COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
El PISA nos pisa
Encabezamos, eso sí, la tabla que evidencia el porcentaje más bajo en pensamiento crítico de toda España
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Iniciar sesiónDice el refrán que la costumbre se hace ley. Y tan acostumbrados estamos a ocupar los últimos puestos del informe Pisa, esa lista concebida hace casi treinta años para que refregarnos por la cara que en Finlandia y en Corea los niños son mucho más ... listos y más aplicados que los nuestros y que entienden lo que lee, y saben resolver problemas de la vida real aplicando los conocimientos adquiridos en la escuela. En España, los resultados del informe Pisa siempre se han utilizado como arma política y como excusa perfecta para mostrar el desequilibrio entre comunidades autónomas. «En el norte, los del norte…», que cantaba Juan Carlos Aragón. Porque en este país, todos los esfuerzos se han centrado en la confrontación entre modelos educativos, entre tipos de financiación, entre tipos de exámenes –no hace falta que le recuerde, otra vez, lo de la PEvAU andaluza- y poco se ha trabajado para que los jóvenes desarrollen sus capacidades intelectuales de acuerdo con el mundo que les ha tocado vivir.
Si atrás quedó la polémica de hace unos años, cuando Andreas Schleider –ideólogo del Pisa- aconsejaba al sistema educativo español dejar de utilizar métodos memorísticos porque estos hacían que los niños españoles fuesen incapaces de enfrentarse a problemas complejos de pensamiento, la semana pasada la OCDE daba a conocer los resultados de una nueva competencia que se centra en medir la capacidad de generar ideas diferentes y creativas. Y otra vez estamos por debajo de Europa y por debajo de la media nacional. Que nuestros niños no son creativos, vamos. Que no son buenos en matemáticas, ni en lectura, ni en historia ni en ciencia ya lo teníamos asumido, pero ¿y la creatividad? Pues ya ve, los alumnos andaluces se sitúan solo por delante de Ceuta y de Melilla, porque son incapaces de dar otra respuesta al problema distinta a la que han memorizado. Encabezamos, eso sí, la tabla que evidencia el porcentaje más bajo en pensamiento crítico de toda España. Encima, nuestros niños y niñas están convencidos de que la inteligencia y el talento, o se tienen, o no se tienen. Y la mayoría piensa que no lo tiene.
Este, desgraciadamente, es el problema. No que estemos más arriba o más abajo en la lista, sino que hayamos asumido y naturalizado una autoestima tan baja y tan determinista. La mentalidad de crecimiento, la curiosidad, la expectación, tan necesarias para el desarrollo del pensamiento crítico, parece que no están presentes en nuestras aulas ni en nuestros hogares.
Será que se lo hemos puesto demasiado fácil a nuestros jóvenes, allanándoles la vida, o será que el esfuerzo, la constancia y el trabajo ya no forman parte del currículo escolar. Lo cierto es que hoy comienzan las vacaciones escolares y, en gran parte de los hogares andaluces no hay un solo libro que despierte la imaginación de los niños. Muchos pasarán los días frente a una pantalla obedeciendo las reglas de un videojuego sin plantearse siquiera que hay otros modos de jugar y que serán, si no lo evitamos, hombres y mujeres obedeciendo las reglas de los gobiernos, sin plantearse siquiera que otros modos de gobernar.
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