Crítica de «Personal Assistant»: La diva

La película me gana desde el minuto cero por situar la credibilidad de los personajes en función de una impecable serie de referencias: Sam Cooke, Al Green, Aretha, Marvin Gaye… los grandes de la mejor música pop que por supuesto tenía el alma negra (las pullas a Eagles y Springsteen acaban de alegrarme el día: como ven mi gusto musical es monocolor). La ironía es que los músicos negros que protagonizan la trama, en el tiempo actual, no cantan como esos ídolos de la era dorada. Kelvin Harrison, por ejemplo, tiene unos agudos de triunfito que en nada evocan el sublime falsete de Smokey Robinson o Curtis Mayfield. Otra cosa es la protagonista que hace Tracee Ellis Ross: una diva en la (presunta) línea de Aretha o Patti Labelle (o de su madre, que era nada menos que Diana Ross), una de las grandes tradiciones de las cantantes negras. Suelen acabar en Las Vegas, lo que es una forma de morir en vida, y que la película enfoque este destino como un dilema moral confirma que sabe de lo que está hablando. La protagonista nominal es la siempre blandita Dakota Johnson y se marida (se esposa) bien con la diva humana que borda Ross.

Dirección : Nisha Ganatra. Intérpretes : Dakota Johnson, Tracee Ellis Ross, Ice Cube...