COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Mejor no ponerse malo
Estamos normalizando aquello de «mejor no ponerse malo» en verano
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Iniciar sesiónCuando se juntan el hambre y las ganas de comer es cuando nos damos cuenta de que la nevera está vacía. Nos pasa siempre, que vemos venir al toro, pero no somos capaces de cogerlo por los cuernos y vamos dando capotazos y largas cambiadas ... para ver si rematamos la faena –en este caso, el verano- sin que nos coja el morlaco. Nos pasa siempre, sabemos que el sistema sanitario presenta un déficit considerable de profesionales, sabemos que las jubilaciones, las bajas y las vacaciones deberían cubrirse para seguir manteniendo el servicio –el mismo servicio- en verano y sabemos que la especialidad clave en el primer nivel asistencial, la de Medicina Familiar y Comunitaria, tiene un grave problema, porque los médicos que terminan la carrera no quieren trabajar en un ambulatorio, ni quieren estar sometidos a la presión administrativa que supone ser médico de familia, ni quieren sentirse amenazados –cuando no, agredidos- por pacientes al borde de un ataque de nervios que, en el fondo, se sienten desamparados, desatendidos y estafados por el sistema sanitario.
Esta es la realidad que tenemos y la que defienden los sindicatos médicos andaluces cuando plantean que, ya el pasado verano, las ofertas de interinidades a los médicos de familia que acababan de terminar la especialidad se quedaron en su mayoría desiertas. Es decir, no hay médicos, pero el problema no es solo que falten profesionales, sino que los que hay no quieren trabajar en esas condiciones, teniendo que despachar hasta cuarenta pacientes en cada turno de trabajo. Ya se lo dije al principio, el hambre y las ganas de comer; pacientes cabreados y sanitarios saturados, la tormenta perfecta para que, cada verano, la amenaza de cerrar los Centros de Salud por la tarde esté más cerca de convertirse en una realidad. Seis años lleva la Junta de Andalucía con la misma cantinela, seis años lleva el Ministerio de Sanidad sin ser capaz de dar una solución a un problema que se repite, sistemáticamente, en casi todas las comunidades autónomas.
Y dirá usted, con toda la razón, que qué culpa tenemos los ciudadanos, que pagamos nuestros impuestos, de que el sistema no esté preparado para dar la asistencia sanitaria que se necesita. Que poco protestamos si vamos a pedir cita médica y nos la dan para dentro de quince días; que poco reclamamos si la consulta con un especialista se demora más de la cuenta –y la cuenta ya va por casi ocho meses-; que poco exigimos una mejor y más rápida atención primaria.
Los sindicatos arremeten contra la Consejera por «escurrir el bulto», la Consejería arremete contra el Ministerio por no adoptar medidas contundentes, y el Ministerio ha dejado este año, en la convocatoria MIR, 459 plazas de Médicos de Familia sin cubrir, marcando un récord histórico de vacantes que no hará sino empeorar, en los próximos años, la situación que actualmente tiene la medicina comunitaria.
No sé quién o quiénes tienen más responsabilidad en este asunto. Si la solución está en mejorar las condiciones laborales y económicas de los facultativos o en ampliar el número de contratos; lo que sí sé, y es lo más debería preocuparnos, es que estamos normalizando aquello de «mejor no ponerse malo» en verano… y a este paso, en invierno, tampoco.
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