Complemento circunstancial
Mayores sin reparos
Los mayores en nuestro país ganan más y tienen mejores prestaciones que nuestros vecinos
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Iniciar sesiónEl envejecimiento de la población española está poniendo en cuestión algunas de las que, hasta ahora, parecían verdades absolutas. Por ejemplo, que nuestros pensionistas son pobres y vulnerables y que necesitan, en general, la ayuda del Estado para llegar a final de mes con dignidad. ... Los datos, muchas veces, sorprenden; y, a veces, ponen en evidencia que no todo el monte es orégano. Hace unos días conocíamos que la renta media de los mayores de sesenta y cinco años en España es un 6,4% superior a la europea. Es decir, que aquella idea de que los guiris jubilados vivían la edad dorada mientras los nuestros necesitaban los viajes del Imserso se cae por su propio peso y hay que empezar a desterrarla. La Fundación BBVA confirma que en el caso de pensionistas con estudios medios y superiores —muchos, teniendo en cuenta que la edad de jubilación en España, pese a todo, ronda los sesenta y cinco años— la renta es un 26% más alta que en el resto de Europa. Los mayores en nuestro país ganan más y tienen mejores prestaciones —medicamentos, transportes, cultura— que nuestros vecinos.
Y no solo ganan más, sino que viven mejor y más tiempo. El estudio publicado referencia el buen clima, la dieta mediterránea y el sistema sanitario público de nuestro país como índices de una calidad de vida envidiable, incluso dentro de nuestro propio territorio, donde los jóvenes tienen serias dificultades para encontrar vivienda y empleo y sus sueldos son hasta un 25% menor que los de los mayores de cincuenta y cinco años.
El sistema público de pensiones —a ver si dejan algo para los que vamos detrás— ha permitido un envejecimiento tan activo de nuestros mayores que ahora, lo normal es que el ocio, el deporte, los negocios o la cultura estén dirigidos, fundamentalmente, a un sector de población con una capacidad económica y con una calidad de vida que hasta hace poco nos parecían impensables para nuestros jubilados. Que se lo merecen, sí; que han trabajado toda su vida, también. Pero hay que empezar a mirar por los que vienen.
La brecha generacional es cada vez más ancha porque los mayores se benefician del respaldo de las pensiones y lideran la propiedad de activos inmobiliarios y financieros en nuestro país; son los que más gastan en viajes, en restaurantes, en moda, en conciertos... En España hay más personas con más de sesenta y cinco años que con menos de veinte. Ese es el dato preocupante. Definitivamente, no es un país para jóvenes, ya que solo uno de cada tres —entre 25 y 29 años– logra emanciparse y vivir con sueldos que son casi un 10% inferiores a los europeos. Viven en casa de sus padres porque, posiblemente, sus padres viven mucho mejor de lo que ellos podrían hacerlo. O se van fuera de España.
Nos hemos hecho viejos, en este país, casi sin darnos cuenta. Sabemos que no tenemos un recambio generacional que dé continuidad a lo logrado en materia de pensiones, pero tampoco lo pensamos mucho. Hoy comamos y bebamos, que mañana ayunaremos… o ayunarán los que queden por aquí.
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