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Complemento circunstancial

Matemáticas afectivas

Lo que debería preocupar no es la afectividad de las matemáticas, sino la efectividad de la comprensión lectora

Yolanda Vallejo

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Cuando yo era chica los únicos trenes que llegaban con puntualidad eran los de los cuadernillos de problemas Rubio que resolvíamos, o intentábamos resolver, memorizando. No conozco a nadie de aquella época que supiera —a ciencia cierta— la hora a la que se encontrarían el ... tren que salía de Baracaldo a las diez de la mañana con el que había salido a las ocho desde Alcaudete si uno iba a cien kilómetros y el otro a doscientos. A mí, que siempre he sido fantasiosa, me preocupaban los viajeros que subían y bajaban en las estaciones por las que los dos trenes pasaban, si se retrasaban, si alguno olvidó la maleta en el andén, si alguien perdió el tren por culpa del enunciado del cuadernillo… sí, qué quiere que le diga, yo ya entonces practicaba matemáticas afectivas, vale, pero no tenía ni idea —y sigo sin tenerla— de cómo se resolvía el problema. Lo mismo me pasaba con los de depósitos de agua y con los de palancas, como a todo el mundo, porque en este país hemos sido mucho de poner problemas y poco de dar con la solución.

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