturas de cine, tebeo y feminismo, lo que hay es un relato divertidísimo (algo recargado en su zona final) y el descubrimiento de Gal Gadot, que bien merece cambiar el póster de la habitación.

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