COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
España en cohete
No hay nada más arriesgado que caer en la tentación del triunfalismo y la autocomplacencia
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Iniciar sesión¿Es un pájaro? ¿es un avión?... no, es la economía española que, según Pedro Sánchez, va en cohete hacia no se sabe muy bien dónde, en un paseo «triunfalista» que no ha gustado nada a la vicepresidenta segunda –eternamente, Yolanda- porque le desmonta su ... teoría de los pobres y los oprimidos que no pueden vivir en este país con los salarios actuales y que la deja sin argumentos frente al optimismo –endémico, casi- y la autoestima de la vicepresidenta primera que está encantadísima a todas horas, y que es capaz de ir hasta el infinito y más allá, o hasta donde le diga su presidente –«gracias por tu humanidad, Pedro»- para darse un baño en la marmita de autoestima: «crecemos incluso por encima de nuestras previsiones». Y es que, como dice ella, «la autoestima de país es algo fundamental para atraer a los inversores», que eso lo saben hasta en la Luna, que, por lo visto, es hacia dónde va nuestra economía, a pesar de lo que dice el ministro de Economía, que es algo más cauto que ella.
La realidad y el deseo, ya sabe. Los hechos son los que son, y efectivamente, la economía española ahora crece por encima de la media europea, pero no hay que ser un lince para ver de dónde venimos y para reconocer que la deuda pública sigue creciendo. Que hemos perdido capacidad adquisitiva, que el paro –el de verdad- es mayor del registrado y que la inversión sigue por debajo de los niveles previos a la pandemia, como reconoce el último informe del Banco de España, por mucha autoestima y por mucho orgullo de país que tenga nuestro Gobierno.
Sánchez se ha instalado en un discurso peligroso, el de la negación de la evidencia para justificar sus errores –lo veremos el próximo miércoles en su comparecencia-, el discurso del «yo no ha hecho» –que diríamos por aquí-, el de «me tienen manía», el de los buenos y los malos, que lo desacredita, diga él lo que diga. Porque lo del fango, la resiliencia, las profecías, «los bulos fracasados de una oposición apocalíptica» y lo del ellos no se alegran de mis triunfos, estará muy bien para que sus votantes le pongan corazoncitos y le den «likes» en las redes sociales, pero con eso, ya lo sabe usted, ni se come, ni se vive. Que sí, que la coyuntura económica nos beneficia, que los datos nos son favorables, pero lo que no puede hacer el Gobierno es vendernos la piel del oso antes de cazarlo, cuando realmente no sabe ni donde está el oso.
Y por una vez, y que no sirva de precedente, le tengo que dar la razón a mi tocaya. No hay nada más arriesgado que caer en la tentación del triunfalismo y la autocomplacencia, porque nos hace perder la perspectiva y alejarnos de la realidad. Las últimas declaraciones del presidente y sus escuderos ponen de manifiesto lo lejos que está el Gobierno de lo que realmente preocupa a los ciudadanos de este país. Tal vez a eso es a lo que se refería Pedro Sánchez cuando hablaba del cohete.
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