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COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

Desde el río

Porque estos son los mimbres que le quedan a este gobierno desmembrado

Yolanda Vallejo

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YA nadie se acuerda de aquellos tiempos en los que con un bombón se solucionaban los problemas, «las recepciones del embajador conquistan a sus invitados por su buen gusto internacional», ¡cómo olvidarlo! Aquellos tiempos en los que nuestro país andaba siempre haciendo amigos, como Roberto ... Carlos, y el trabajo de los embajadores consistía precisamente en eso, en actuar con diplomacia ante los distintos gobiernos para procurar, así, afianzar las relaciones internacionales y facilitar la labor de los empresarios españoles, dar cobertura a los desplazados y establecer lazos de confianza entre países. Pero ya nadie se acuerda ni de los bombones, ni del verdadero sentido de la diplomacia, y así nos va. Los recientes episodios nacionales con Argentina y con Israel son un signo de los tiempos, y son una clarísima señal de que nuestro presidente cada día se parece más a un emperador romano en decadencia y de que su vicepresidenta —la que según Felipe González «resta más que suma»—, además de estar encantada de conocerse, tiene pericia para meterse en todos los charcos y para decir digo donde antes dijo Diego y quedarse tan ancha.

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